Randy Arozarena: El peso de los números y una nueva versión más seria del ídolo mexicano
Tal parece que el jardinero nacional ha dejado atrás ese carisma y notable risa que lo caracterizaban, para darle paso a un semblante más concentrado en su actualidad.
Randy Arozarena ya no irradia la misma alegría que lo hizo ícono en Tampa Bay y en el Clásico Mundial de Béisbol. Aquella figura que celebraba con saltos, miradas desafiantes y una sonrisa eterna parece haberse desdibujado con el paso de las últimas temporadas. Hoy, en Seattle, su postura es distinta: gesto serio, mirada fija y un temple más reservado. Y aunque no lo ha dicho abiertamente, sus estadísticas explican buena parte del cambio.
Los números que apagan la sonrisa
Arozarena cerró su última temporada completa con los Tampa Bay Rays en 2023 con números sólidos:
- .254 de promedio
- 83 carreras impulsadas
- .789 de OPS
- 3 triples
Sin embargo, en 2025 con los Mariners, varias de esas cifras cayeron:
- Promedio de bateo: de .254 a .238
- Carreras impulsadas: de 83 a 76
- Triples: de 3 a apenas 1
- OPS: cayó aproximadamente de .789 a .760
Son estadísticas que pesan. Para un bateador que construyó su reputación a base de energía, contacto oportuno y alegría desbordada, la caída en estos números no solo se refleja en el box score, sino también en su expresión. Sin embargo, no es un jugador en caída, es uno en transformación.
Porque aunque su explosividad en el bateo de contacto ha disminuido, Randy no es un jugador que se esté apagando. Al contrario, más bien parece estar mutando.
- Más poder y consistencia en extra bases, subió sus dobles de 19 a 32.
- Más fuerza en el swing, aumentó sus home runs de 23 a 27.
- Más agresivo y efectivo en los senderos, robó 31 bases, nueve más que con Tampa.
- Mayor durabilidad y responsabilidad, 160 juegos disputados, récord personal.
Son números que no se logran con improvisación o carisma… sino con concentración, disciplina y un enfoque casi quirúrgico. Y en ese nuevo enfoque, parece que la sonrisa podía sobrar hasta cierto puento.
Randy, simplemente está más serio
Puede ser el desgaste de una liga exigente. Puede ser el peso de querer producir para un equipo que peleó por su primera Serie Mundial. O quizá, simplemente, Randy dejó de sonreír porque decidió competir de otra manera: menos show, más control.
Su historia no está escrita en tono gris. Solo parece estar redactada ahora con tinta más sobria. Porque Arozarena no ha perdido magia; está aprendiendo a usarla con menos ruido y más precisión. Y tal vez, cuando vuelva a sonreír… será porque los números, y el beisbol, vuelvan a sonreírle primero.
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