Más allá de un juego
Iker Casillas estrenó un podcast de entrevistas y como primer invitado tuvo a Gerard Piqué. Curioso porque pensarías que tras la rivalidad futbolística que vivieron durante tantos años, no podría existir una amistad tan cercana y sincera. Pero nadie te entiende como tus colegas y supongo que el jugar en la mejor selección de la historia, levantar una Copa del Mundo y dos Eurocopas, te une de por vida.
Gerard tocó mucho temas. Tan polémico, irrelevante y honesto como siempre. Habló sobre el futuro de los deportes y la adaptación generacional que deben tener para mantenerse vigentes y necesarios en los consumidores de las nuevas generaciones.
Además, Piqué siendo la figura y lo que representa en la historia del Barcelona, critica el hecho de que las decisiones que se han tomado hayan sido solo deportivas; cuando ni siquiera el enfocarlo así haya dado resultados. En particular habla del periodo de renovación a Josep Maria Bartomeu.
También de la deuda millonaria, Luis Enrique tenía muchísimos problemas en el vestidor; había también un cambio generacional con problemas de egos y futuros inciertos, Bartomeu estaba acusado hasta de roncar por las noches, pero se ganó el triplete.
¿Es eso suficiente? Estoy segura que las consecuencias de las malas decisiones del Barça, todavía no las vemos en su totalidad y eso lo hablo desde mi corazón azulgrana.
Hablar del Madrid y el Athletic de Bilbao, que son los otros equipos españoles donde también los dueños son los socios. ¿Habrían permitido esa situación? Creo que nunca hubiera llegado a tanto, no solo en la deuda económica; porque más allá del romanticismo de que el club sea propiedad de su gente, es una empresa, una institución, que si pierde rumbo, objetivos, estabilidad y la capacidad de subsidiarse, está muerta. Y ante eso hay que tomar otras decisiones, que están más allá de los goles y títulos.
Espero que el Barcelona no pague hasta dejar de ser una asociación. Ojalá el equipo no haya vendido e hipotecado su futuro, su esencia por la euforia de la victoria; porque el ganar es tan efímero como la vida misma.
El deporte es negocio. Sin negocio no hay deporte y sin deporte no hay negocio, ambos conceptos no solo coexisten, sino que se retroalimentan para que ahora vivamos el fútbol como lo que es, más allá de un juego.