Ni la mente más pesimista habría imaginado que el fin de semana del 13-15 de marzo de 2020 sería el último que México viviría en 'normalidad' (cualquier cosa que signifique esa palabra ahora). La Liga MX se resistía a echar el cerrojo y no lo hizo sino hasta el final de la jornada 10 del Clausura 2020 y el Vive Latino congregó a más de 70,000 personas en el Foro Sol pese a las amenazas de un contagio masivo; todo, mientras el Comité Olímpico Internacional sopesaba la suspensión de los Juegos de Tokio 2020 y más de 200 eventos deportivos alrededor del mundo habían sido cancelados o aplazados en tan solo dos días. El mundo se asomó a un periodo inédito, inusitado, imprevisible. Una emergencia global que obligó a reclusión, medición y restricción de las libertades fundamentales. Las vidas y los trabajos se trasladaron a la intimidad de nuestras moradas, refugios impenetrables; hábitos y rutinas cedieron al calor del hogar; y los sueños, tantos sueños, terminaron en la postergación. En pandemia solo hay espacio para clamar por lo más sagrado: las vidas propias y ajenas. 

Mientras el mundo entró en pausa, las vidas continuaron, agazapadas y amenazadas, claro, por el 'enemigo invisible'. Las imágenes de hospitales desbordados, morgues con sobrecupo, tanques militares que recorrían las calles de países democráticos, estados de alarma dictados con un dejo de histeria y otro de solemnidad, culpas repartidas y ciudadanos pertrechados en sus balcones, el sol que no pegaba para nadie, las mascarillas como artilugio de uso diario; todo ello fue la señal de partida de un tortuoso periplo que aún continúa. De acuerdo al más reciente reporte de la Organización Mundial de la Salud, publicado el 9 de marzo de 2021, 116 millones de personas se han contagiado con el SARS-CoV-2, patógeno que se ha cobrado 2,582,528 vidas. Hace un año, el COVID-19 había llegado a nuestras vidas. Y sigue en ellas.

Entre el confinamiento floreció una nueva 'humanidad'. Más allá de la 'barbarie de la supervivencia' que clamó Slavoj Zizek, es la "gloria de la soledad y el despliegue de nuevas posibilidades de conectar con nosotros mismos y con los demás", como bien escribió Joke Hersmen en El País. Reencuentro y reconocimiento. Introspección y epifanía. Alto y renacimiento. Del encierro brotaron nuevas creatividades, ideas innovadoras, bríos rejuvenecidos, alternativas de vida, talentos ocultos o, simplemente, almas reparadas.

Este es, pues, un ejercicio de reflexión sobre los retos, lecciones y miedos que ha dejado el COVID-19 a su devastador paso de 365 días; una introspección guiada por 12 referentes del deporte mexicano: Benjamín Mora (entrenador del Johor Darul Ta'zim, multicampeón del fútbol malayo), Alexa Moreno (primera mexicana en ganar una medalla en los Mundiales de Gimnasia y Premio Nacional del Deporte 2019); Carlos Padilla (presidente del Comité Olímpico Mexicano); Renata Zarazúa (semifinalista del Abierto Mexicano de Tenis 2020 y Premio Nacional del Deporte del mismo año); Ángeles Ortiz (bicampeona paralímpica en lanzamiento de bala, en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016; Premio Nacional del Deporte 2011); Jorge Gutiérrez (cuarto mexicano en la NBA, campeón del FIBA Américas 2013); Horacio de la Vega (presidente de la Liga Mexicana de Béisbol); Nuria Diosdado (nadadora artística, múltiple medallista en Juegos Panamericanos y Centroamericanos), Gustavo Ayón (tercer mexicano en la NBA; multicampeón con el Real Madrid Baloncesto y Premio Nacional del Deporte 2015); Nabor Castillo (judoca, medallista de plata en Guadalajara 2011); Mariana Arceo (primera mujer mexicana en ganar un oro panamericano en pentatlón moderno); y Paula Fregoso (campeona mundial y panamericana en taekwondo poomsae individual).

¿Nos ha cambiado la pandemia? ¿Somos mejores a lo que éramos antes? ¿Cómo nos adaptamos a la 'nueva realidad'? ¿Qué aprendimos? ¿Cómo saldremos adelante? 12 referentes del mundo deportivo nos cuentan sus historias de pandemia. El piso, el parqué, la cancha es de ellos...

"Ni modo, esto es lo que nos tocó", se resigna Alexa Moreno. Los deportistas debieron convertir sus casas en gimnasios para no perder el camino andado. La noticia del aplazamiento de los Juegos Olímpicos caló hondo en Nuria Diosdado: "Tuve un lapso de depresión", revela, pero, finalmente, logró reencontrarse con ella misma y con su familia. Lo mismo ocurrió con la mayoría de los atletas consultados, quienes estrecharon lazos con sus seres más queridos para hacer frente a la crisis y la incertidumbre. Especial es el caso de Mariana Arceo, quien fue la primera deportista mexicana en contraer el virus. Su vida corrió peligro y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) contribuyó para apoyar su recuperación que tardó dos meses. "Es mucho miedo el que sentí. Fue un momento que nunca voy a olvidar", recuerda. Por su parte, Ángeles Ortiz reveló que recibió la vacuna CanSino en fase experimental en noviembre: "No me ha hecho ningún daño. Me he sentido muy bien".

Paciencia. Valorar el momento. Apreciar un abrazo, un gesto de cariño. Resiliencia. Encontrarse a sí mismos. Realizar nuevas actividades, como correr, actividad a la que Alexa Moreno no estaba acostumbrada. La pandemia trajo consigo, también, nuevos aprendizajes y capacidades. Nuria Diosdado, Jorge Gutiérrez y Ángeles Ortiz descubrieron nuevos intereses; el confinamiento y la reconfiguración de las rutinas les ha llevado a explorar otros terrenos y expandir sus conocimientos y habilidades.

Sentir la motivación para poner manos a la obra fue el reto en el que coincidieron la mayoría de los entrevistados. Y es que cuando todo parece ir en contra y el universo conspira, el sin-sentido toca a las puertas. Sin embargo, todos hallaron inspiración y redescubrieron la pasión que los llevó a dedicarse al deporte. "Era muy difícil motivarse sin saber para cuándo o hasta cuándo. Era complicado seguirme empujando día a día sin tener una referencia", relató Renata Zarazúa.

Cada uno de los entrevistados dedicaron un mensaje de aliento para los lectores de AS: esperar, perseverar, no perder el foco, respetar, cuidarse a uno mismo es cuidar a los demás, adaptarse y vencer, no rendirse. La pandemia aún no termina, apunta Ángeles Ortiz, y es responsabilidad de todos contribuir para que el letargo finalice de una vez por todas. "Eso es la resiliencia. Tomar tus pedacitos y saber que, a pesar de un dolor que has afrontado, de una pandemia tan fuerte como esta, tienes vida y vas a salir adelante", añade la bicampeona paralímpica.