Sabor de boca

México

Como todo clásico el argentino es uno de esos futboles cultura y como civilización dominante es expansiva, funda costumbres y crea tradiciones. A México han llegado misioneros y bandidos, nuestra relación con el futbol argentino va del amor al odio. Entre el “argentino de mierda” y el “crack de mi vida” hemos visto pasar de todo: técnicos, directivos, periodistas, porteros, defensas, medios, delanteros, masajistas, preparadores físicos, promotores, utileros y hasta parrilleros; su influencia en el medio mexicano es innegable, la mas grande de todas y sin embargo, nadie puede decir que nuestro futbol haya asimilado después de tantos años las mayores virtudes del futbolista argentino: supervivencia, competitividad y seguridad. Jamás veremos un técnico mexicano dirigiendo a Boca Juniors, esa es la verdad.

Fernando Gago dejó tirado al Club Deportivo Guadalajara, llamémosle así por tratarse de la institución con mayor solera del fútbol mexicano, y esto también deja un mal sabor de boca en general porque el banquillo de Chivas, uno de los puestos con mayor cotización, influencia y presión en México junto al del Club América y la Selección Nacional fue, por decir lo menos, menospreciado: Guadalajara puso un precio y Gago lo pagó con dinero de Boca Juniors que hizo válida una de esas cláusulas que tienen los contratos modernos para proteger un valor antiguo: el honor. Nada ilegal, pero sí poco honorable, porque el fútbol es un deporte que está perdiendo a los hombres de palabra y esa, no la de Gago, es la pérdida más dolorosa.

Chivas no iba a ser campeón con Gago pero sus aficionados deben quedarse tranquilos, creo con Boca tampoco lo será; no es consuelo, ni despecho, solo una corazonada porque en el mundo del fútbol estas cosas buenas que parecen malas siempre pasan factura: Karma, le llaman los futboleros yo prefiero llamarle destino, el deporte tiene códigos no escritos que deben cumplirse a cabalidad.

El caso Gago mantuvo abiertos los dos debates que entretienen a los medios todas las noches desde hace algunos años: el nacionalismo y la grandeza. Una parte del periodismo se envolvió en la bandera rojiblanca para defender el castillo del fútbol mexicano y la otra se arrojó al precipicio intentando llevar el tema a un punto sin retorno: la grandeza del Guadalajara contra la grandeza de Boca Juniors. Al nuevo periodismo le fascina hablar de grandeza todo el tiempo. Pues bien, si insisten en medirla, es verdad que Chivas es el equipo con mayor cantidad de aficionados mexicanos en el mundo, pero también es verdad de Boca es el único equipo del continente americano con verdadero arrastre mundial. Si medimos la grandeza en títulos, penetración, cantera y figuras internacionales se acabó el debate.

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