Nieto de Resortes conquista la CDMX con café, tortas y sin colgarse del apellido

En las calles aún adormiladas de la Ciudad de México, cuando apenas el reloj marca las 3 de la mañana, un joven comienza su jornada laboral preparando café y tortas con dedicación; sin embargo, lo que pocos transeúntes imaginan, es que ese mismo joven sonriente y trabajador, es nieto de uno de los comediantes más queridos del cine mexicano: Adalberto Martínez ‘Resortes’.

Lejos de buscar reflectores por su linaje artístico, este emprendedor ha decidido forjar su propio camino, confiando en la constancia y el trabajo honesto como sus mejores cartas de presentación. “No quiero fama por ser el nieto de...”, dice con firmeza, mientras acomoda los insumos y recibe a los primeros clientes del día con una energía contagiosa. A veces, entre broma y broma, suelta un “¡Ay, mamachita!” que inevitablemente arranca sonrisas y remite al peculiar estilo de su abuelo.

La venta ambulante de café y tortas no es solo un medio de subsistencia para él, sino que también es una declaración de principios. Desde muy temprano se le ve instalar su puesto, acomodar el pan, preparar las bebidas calientes y atender personalmente a quienes, como él, inician sus días antes del amanecer. A su alrededor no hay luces de cámaras, solo el vapor del café y la calidez de una clientela que, sin saberlo, convive con un descendiente vivo del humor nacional.

Recientemente, su historia se viralizó en redes sociales gracias a un video donde aparece trabajando, saludando con carisma y compartiendo parte de sus recuerdos. Lejos de deslumbrarse por la atención digital, él se mantiene centrado: “No quiero que mi trabajo valga por mi apellido. Quiero que la gente venga porque les gusta lo que hago, no por quién fue mi abuelo”.

En una época donde la inmediatez y la fama heredada parecen moneda fácil, este joven demuestra que aún hay quienes creen en ganarse el respeto desde cero, sin atajos. Con una charola de tortas en una mano y una sonrisa auténtica en el rostro, el nieto de Resortes honra su legado no desde los escenarios, sino desde la calle, el esfuerzo, la autenticidad y quizá, sin pretenderlo, hacer reír y admirar... justo como lo hizo su abuelo.

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