Opinión

Brasil sin ‘jogo bonito’

Las fechas FIFA cada vez me parecen más aburridas e innecesarias. Por más que se han intentado torneos cortos, eliminatorias llamativas, amistosos con rivales más fuertes, el atractivo generalmente no aumenta.

Duelo entre Rodrigo De Paul y Raphinha durante el partido de clasificación sudamericano para la Copa Mundial de la FIFA 2026 entre Argentina y Brasil en el Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti.
Associated Press/LaPresse
Marina Ortiz
Ciudad de México Actualizado a

Las fechas FIFA cada vez me parecen más aburridas e innecesarias. Por más que se han intentado torneos cortos, eliminatorias llamativas, amistosos con rivales más fuertes, el atractivo generalmente no aumenta. Una de las excepciones esta semana fue el Argentina vs Brasil.

La albiceleste dio un baile a los brasileños no solo en el marcador, sino en fútbol. Muchas personas adjudican este triunfo a las declaraciones previas de Raphinha en el podcast de Romário, donde aseguró que iban a pasar por encima de los argentinos y que sin duda anotaría.

Argentina es una selección con mucha personalidad, no hay duda. Históricamente, cuando se han sentido ofendidos en el orgullo, son un equipo que quema; pero pensar que esas declaraciones, que iban dirigidas a una afición brasileña frustrada, fue lo que llevó al resultado. Se quedaron muy cortos.

Más allá de las bondades del equipo argentino, habría que analizar lo débil y frágil de Brasil, que parece vivir más de sus glorias pasadas que de la realidad actual de su fútbol.

Desde 2002 no habían pasado a cuartos de final en un Mundial, hecho preocupante para el pentacampeón. Cuando volvieron a acceder a esa fase fue en su propia casa y recibieron la dosis del 7-1 alemán. La eliminatoria actualmente no marcha bien, podrían terminar buscando el repechaje, lo cual sería simplemente vergonzoso para una selección de ese tamaño. El sueño, que es Ancelotti, no está claro y en lo personal lo veo muy difícil.

Es un equipo con talento, sin duda; sin embargo, se queda corto en el campo. El problema de Brasil es estructural. Cuando fue Campeón del Mundo en México 70, lo hizo con cinco futbolistas que tenían la función de un ‘10′ en la cancha; ahora mismo no hay un solo ‘10′ en Brasil, alguien que nutra a Rodrigo o Vinícius, que pause el juego, que trabaje el medio campo y que dirija la ofensiva.

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Los problemas de la cancha no están en las declaraciones, no están en las previas, ni siquiera en los resultados, está en el juego. Brasil lleva un tiempo sin ‘jogo bonito’.

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