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JAMAICA VS MÉXICO

El chofer jamaiquino que tiene a México en el corazón

Karl conduce el bus que transport a la Selección Mexicana en Kingston. Es un entusiasta de la cultura azteca y un admirador del Tricolor desde la década de los 90.

KingstonActualizado a
El chofer jamaiquino que tiene a México en el corazón
Eduardo López

Se pasea por el lobby del hotel con la campechanía de un cantante de reggae, sin mácula alguna de altivez, y la despreocupación de un artista conforme con su obra. Mientras los jugadores de la Selección Mexicana toman turnos para subir al ascensor tras su entrenamiento en el Independence Park, Karl extiende el saludo, puño cerrado, a quien sea que pase cerca de su radar. Es la celebridad en un hall lleno de estrellas. Es fácil advertir que sonríe pese a que la mascarilla percudida le cubre medio rostro. Que sonríe rotundamente. Karl es, quizá, el único aficionado a la Selección Mexicana que hay ahora mismo en Kingston. Y es jamaiquino.

Karl es el chofer del autobús del Tri en Kingston. Trajo a los jugadores desde el Aeropuerto Norman Manley y es el encargado de llevarlos y regresarlos del estadio durante su estadía de tres días en Jamaica. Pero, sobre todo, Karl es un ferviente admirador de México, de su fútbol y su herencia prehispánica. Describe la historia del fútbol mexicano con la elocuencia de un periodista versado en la materia, explica los rasgos de la cultura azteca presentes en ese orgullo afrocaribeño tan jamaiquino con la eminencia de un doctor en Antropología Social, y campea por el lobby con la campechanía de un cantante reggae.

"Son gente muy buena, muy divertida. Siempre los apoyamos. Cuando van a los Mundiales los vemos como los líderes de Concacaf. México está en nuestro corazón por su cultura azteca, que sentimos que está muy cerca de la conciencia de lo que nosotros representamos. Siempre les damos nuestro amor y apoyo", suelta Karl, la voz tersa, los ojos llenos de vida, un cable que pasa por su cuello como una bufanda. 

Y es que es fácil reconocer a Karl. Además de pasear con la altivez de una celebridad, es la única persona que porta una camiseta de juego del Tricolor dentro del vestíbulo. Y quizá en 100 kilómetros a la redonda. O más. Es la indumentaria de visitante, blanca, franjas verdes y guindas sobre los hombros. El número que la identifica es el '8' y el nombre impreso en el dorsal es el de Fernando Beltrán. "Me la regalaron, fue un gran gesto de su parte", cuenta, antes de una larga alocución trufada de conceptos rastafari sobre las similitudes entre aztecas y los pueblos nativos de la isla, el orgullo de la raza y la emancipación de los pueblos oprimidos.

- Los aztecas eran un pueblo aguerrido y legendario. La historia de México y Jamaica es muy parecida. Por eso nos sentimos muy cerca a ellos, a ustedes.
- Parece estar muy enterado de la historia de nuestro país...
- Sí, me encanta. He estudiado mucho sobre ello. Te voy a decir algo: México es una nación que ha resistido mucho y por eso es un ejemplo para todos. Incluso después de que Estados Unidos ocupara la mitad de su territorio. ¿Qué fue eso? México debería ser más grande. Les quitaron esa parte. Aun así siguen inspirándonos.
- Bueno, la historia se transforma constantemente.
- La única constante es el cambio.

Y después habló de la Selección Mexicana de los 90. De Alberto García Aspe, de Luis Hernández, de Cuauhtémoc Blanco y su hipnótico dominio del balón (e imitó su recepción de pelota con la 'joroba'). De cómo el colorido de Jorge Campos impactó a la sociedad jamaiquina de aquel entonces: "Es uno de los nuestros, pensamos". Y de Chicharito. Y de Raúl Jiménez. "Grandes jugadores, muy importantes y queridos para toda gente de Jamaica", dijo. "México, siempre en nuestro corazón".

¿A quién apoyará Karl en el partido del jueves? El chofer, que campea con la campechanía de un cantante de reggae, opta por las enseñanzas del rey de reyes: "Soy del país de Bob Marley y si debo decir algo es 'one love, one heart".