¿Qué pasó en Atlético San Luis? ¿Por qué un proyecto con la inversión de un club poderoso de Europa ha naufragado (hasta ahora)? AS disecciona las razones.
En marzo de 2017, San Luis Potosí recibió la noticia de que el fútbol profesional volvería a la ciudad después de un año de ausencia. El Atlético de Madrid asumiría el 51% de las acciones del club, que portaría su nombre mexicanizado (Atlético de San Luis), sus colores y su escudo adaptado al folclor potosino (la Caja Real del Agua, en lugar del Oso y el Madroño). Cuatro años después, casi exactos, el equipo se asomó al precipicio. Después de sus primeras dos temporadas completas en la Liga MX bajo el mecenazgo colchonero, el equipo no cayó al abismo gracias a la abolición del descenso, vigente desde 2020. Eso sí, la incipiente sociedad deberá desembolsar 120 millones de pesos de multa; el precio por mantener por la categoría.
La debacle en la tabla de cocientes es la consecución de un rosario de desaciertos que nacieron en los escritorios del Alfonso Lastras. El club finalizó su participación en el torneo Guardianes 2021 de la Liga MX con una aterradora racha de siete derrotas al hilo, incluidas dos goleadas como locales (1-4, contra Puebla; y 1-5, ante Pachuca). Estudiosos del día a día del club potosino esgrimieron a consulta de AS algunas causas del naufragio: desconexión con la afición, gastos no presupuestados y, sobre todo, desconocimiento del mercado mexicano. El futuro de la franquicia es una incertidumbre y en las próximas semanas podría cambiar su cauce. Por ahora, es tiempo del recuento de los daños.
"Hay tres ejes para explicar el caso de Atlético de San Luis: poca 'profesionalización' en las estructuras operativas, la falta de conocimiento del mercado al que llegaron los inversores, y la propia naturaleza del fútbol mexicano", aseguró Rodrigo Mort, especialista en gestión de empresas deportivas. El segundo concepto es esencial para explicar los resultados de la institución sobre el terreno de juego: "No entendieron cómo funciona comercialmente el fútbol mexicano, que es tan particular. Quisieron desarrollar la marca Atlético de Madrid antes que comprender lo que significa estar en el mercado de la Liga MX. No supieron descifrar la naturaleza del control de los intereses, la multipropiedad, quién controla lo comercial, cómo se mueve la Liga MX con la FMF. Al final, sin esta visión, el resultado se vio reflejado en la cancha", abundó. Una periodista enterada de la actualidad de Atlético de San Luis coincide con la opinión de Mort: "No mantener en su organigrama a alguien que tuviera conocimiento del fútbol mexicano fue un error. Cómo manejar las relaciones con otros equipos, cómo trabajar con ciertos jugadores. Todo eso era necesario. También afectó el que no se optara por tener un director deportivo".
Para Mort, el problema del modelo de gestión de Atlético de San Luis estuvo en su meta de origen: la mera internacionalización de la marca colchonera a través del club. "El pensamiento de expandir el nombre del Atlético de Madrid mediante la Liga MX, buscando una posible fusión con la MLS para entrar al mercado estadounidense, es el primer error. Mi interpretación es que su idea era explotar, en el mejor de los términos, el mercado mexico-estadounidense para, eventualmente, llegar al mercado nativo de EEUU. Esto era viable, pero no como un objetivo principal de negocio, sino a largo plazo". La internacionalización es una prioridad para club madrileño y San Luis es una pieza más de un proyecto integral. Los esfuerzos comenzaron en 2014, cuando la institución rojiblanca puso en marcha al Atlético Kolkata en la Superliga de la India. San Luis fue la segunda parada y, desde febrero de 2020, los 'Colchoneros' ya están instalados en la capital canadiense, con el Atlético Ottawa, integrante de la Canadian Premier League.
En febrero de 2020, días después de confirmarse la conformación de Atlético Ottawa, Miguel Ángel Gil Marín, director general del 'Atleti' explicó el modelo de expansión: "Los más de 100 años de experiencia que tiene el Atlético de Madrid nos permitirán aportar nuestro 'granito' de arena a donde vayamos. En el caso de Canadá, todo está por hacer. Creemos que hay un gran potencial y eso nos invitó a trabajar en la capital del país", aseguró a pregunta expresa de AS durante el Sports Summit MX 2020. Sobre la inversión en San Luis, Gil Marín detalló que la idea tiene un origen político: "El gobierno del Estado quería recuperar el fútbol. Visualicé la importancia del mercado en Norteamérica. Era un Estado relativamente tranquilo en cuanto violencia".
El directivo colchonero aceptó que el principal obstáculo para iniciar con el proyecto fue instaurar la marca del club en una plaza en la que otras franquicias ya han tenido arraigo histórico (Atlético Potosino, Real San Luis). "Queríamos aportar nuestra seña de identidad: cambiar el nombre, cambiar el escudo; en un país con cultura del fútbol eso es difícil. Tardé en tomar la decisión, pero hemos venido para quedarnos”, zanjó. Sin embargo, Mort apunta que el equipo jamás logró crear comunidad, ni sentido de pertenencia: "No hubo engagement con la afición. Me parece que el trabajo que se ha hecho para identificar al club con la ciudad no ha sido el mejor". La periodista consultada sostiene el argumento: "Sintieron que el proyecto era unicamente suyo y nunca lograron entender exactamente lo que la gente esperaba de ellos (...) La afición nunca se sintió atendida por el club. Mucho de ello está en el uniforme rojiblanco, que mucha gente no aceptó (los equipos de fútbol de San Luis estaban ligados al azul y oro)". La brecha entre ambas partes se hizo patente en un concepto básico, como la 'atención al cliente', añade: "El equipo siempre se mantuvo distanciado y eso mismo se pudo ver, por ejemplo, en los retrasos en reembolso de boletos y abonos para los partidos a los que no pudieron ir por la pandemia".
Atlético de Madrid otorgó a la directiva comandada por Alberto Marrero autonomía operativa y financiera. De hecho, desde el Guardianes 2020, el club madrileño dejó sin presupuesto a su satélite mexicano. Sin embargo, los resultados de la escuadra potosina, evidentemente, han causado disgusto en las oficinas del Wanda Metropolitano. La institución está consciente de los errores cometidos y ya trazan varios planes para el futuro inmediato. Uno de ellos es la posible venta a un grupo inversionista estadounidense encabezado, de acuerdo a varios reportes periodísticos, Jeff Lunhow, exgerente general de los Houston Astros de la MLB. Otra opción es abrir las puertas a un nuevo socio, familiarizado con la ciudad y la institución, que inyecte capital suficiente como para hacer frente a las deudas, empezando por la penalización de 120 millones de pesos. Las ofertas que Marrero tiene sobre la mesa no son todavía de su agrado; no alcanzan, según fuentes consultadas, el valor real del club, tomando en cuenta todos sus activos (incluido el Estadio Alfonso Lastras, propiedad de la familia Payán, que posee un 30% de las acciones del equipo).
Alberto Marrero acepta que las negociaciones están en marcha. "Hay la posibilidad de que el inversor estadounidense se haga con el equipo, pero, a día de hoy, no hay absolutamente nada. Estamos trabajando en la planificación del torneo que viene", afirmó en un video compartido por el club, derivado de recientes entrevistas concedidas a un par de medios de comunicación. En la misma grabación, el presidente del 'Atleti mexicano' garantizó que la ciudad no se verá despojada de su equipo, sin importar quién mantenga la propiedad del mismo: "No es que el Atlético de Madrid haya decidido poner el equipo en venta porque nos queremos ir de aquí. No es así. Queremos que la afición disfrute. Doy el 100% (de certeza) de que van a tener fútbol en San Luis la siguiente temporada".
El modelo del Atlético de Madrid busca replicar las exitosas estructuras de City Football Group y Red Bull GmbH. El primero, propiedad de un fondo de inversión ligado a la familia real de los Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi United Group), presumió ganancias de aproximadamente 636 millones de libras esterlinas en 2019 y ostenta frentes en varias partes del mundo: Manchester City (Premier League), Melbourne City (A-League), Montevideo City Torque (Primera División Uruguaya), New York City (MLS) y Troyes AC (Ligue 2) están bajo su capital, además de otros equipos de los que es socio minoritario. Los ingresos de Red Bull GmbH, según la misma empresa de bebidas energéticas, ascendieron a 6,137 mil millones de dólares en 2018; patrimonio suficiente como para poseer al Red Bull Salzburg (Bundesliga austriaca), RB Leipzig (Bundesliga alemana), New York Red Bulls (MLS) y Red Bull Bragantino (Brasileirao). Eso, claro, sin contar a sus equipos en Fórmula 1 y en el hockey sobre hielo europeo.
Las inversiones han redituado. El Manchester City es una potencia consolidada del fútbol mundial: su plantilla tiene un valor total acumulado de 1.03 mil millones de euros, según Transfermarkt; ha conquistado 15 títulos desde que Abu Dhabi United Group se instaló en Emirates Stadium (incluidas cuatro Premier League), y está a las puertas de su primera Champions League (final vs. Chelsea el próximo 29 de mayo). Además, Melbourne City, New York City y Montevideo City son protagonistas de sus respectivas ligas. Red Bull también ha gozado de las mieles del triunfo: el grupo suma 21 títulos de primera división en competencias futbolísticas (18 son de Red Bull Salzburg, mandamás de la Bundesliga austriaca) y ascendió desde el submundo liguero en Brasil y Alemania a Bragantino y Leipzig, respectivamente; los brasileños partieron desde la tercera división hasta llegar al Brasileirao y los alemanes, que hoy disputan palmo a palmo el título de la Bundesliga con el Bayern Múnich, iniciaron en la NOFV-Oberliga (quinta categoría).
Atlético de Madrid dejó en 2017 su inversión en la India (Atlético Kolkata, posteriormente llamado ATK), mismo año en el que recaló en San Luis. A la familia colchonera se sumó Ottawa en 2020. Mucho camino queda por recorrer para equiparar a City Football Group y Red Bull. La aspiración, no obstante, podría dar un vuelco en las semanas entrantes. O mejorar. Es tiempo de decisiones.