“Eres en el béisbol: Oro, mezquita, y basílica” La narración que se inmortalizó junto a Fernando Valenzuela
Junto a la mítica actuación del Toro durante el campeonato de 1981, nació una oda a su figura, cortesía del también legendario cronista mexicano, Pedro Septién.
Tranquilo por fuera, pero incontenible por dentro. Los libros habrán de recordar a Fernando Valenzuela como uno de los mejores deportistas mexicanos en la historia, y no es para menos, luego de lo conseguido a nivel internacional. Puso el nombre del país en lo más alto, y de la misma forma, se despidió de una identidad que desde 1981 se forjó a raíz de su impacto en la Major League Baseball: La ‘Fernandomanía’.
De inicios con los Mayos de Navojoa y un despegue a la élite en 1980 (Los Angeles Dodgers), el también conocido como ‘Toro’ marcó un antes y un después para los connacionales en el Juego de pelota. Accidentalmente llegó su primera apertura dentro de Grandes Ligas, pero de manera intencional se le prolongó un legado que no solo habrá de durar las 17 temporadas que permaneció en la Gran Carpa, sino que se extenderá eternamente junto con su nombre.
La narración que lo describió de manera perfecta
Fue durante aquel Juego 3 de la Serie Mundial de 1981 ante los Yankees de Nueva York, cuando tras lanzar las 9 entradas completas, quien de momento era solo un novato (ganador del CY Young por cierto) logró hacerse con una victoria, que a la postre, se convertiría en aquel pilar fundamental para vencer a los Bombarderos del Bronx en seis compromisos. La euforia como era de esperarse, recorrió desde las tribunas, hasta los palcos de transmición.
“Va para el lanzamiento, la bola viaja... Allá va Tom Lasorda a abrazar a Fernando Valenzuela quien conquista su primera victoria en Serie Mundial y bate a los Yankees 5 carreras por 4″ relató Sony Alarcón. “Bravo por tí Fernando, eres en el beisbol: oro, mezquita, y basílica. Suena esto a mariachi, a jarabe, copal y cera, eres un jugador que tiene el pincel en la mano y la luz en el alma, nunca olvidaremos esto” inmortalizó el comentarista Pedro Septién.
Un impacto que no se puede explicar a menos que se haya vivido en carne propia, o bien, que aquellos afortunados con tradición beisbolera de familia, hubieran logrado escuchar en voz de abuelos, padres o madres, que gustosos por el Rey de los Deportes, externaran su pasión hacia las generaciones que no tuvieron la oportunidad de presenciarlo.
Gracias a aquellos que nos contaron las historias del joven mexicano que cautivó a toda una nación a través de simples costuras; y gracias a tí Fernando, por permitirnos a muchos, amar el béisbol aún sin siquiera haber tenido la dicha de verte actuar en vida.
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