Liga MX

Para Gilberto Alcalá el problema de Fernando Hernández es que ahora los árbitros no son hombres, son payasos

Espera que la sanción de doce partidos le permita regresar con mayores bríos.

Ciudad de México

El ex silbante internacional con gafete de FIFA, Gilberto Alcalá, le dijo a AS México que una de las causas por las cuales el silbante Fernando Hernández se vio envuelto en el conflicto con el jugador del León que le costaron doce partidos de suspensión, pero sobre todo una mancha en su carrera que dio la vuelta al mundo es que en la actualidad los silbantes no son hombres, sino payasos.

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La declaración de Alcalá se basó en el hecho de que en la actualidad los nazarenos se ven envueltos en este tipo de conflictos no por causa de la falta de personalidad o capacidad, sino de capacitación.

“Quieres que te de nombres, no fue uno, dirigí a grandes jugadores y había muchos que parecía que no, pero de repente en el terreno de juego al igual que uno se equivocaban y te empezaban a romper las pelotas, pero lo voy a decir coloquialmente es que la diferencia es que antes éramos hombres, no payasos, lo que se hacía en la cancha se quedaba en la cancha, nos decíamos de todo con jugadores en la época de los 90s y los 2000, imagínate dirigiendo partidos de América, de Pumas, Toluca, Toros Neza, Necaxa, de verdad eran figurones como Campos, Matador Hernández, Beto Aspe, Claudio Suárez, Cuauhtémoc Blanco, Cardozo, Vicente Sánchez, eran jugadores, jugadores, porque hoy da pena”, expuso.

¿Alguna vez estuviste a punto de perder la cabeza como Fernando Hernández?

Sí, alguna vez, muchos partidos, quien diga que no, que fue un santo, que todas mis decisiones son respetables, todos los árbitros del mundo, en un Mundial, en una Champions, en una final de México, hay jugadores que rompen las pelotas en cualquier momento y el árbitro no deja de ser humano y te pregunto tu como periodista, te gusta que te estén hinchando las pelotas?, pues igual el árbitro, es ser humano, el error es una condición humana, no arbitral.

Entonces quien está en el terreno de juego tiene muchas posibilidades de errar, de equivocarse, pero parece ser que es una negativa de todo el medio futbolista que el arbitro tiene prohibido equivocarse, pero te digo una cosa, hoy no se equivoca, sino que están mal capacitados, son cosas diferentes, en el caso de Fernando si se equivoca, porque el perdió el control del enojo, yo me enoje muchas cosas si, pero me pude controlar, cuantas veces quise dar de patadas y dar de cocotazos a los jugadores, muchas ocasiones, no puedo decir que no me enoje, nombre, todos los árbitros, lo vimos el sábado y el domingo lo vimos en Toluca, en Pachuca, en el Atlas vs Chivas, pero un árbitro debe saber cuando debe ser árbitro cabal.

¿Puede enmendar este error o quedará está mancha en su carrera?

La mancha no la puede enmendar nadie, estamos hablando de una situación que recorrió todos los países donde se juega el futbol y como Fernando todo árbitro se puede equivocar, pero no perder el control, no puedo traspasar las reglas de juego, alguna vez Bonifacio Núñez le bajó las manos a un jugador, pero llegar al extremo de perder la cabeza.

¿Qué mensaje le mandarías pare crecer a Fernando?

En el mensaje más corriente que asuma las consecuencias y que los errores lo harán crecer y que si regresa por sus fueros lo hará tener más experiencia, crecer, más solidos, él si regresa saber que hacer, lo conozco personalmente, compartimos, coincidimos en varios juegos cuando fui parte de la Comisión de Arbitraje.

¿Aprender que cinco segundos de furia fueron muy costosos?

Claro, yo me enojé muchas veces en 500 partidos que dirigí, recuerdo alguna vez que me dijeron no te enojes y les dije, no de mi casa salí contento, aquí me hicieron enojar, uno dirige 22 fieras y no puedes perder el control y él lo hizo, ahora en el VAR es lamentable como lo están utilizando y nadie dice nada, de pronto todo mundo se está peleando.

No debió haber perdido el control, creo que coloquialmente puedes tener otros momentos personalmente algo con Romero en este caso, haberle dicho aguantamente y luego platicamos, enójate, pero no pierdas el control.