Con once representantes en la historia de los Mundiales a partir de 1970, el arbitraje mexicano se ha ganado a pulso un nivel preponderante a nivel internacional que le ha permitido desde dirigir una final, tres semifinales, un tercer lugar, tres cuartos de final y dos octavos de final. En cada uno de esos partidos quedó patente que la escuela mexicana del arbitraje siempre fue un sinónimo de éxito en el entorno de la FIFA.

En vísperas del Mundial de Qatar 2022, donde participarán por primera ocasión en una misma justa cinco representantes del arbitraje mexicano encabezados nuevamente por el gafete internacional César Arturo Ramos, se espera que, de nueva cuenta, el nivel de los nazarenos aztecas sea digno de elogios.

Sin duda, este evento internacional será un parteaguas para el arbitraje mexicano, un prestigio ganado a pulso a través de la historia de los Mundiales por su personalidad, por su capacidad y, sobre todo, por su implacable actitud de aplicar el reglamento a rajatabla sin distinción de color, camiseta o prestigio de los jugadores a nivel mundial.

No obstante, en el andar de los silbantes mexicanos en las justas mundialistas no todo ha sido miel sobre hojuelas y mucho menos después de la revelación que hizo Edgardo Codesal, exsilbante mundialista mexicano en charla con AS México, junto con su colega y amigo, Arturo Brizio, hasta hace poco presidente de la Comisión de Arbitraje. Codesal desveló la sugerencia que le hizo el actual titular de los árbitros de FIFA a Armando Archundia a principios del nuevo milenio: los árbitros mexicanos deberían ser menos duros en sus decisiones para seguir siendo tomados en cuenta en los Mundiales.

“La FIFA también cambia a partir del año 2000; trató de concienciar a los árbitros mexicanos de no ser tan drásticos en sus decisiones y se le puede preguntar a Armando Archundia, que es un testigo fiel de esa situación. Sobre todo, porque estuvo en los Mundiales de los 2000. Le dijeron 'ustedes los de la escuela mexicana expulsan mucho, hay que cambiar y hay que revertir esa imagen dentro del arbitraje mundial si quieren seguir adelante. Y los fueron convenciendo de lo contrario”, expuso el juez de la final de la Copa del Mundo de 1990.

Codesal fue más a fondo en sus declaraciones: “Hubo partidos en los que hubo patadas muy graves y no se expulsó. Fue el español Ángel María Villar que se lo dijo directamente a Armando Archundia previo a un Mundial. Y que me desmientan si no es cierto. Entonces definitivamente eso fue cambiando y lo hizo dentro de la propia FIFA, a la que no le gustaba que las grandes figuras mundiales fueran expulsadas, lo cual creo que fue un error gravísimo. Esto hizo que la personalidad del árbitro se fuera haciendo cada vez más chiquita y, si querías estar, había que entrarle a esa norma; si no, no te designaban. Ahí empezó a morir en parte el arbitraje mundial”, destacó el expresidente de la Comisión de Arbitraje de la Federación Mexicana de Fútbol.

Codesal tampoco es un entusiasta del VAR, el cual, dice, profundiza la política actual de FIFA: “Creo que el VAR está provocando eso, que ya no aparezcan grandes árbitros, que se vaya perdiendo la personalidad, porque los grandes árbitros de hoy no tienen esa fuerza de antes. Se menciona a las grandes figuras mundiales que fueron expulsadas por árbitros mexicanos en su momento, porque éramos independientes de todo, hacíamos lo que estábamos convencidos, sin color, sin camiseta, sin estadio, sin minutos, sin estadio, sin evento. No importaba el evento donde estábamos porque estábamos convencidos de aplicar la ley”, dijo. "No nos programaban porque éramos los rebeldes (...) El VAR está provocando eso, que ya no aparezcan grandes árbitros, que se vaya perdiendo la personalidad, porque los grandes árbitros de hoy ya no tienen esa fuerza de antes", abonó Brizio.

Ramos Rizo, quien dirigió tres partidos en el Mundial de Corea y Japón 2002, coincide con la aproximación de Codesal y Brizio. El mandato oficial es que las tarjetas rojas desaparezcan en la medida de posible. Y eso atenta contra la filosofía histórica del árbitro mexicano. "En Mundiales ponen la vara muy alta para que podamos expulsar. Después de que me retiré platiqué con varios árbitros mundialistas y la presión era que los equipos terminaran 11 vs. 11. Las comisiones dicen que hay que ser más flexibles, dejar de amonestar y de expulsar. No sé qué vaya a pasar en esta Copa del Mundo, pero todo va encaminado a que las figuras sean intocables", sentenció el juez del célebre partido de cuartos de final entre Brasil e Inglaterra en 2002. "El árbitro mexicano siempre se hacía respetar en cualquier cancha del mundo. Eso ahora es un tanto diferente, porque la FIFA también ha presionado para se expulsen a menos jugadores en los Mundiales. Y no es que lo digan per sé, sino que las propias reglas y sus cambios van hacia eso. El árbitro ya llega predispuesto", añadió.

Y para más entendedor que mil palabras, el hecho de que poco a poco el número de tarjetas rojas disminuyó paulatinamente en el entorno del arbitraje mexicano de los Mundiales, pues de las siete que completó Arturo Brizio en las justas de Estados Unidos 1994 y Francia 1998, llegamos a Rusia 2018, donde César Arturo Ramos ya no mostró ninguna.

Empero, para la FIFA sin duda ha llamado la atención el hecho de que los árbitros mexicanos no se han tentado el corazón para aplicar el reglamento: han expulsado a once jugadores a partir de España 1982, cuando Mario Rubio echó del terreno de juego a Diego Maradona en una falta sobre Batista en duelo de la segunda ronda de grupos de aquel torneo. La lista de estrellas mundiales expulsadas por 'colegiados' mexicanos está integrada por nombres muy ilustres.

Para Felipe Ramos Rizo, a la 'escuela del arbitraje mexicano' la distinguía la mano dura, el carácter y la personalidad. Este 'ADN', infranqueable, de puño de hierro, influyó para que el récord de los árbitros mexicanos en Mundiales, tanto por sus célebres 'víctimas' como por sus actuaciones aplaudidas, engrosara a cada edición. Ya no ocurre así. La escuela está extinta, condena Ramos Rizo: "Era difícil ver que al árbitro mexicano le gritaran, que lo insultaran, que lo empujaran. Se perdió desafortunadamente. Los buenos instructores se equivocaron, la gente que estaba en la Comisión que dedicaba el tiempo a mejorar a los árbitros se fueron. Ha cambiado todo. La presión de la Comisión por la instrucción de bajar el índice de expulsados también influye, porque al que expulsa los sancionan". Siguió el 'nazareno' capitalino: "Siempre nos tocó a expulsar a los mejores jugadores del mundo. Nunca buscamos hacerlo. Pasaba y tenías que tomar la decisión, fuera quien fuera. El árbitro mexicano se ha distinguido porque no le pesan playeras, ni nombres, ni estadios. Esa es nuestra 'escuela'".

Brizio tiene una opinión similar a la de Ramos Rizo. El puño de hierro de la 'escuela mexicana' le permitió destacar en Mundiales. Brizio incluso considera que la dureza y el nivel de la Liga MX curtió a los árbitros nacionales: "Todos los representantes que han asistido a competencias internacionales lo han hecho de manera muy decorosa. Cuando hay una situación de 'mano dura' creo que al árbitro mexicano no le ha temblado la mano en general, producto de esa educación porque dirigir la Liga MX no es nada fácil. Es una especie de posgrado para el árbitro mexicano".

Una de las jugadas más polémicas en la historia del fútbol. Lothar Matthäus rompió líneas, Vöeller acarreó la pelota con el pie derecho, y Sensini lo derribó por el lado ciego dentro del área de Sergio Javier Goycochea. Edgardo Codesal fue la única persona del mundo que no tuvo ninguna duda. Penalti claro.

Bueno, Ramos Rizo también lo tiene muy claro: "Para mí, sí (era penalti). Lo he discutido con mucha gente. Hay de todo, hay quienes me dicen que no. De igual forma, cuando él dirigía ese partido no había tantas cámaras como ahora. No había VAR. Para mí, fue una buena decisión, igual que la expulsión de Maradona (por Mario Rubio, en 1982)". Brizio explica la acción en el contexto VAR: "No fue un error claro y obvio. Es una jugada que hasta ahora se sigue discutiendo. De pronto se confunde una polémica con el error. Ahora, en automático, todos son errores del árbitro. Inclusive hasta se habla de conspiraciones. Se dice que el arbitraje gana o pierde campeonatos. Por Dios, es una falta de respeto a la industria".

Es más, si el VAR operara en aquel entonces y Brizio estuviera en la cabina, la decisión no sería diferente: "En mi caso, ni siquiera se la mando desde el VAR. Habría que tener todas las tomas de la televisión. Hay una maravillosa. Incluso, una fotografía en la cual se ve el hombro del árbitro y la jugada. Desde ese ángulo es un penal enorme. Nos hubiéramos quedado con el penal".

No obstante, para Ramos Rizo uno de los contras del VAR es que reduce la capacidad de los árbitros para detectar y decidir correctamente: "Se han vuelto más irresponsables, más comodinos. Hay árbitros que ven de frente una jugada y prefieren no sancionar. Prefieren que el VAR les diga. Inclusive la calidad de ciertos árbitros por este tema ha disminuido. El árbitro no es tan responsable como antes, cuando tenía que decidir en un segundo. Sabía que una decisión suya podía cambiar el juego. Por eso tenías que estar física y mentalmente bien trabajado. Hoy tienen la facilidad de que el VAR les resuelva algunas jugadas a pesar de que ellos están de frente...". Las cosas han cambiado.