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SELECCIÓN BASQUETBOL

México derrota a EEEU y es líder de grupo en eliminatoria al Mundial FIBA

Los '12 Guerreros' vencieron al 'Team USA' con una actuación magistral de Orlando Méndez (27 puntos). Primera vez que México anota más de 80 puntos a EEUU.

Ciudad de MéxicoActualizado a
México derrota a EEEU y es líder de grupo en eliminatoria al Mundial FIBA
@mexbasquet

Flashback a 2018. 28 de junio. El Gimnasio Juan de la Barrera. Eliminatorias FIBA rumbo al Mundial de 2023, en China. El puño en alto de Gustavo Ayón. Los gritos de Juan Toscano. Las canastas imposibles de Paco Cruz. Y abre los ojos. Chihuahua. Noviembre de 2021. Tanta agua ha corrido este río. Suspensiones, emergencias, desconocimientos federativos, selecciones hechas al vapor, Gustavo Ayón ya no está y Juan Toscano descuella en la NBA, lejos cada vez más de los '12 Guerreros'. Abre los ojos. Tres años y cinco meses después las glorias del Juan de la Barrera se trasladaron al Manuel Bernardo Aguirre. Pasa una vez cada cuanto, pero es un recordatorio. Un gozo. Un manifiesto: que en México se juega al baloncesto, siempre y cuando los directivos se aparten del parqué.

Nunca antes la Selección Mexicana había anotado más de 80 puntos a Estados Unidos. Nunca antes la Selección Mexicana había anotado más de 30 puntos a Estados Unidos en un cuarto. Nunca, nunca antes la Selección Mexicana había anotado más del doble de puntos a Estados Unidos en un cuarto. 48.6% de triples. 12 rebotes ofensivos. 10 robos. Un +- colectivo de 120. Y siete mil almas en éxtasis. La noche en Chihuahua fue enternecedora aunque los primeros trazos no fueron de lo más promisorios. Un Isaiah Thomas en versión Celtics2018 enloqueció al bloque perimetral de Quintero. Tiro medio, penetración, asistencias desde la llave, primera línea de defensa. Thomas fue Pancho Villa, indefendible, salvaje, imparable. 21-28.

Cuando un doble escorado de Thomas abrió distancia (11 puntos), Quintero acudió a los matraces. No es que estuviera experimentando, sino que todo lo tenía planeado. En alerta amarilla, Gael Bonilla, con su desenfado primerizo, e Irwin Ávalos, el desenfado de la veteranía, refrescaron la rotación. México se colgó al tren de Thomas y a la esperanza. El milagroso triple de Méndez, contorsionado en el aire y el balón en los cielos mientras la bocina estallaba, fue un preludio. Y luego, la sinfonía.

'Los 12 Guerreros' entraron en flow. En baile, en iluminación, en lira, en arrebato. Baloncesto de gozo, ojos cerrados y sonrisa colosal. Beethoven componiendo la Novena. Orlando Méndez, matusalem, hizo de su puntería (y de su edad, y su talento) un patrimonio de la humanidad (7/11 desde atrás del arco; 27+6 y una valoración astronómica de +33); Omar Quintero ya busca métodos de refrigeración como para garantizar su estadía hasta el Mundial de 2027 (o hasta la próxima suspensión de FIBA, o lo que pase antes). México torturó a Estados Unidos con baloncesto de manual: el magistral pick&roll de Stoll (18+11, como en sus mejores tiempos), el mortífero tino de Méndez, el taladro de Amigo (18 puntos en la pintura) y su diestra mano de seda, Girón como salvoconducto y Jaimes como un titán con la procesión por dentro: su tragedia personal fue su estado de gracia sobre la madera.

Cuando Amigo dejó una flotadora que acarició las redes (64-64), México ya era un huracán. Jaimes, la canasta del corazón y el pundonor, confirmó que esta noche no había forma de perder (66-64). No, no la había. No podía permitirse. Méndez abonó dos triples para la insania. El tercer cuarto terminó en un histórico 31-12 que deberá permanecer enmarcado en las oficinas de Ademeba a manera de advertencia. 'Los 12 Guerreros' siguieron tocados por los dioses (y por el beneplácito de los jueces) hasta que la noche cerró en Chihuahua. Isaiah Thomas terminó en el exilio por descender sobre las narices de Stoll y BJ Johnson no pudo con la carga. La defensa alta de Boylen tampoco fue la solución. Stoll se las ingenió para romper el dique a pases picados y Amigo se hizo un festín en el poste bajo sobre las ruinas de Harrison. Ruinas que Jaimes había ayudado a demoler con su aflicción transformada en furia. Y abrimos los ojos y era verdad. No es 2018, pero se le parecía. Y mucho. Pasa cada cuanto, pero es un recordatorio. Acá se juega al baloncesto. Siempre y cuando.