Raúl Salinas, el americanista que arriesgó hasta su vida por defender los colores de Pumas
“La Bala” revivió algunos detalles del encono con que lo trató un sector de los aficionados felinos, pero que terminó convenciéndolos con su profesionalismo.
Muchas han sido las historias de jugadores que de América pasaron a Pumas y viceversa desde el surgimiento de esta rivalidad que tomó tintes dramáticos desde aquella finalidad en la temporada 1983-84 cuando se fueron a tres juegos para definir al campeón de aquella campaña y que dentro de estos nombres hubo uno como Raúl Salinas que sufrió en carne propia lo que representó cambiar estos colores y defender ambas camisetas al grado de poner en riesgo su vida y su integridad física por el encono que le mostró una parte de los seguidores del equipo del Pedregal.
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Precisamente sobre estas vivencias que de lejos parecen sacadas más de una revista de ficción, pero que, en los hechos, el llamado “Bala” surgido de la cantera americanista permitió a AS México revivirlas como si fuera ayer a propósito del duelo del duelo 148 de esta rivalidad el próximo sábado en el Azteca.
“Duré mucho tiempo en América, ahí hice mis pininos y logré muchos sueños y objetivos que me tracé de niño, gracias al apoyo de mis padres y nunca darme por vencido y la decisión de ir a Pumas, yo lo decidí, tenía contrato con la gente de América y no entraba en planes con Víctor Manuel Aguado, entonces el profe Lapuente me dijo oye Bala, hay tres opciones para que vayas seis meses y después regresar al club, hay dos opciones y está Pumas y sin dudarlo, sabía lo que significaba ir de América a Pumas, pero no al grado de estar entre la espada y la pared de mi integridad física, entonces yo tomé la decisión de ir a Pumas, que te digo, yo agradecido con la afición en el sentido de que si fue complicado, pero al último ya no fue tan difícil, los primeros dos meses fueron complicados, el apoyo de la directiva de Pumas fue incondicional, también la de América, ellos me dijeron que si quieres regresarte al club tienes contrato y dije no, yo tomé la decisión de Pumas y lo voy a afrontar, así fue la decisión y como dije al principio fue complicado, pero ya pasé la prueba de fuego”.
¿Qué fue lo más difícil, porque no te aceptaba la afición de Pumas?
Desde fuerzas básicas, yo empecé a los seis años en América, desde la categoría dientes de leche y bueno todo el proceso de centro de formación, fuerzas básicas y creme, los partidos a muerte deportivamente eran América-Pumas, tanto en Coapa como en el Seminario o en el campo 5 de la Universidad, eran a veces partidos muy cerrados, a veces campales, me tocó ver a algunos profesores peleándose con otros profesores, mamás y papás en el campo, eran fuera de serie esos partidos, tengo recuerdos de niño de esos juegos contra Pumas, muy complicados, pero tomé la decisión de ir a Pumas.
¿Cuál fue lo más riesgo que viviste, alguien se acercó y te quiso agredir?
Mi pretemporada con Pumas fue en Avándaro, allá me presenté y en el primer partido que tuvimos fue en Metepec contra Toluca y a lo lejos escuchaba Salinas, gritos, gritos, ya te imaginarás de que y bueno, saliendo de Metepec voy subiendo al autobús, híjole, eran como 50 y 60 personas, agrediéndome físicamente me dieron una patada y un puñetazo, gritos y ya te imaginarás, recordándome a mi mamá, bueno y volviendo al tema de hace rato, así como veía algunas entrevistas a la afición de porqué Salinas, así como con el presidente del equipo en ese entonces Aarón Padilla.
Sobre este tema, Salinas recordó que “cuando íbamos al estadio en CU los aficionados me daban cartitas donde me decían que no todos somos iguales que los de la porra, me tocó de todo. Al principio si andaba con escoltas de la Universidad, iban por mi a mi casa, me llevaban a entrenar, me regresaban a mi casa, estaba por la banda izquierda y había dos o tres personas cuidándome, me sentía raro, quien soy, vengo a jugar futbol, vengo a representar esta camisa con personalidad, es un equipo tan bien grande como lo es América y otros equipos de la capital y bueno, si estuvo muy complicado y más mis papás que estaban un poco nerviosos por mi integridad, de que fueran a agredirme ahí en el club, alguna vez salí en la cajuela escondido, después les dije a la gente de la Universidad que ya no quería seguridad, porque después de dos meses ya pasó el riesgo.
¿Terminaste convenciéndolos?
Fíjate que sí, ya que tuve una bonita experiencia con el profesor Luis Fernando que me felicitó por tener la personalidad de aguantar todo y después de seis meses regresé al equipo y el técnico era el profe Tena, volví a entrar en planes, donde fuimos campeones al vencer a Pachuca, pero la decisión de ir a Pumas fue mía, me dijeron vas seis meses a préstamo, así como el señor Narro, el rector, me dijo que quería comprar mi carta Pumas, jugué con ellos 13 partidos, la Libertadores, pero la directiva de América me dijo que no estaba en venta.
¿No te arrepientes de haber ido a Pumas?
Surgí de un equipo grande como Pumas, fui campeón con Lapuente en 2002 que tuvo la confianza y me dio la oportunidad de debutar, con Carrillo en 2005, una convocatoria con Ricardo La Volpe, así que cuando fui a Pumas, sabía dónde me metía, pero no al grado de que fueran a agredirme físicamente, al final esto es futbol, pero no a tal grado.
¿Quién quieres que gane el sábado?
Toda mi vida en América, soy americanista, tengo mi escuela del América aquí en Tijuana que se llama Nido Águila Tijuana, con arriba de 150 jugadores, formándolos, sigo viviendo del futbol, América es mi vida, son mis colores de niño, los llevó en el corazón, a Pumas les tengo cariño, sé que fue una época complicada, pero defendí con orgullo, carácter y personalidad estos colores, pero creo que ganará el América, solo hay que cuidar al delantero de Pumas que anda muy bien.
¿Al final de cuentas te la rifaste como ningún otro americanista para ir a Pumas?
Si, Gustavo Vargas y Miguel España me dieron la oportunidad de ir a Pumas, lo afronté con mucha personalidad, no me arrepiento, digo, a la gente al final de cuentas ya eran aplausos, autógrafos, fue una época que viví y afronté con mucha personalidad, vengo de un equipo grande, América me formó, donde en dos partidos que se pierden hay presión.