Jean-Marie Pfaff: "Con Hugo Sánchez hubo cosas que no tuvieron que haber pasado"
Jean-Marie Pfaff: "Con Hugo Sánchez hubo cosas que no tuvieron que haber pasado"

ENTREVISTA - JEAN MARIE PFAFF

Jean-Marie Pfaff: "Con Hugo Sánchez hubo cosas que no tuvieron que haber pasado"

El mítico guardameta belga repasa su vida y su carrera en entrevista con AS. Sus inicios, México '86, Maradona, Hugo Sánchez, Guillermo Ochoa, su legado...

Jean Marie Pfaff (Lebbeke, 1953), uno de los mejores porteros de todos los tiempos, pudo haber quedado sin un brazo a los cinco años. El destino del díscolo héroe de la ochenterísima Bélgica que lleva su impronta pendió de un hilo cuando el paso de un tren casi le arrebata los sueños. 'Guardavallas' como un dique de hormigón, un seguro de vida, tan impenetrable como inolvidables sus rizos al viento. Sus vuelos rectos, magníficos, tan acrobáticos como infinitos. Manos de titanio y sonrisa de infante. Años después del incidente, gobernó las porterías de Europa por más de una década, y las de México, por un mes. Creció entre la desesperanza y el dolor, de corazón y de brazos, combustible que le llevó al sitio que ocupa hoy en el Olimpo futbolístico. Hoy, delinea estrategias mercadológicas con la misma solvencia con la que atolondraba a los más fieros delanteros de los tiempos (Hugo Sánchez, incluido). Si no temió a Rossi, a Elkjaer, a Butragueño, a Papin, mucho menos lo hace a los nuevos tiempos, a la vida después de enfrentar su metralla. "No, no extraño al fútbol", confiesa.

Me apodaron 'El Diablo', pero no tuve problema con ello

Jean-Marie Pfaff

Desde Bélgica, Jean-Marie Pfaff reflexiona sobre su carrera, lo distinta que su vida pudo ser, su estatus de 'leyenda negra' en España, su encarnizada rivalidad con Hugo Sánchez, su entrañable amistad con Diego Armando Maradona, su desdén al 'fútbol moderno', su nostalgia por el juego en casacas prestadas y enlodadas, sus memorias de aquel verano mexicano de 1986. Recuerdos, empolvados ya, que a punto estuvieron de no ocurrir.

Pfaff presume el premio de 'Mejor Portero del Mundo' de 1987, entregado por IFFH

Pfaff presume el premio de 'Mejor Portero del Mundo' de 1987, entregado por IFFHS

Contaste en un artículo (en 'Revista Panenka') que fuiste golpeado por tren cuando eras niño y que el doctor que te atendió creía que lo mejor era cortarte el brazo. ¿Puedes imaginar tu vida si esto hubiera pasado? ¿A qué te hubieras dedicado en lugar de ser un portero?

De niño viví, junto a mis padres, hermanos y hermanas, en un parque de remolques en Bereven, una pequeña ciudad en Flandes, Bélgica. Nuestra casa estaba a unos cinco metros de las vías del tren y había barreras ahí, pero no como las que conocemos hoy: ahora se abren y cierran automáticamente, pero en ese entonces alguien tenía que abrirlas y cerrarlas con una cadena. Solía ir ahí cuando tenía 4-5 años y, en un punto, mientras jugábamos, súbitamente un tren pasó. Intentamos correr, pero mi brazo se quedó atorado en la cadena. En esencia, nunca fui golpeado directamente por el tren, fue un accidente con las cadenas de las barreras sobre las vías. Mi padre y yo inmediatamente fuimos al hospital más cercano y el doctor nos dijo que tenía que amputarme el brazo, porque había sido completamente destrozado por esa cadena. Desde luego, mis padres no quisieron que eso pasara, así que me llevaron a casa y lo arreglaron todo por su cuenta. Afortunadamente, todo salió bien.

No sé qué hubiera sido de mí. No puedes revertir el pasado. Si hubiera sabido las consecuencias, no habría hecho eso. Si tuviera que escoger algo a lo que me habría dedicado fuera del fútbol sería un trabajo en el mundo de los negocios. Fui a la escuela hasta los 15 años, pero siempre tuve mentalidad ganadora y quise ser el número uno en cualquier cosa. Esta forma de vivir me ha llevado muy lejos en mi vida y en la industria del fútbol.

¿Extrañas el fútbol? ¿Qué es lo que más extrañas del fútbol?

Realmente no, no lo extraño. Estoy satisfecho de lo que he recibido y logrado. Todos mis sueños se hicieron realidad y no me arrepiento de nada.

Siempre soñé en convertirme en un portero profesional y ganar premios. En todos los lugares en los que jugué, desde los equipos amateurs hasta el Bayern Múnich, fui nombrado como el mejor portero y gané el ‘Golden Shoe’ de Bélgica. Todo aquello que soñé alguna vez se volvió realidad. Pero esto no llegó naturalmente: siempre tuve que trabajar muy fuerte, con mucha paciencia y, también, con muchas decepciones.

Tuve una infancia dura. Siempre tuve que esforzarme al máximo. Viví con mi familia en una casa rodante y, debido a esto, tuvimos que lidiar con muchos prejuicios. La gente pensaba que yo no era suficiente, porque no provenía de una familia rica. Mi padre murió cuando yo tenía 12 años. Fue muy duro perderlo. Ya habíamos perdido mucho como familia y mi padre siempre había sido mi más grande ejemplo de vida. Después de su muerte, mi principal objetivo fue honrarlo, que se sintiera orgulloso de mí, estuviera donde estuviera. Siempre tuve una gran fuerza de voluntad, rendirme no era opción. Solo pensaba en una cosa: fútbol. Mi mundo entero consistió en entrenar y jugar.

Eres considerado como una ‘bestia negra’ para aficionados de la Selección Española y del Real Madrid. Muchos de ellos te odiaron en los 80. ¿Qué piensas de esto?

Sí, me lo puedo imaginar. En la Champions League (entonces llamada Copa de Europa), jugué con el Bayern Múnich contra el Real Madrid y los eliminamos (temporada 1986-1987). No querían saber nada de mí. Antes, en la Eurocopa de 1980 en Italia, les ganamos (2-1). Y también en el Mundial de México (cuartos de final). Siempre jugamos bien en esos partidos top y, por supuesto, cuando lo haces tiendes a ser odiado por el oponente y sus seguidores.

Los juegos contra España y los equipos españoles no fueron nunca fáciles. Después de esos partidos me apodaron ‘El Diablo’, pero no tuve ningún problema con ello. Tomé la responsabilidad de jugar bien y ganar partidos para mi equipo. Solo jugaba para ganar. Aprecio que me hayan llamado así, siempre se lo puse muy difícil a mis oponentes durante los partidos. Ya sea que me enfrentara al Barcelona o el Real Madrid, o cualquier otro equipo, nunca quería perder. Siempre quise dar lo mejor de mí.

Un portero juega una posición muy importante en un partido de fútbol. Tienes la capacidad de evaluar debidamente a tus rivales. Siempre me preparé bien los días previos a un juego importante. Pensaba sobre cuál era la mejor forma de encararlo, qué táctica debíamos utilizar e intenté anticiparme a lo que el oponente iba a hacer con la pelota. Jugaba el partido en mi mente antes de que ocurriera. La preparación es lo principal.

Pfaff intenta hacer frente a un disparo de Maradona en la semifinal de México '86
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Pfaff intenta hacer frente a un disparo de Maradona en la semifinal de México '86

¿Cuáles son tus mejores recuerdos de México durante el Mundial de 1986? ¿Qué es lo que más te gustó del país?

México es un país de fútbol, con gente fantástica y con gran amor por el juego. El público fue a vernos durante el Mundial sin conocernos y, aun así, nos apoyaron. Tuvimos el honor de jugar ante ellos y de llegar muy lejos, hasta a las semifinales. Fueron momentos indescriptibles. Nunca me olvidaré de México. Fue ahí donde me eligieron como el mejor portero del mundo. Fue el mejor reconocimiento que recibí en mi carrera. Además de Múnich, dejé mi corazón en México.

La Selección Nacional de Bélgica dejó su marca, su legado, en Toluca, al ayudar a niños sin hogar de la ciudad con la ‘Casa Hogar Diablos Rojos’, que aún está en operación. ¿Cómo nació ese proyecto? ¿Continúas ligado a él actualmente? ¿Cómo fue que los jugadores de aquella selección continúan comprometidos con la Casa Hogar a pesar de la distancia?

Los jugadores organizamos esto, junto con la comitiva de la Selección de Bélgica, para ayudar a los niños en situación de calle. Cuando estuvimos en México en 1986 nos quedamos en Toluca por tres semanas y vimos cómo la gente vivía en la pobreza; quisimos ayudar de alguna forma. Quisimos dar algo de vuelta a la sociedad que nos acogió y nos apoyó. Dejamos que nuestros corazones hablaran. En realidad, esta obra tenía muy poco que ver con el fútbol. Queríamos ayudar a la gente de ahí, apoyarlos, especialmente a los niños, que son los más vulnerables.

Aún creo que es una iniciativa fantástica y tengo muy buenos recuerdos de ella. Desafortunadamente, no he podido volver allá después de algún tiempo, pero me encantaría hacerlo de nuevo, junto con mis compañeros de la Selección. A veces reflexiono sobre lo que significó esa acción para la gente de Toluca. Me da mucho gusto que siga existiendo al día de hoy y realmente deseo volver a verlos una vez más.

Además de Múnich, dejé mi corazón en México.

Jean-Marie Pfaff

Tuviste una especie de rivalidad con Hugo Sánchez en los 80. Alguna vez dijiste: ‘Cualquier cosa podía pasar con Hugo. Siempre me pateaba en los tiros de esquina’. ¿Piensas que Hugo fue tu máximo rival en el fútbol? ¿Tienes alguna relación con él hoy en día?

Lo conocí cuando yo jugaba para el Bayern Múnich y él, en el Real Madrid. Después, lo enfrenté durante la Copa del Mundo de México, en el primer partido, ante su selección. Hugo fue siempre un muy buen jugador, tenía muy buena presencia y era hábil con la pelota. Tuvimos una rivalidad, sí, y desafortunadamente hubo muchas cosas que no tuvieron que haber pasado.

Conozco a Hugo Sánchez como futbolista, pero no personalmente. No diría que tengo un nexo o una relación con él. Es más desde un nivel profesional, pero claro que le tengo un gran respeto. Siempre fue un jugador muy peligroso, muy rápido, tenía muy buena zurda y sabía cómo provocarme. Pero, más allá de las canchas, nunca tuve ningún problema personal con él. Teníamos que jugar uno contra el otro y él tenía que hacer lo que tenía que hacer: ganar. Al igual que yo.

¿Aún tienes la camiseta que Diego Maradona te dio después del partido contra Argentina en las semifinales del Mundial del ’86?

La camiseta que Maradona le regaló a Pfaff

La camiseta que Maradona le regaló a Pfaff

Sí, aún conservo esa camiseta y estoy muy orgulloso de ello. En efecto, me la dio cuando terminó el partido y después, en 2016, lo visité en su casa en Dubai y me la firmó.

Eras amigo de Diego. ¿Cómo describes la relación que tenías con él? ¿Qué significó Diego para ti personalmente?

Diego Maradona era una persona maravillosa y siempre lo será, incluso ahora que ha muerto. Si fuera a su tumba mañana, me arrodillaría frente a ella como una muestra del respeto que le tenía. Pasó por mucho a lo largo de su vida, pero siempre se mantuvo amable y respetuoso con quienes le rodeaban. Era una persona muy cercana, amaba a la gente. Hizo mucho por su país, por su equipo, por su sociedad y por sus seguidores.

Maradona siempre fue un gran ejemplo para mí, no solo como futbolista, sino como persona. Tenía su corazón en el lugar correcto. Si te prometía algo, ten por seguro que lo iba a hacer por ti. No creo que haya querido que su vida haya terminado de la forma en la que lo hizo, pero la muerte no es el fin de Maradona. Siempre vivirá y su ejemplo perdurará para los jóvenes futbolistas. Nunca lo olvidaremos. Era más que un simple oponente para mí, era un amigo. Nos conocimos muy bien. Siempre lo recordaré.

Estoy seguro de que has visto a muchos porteros mexicanos en los últimos Mundiales. ¿Qué opinas de Guillermo Ochoa? ¿Tienes algún consejo que darle? ¿Qué otros porteros mexicanos recuerdas?

Sí, Guillermo Ochoa, (ex)portero del Standard (de Lieja). Lo vi unas cuantas veces, también con la Selección Mexicana. Ciertamente es un buen portero. No se fuerza a demostrar ciertas cosas y simplemente espera a que le llegue el juego. Es sobrio. Pero, más allá de ello, no creo que sea un portero de clase mundial; aún tiene que crecer en varios aspectos. Es una lástima que México no muestre a más porteros.

Jean-Marie Pfaff y Jorge Campos
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Jean-Marie Pfaff y Jorge Campos

Recuerdo haber jugado contra Jorge Campos. Era muy bueno, realmente se involucraba en el juego. Era un portero con muy buenas ideas y sabía cómo manejar las acciones. Creo que le dio un gran valor al fútbol mexicano. Demostró muy buenas cosas.

¿Qué es lo mejor y lo peor del llamado ‘fútbol moderno’? ¿Consideras que el fútbol era mejor en tu tiempo?

Solíamos ser amateurs y jugábamos fútbol para divertirnos, como un hobby. Teníamos trabajos ‘normales’ además de jugar fútbol (Jean-Marie laboraba en una fábrica de tejido y no fue sino hasta que cumplió 29 cuando el contrato que le ofreció el Bayern Múnich le brindó estabilidad financiera). Hoy en día, el fútbol es totalmente diferente. Se ha vuelto un verdadero negocio y los jugadores ganan demasiado dinero. Esto no pasaba antes. En aquel entonces, yo ganaba (el equivalente a) 75 euros por mes, me pagaban solo por 10 meses y tenías un pequeño bonus si anotabas. El transporte, los alojamientos, la ropa deportiva, todo corría por nuestra cuenta.

No creo que ('Memo' Ochoa) sea un portero de clase mundial, aún tiene que crecer en varios aspectos

Jean-Marie Pfaff

Hay muchísimo dinero invertido actualmente en el fútbol. Un buen ejemplo de ello son los traspasos de hoy en día, las cantidades son inmensas y muchas de esas inversiones no lo valen. Ahora solo eres un ‘buen jugador’ si estás en los equipos más importantes. Creo que uno es un buen futbolista si juega en un equipo pequeño, lo lleva al éxito y después pasa a los clubes más grandes. Creo que el fútbol actual ha perdido su nexo social, los jugadores ya no son leales. Si obtienen un mejor trato con otro equipo, simplemente se van. El sentimiento por el juego ha desaparecido. El lado financiero ha suplantado completamente al corazón.

Estoy feliz de haber jugado en aquel entonces (de 1970 a 1990) y no ahora. No habría querido que mi carrera ocurriera de esta forma (con las dinámicas del fútbol actual). En aquel tiempo jugábamos con corazón, con amor a nuestro club y a sus aficionados. Ahora, el aspecto financiero es lo más importante y es una pena. Los jugadores de hoy no pueden expresar su opinión respecto a nada, porque esto a veces puede ser dañino para el mismo equipo en el que están.

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El lado positivo del fútbol actual es que se ha vuelto cada vez más internacional. Es omnipresente, une a las personas y todos quieren ver un partido importante. Aún amo al fútbol, pero sigo los partidos en mi propia televisión en casa. A veces salgo y veo a mis nietos jugar en los torneos del vecindario.

¿A qué te dedicas hoy en día? ¿Qué hace Jean-Marie Pfaff?

Estoy trabajando en varios proyectos, pero principalmente colaboro con el empresario Gregory Verdonck en Expo Sport Media. Usamos pantallas publicitarias (dentro de los estadios) para apoyar a clubes y asociaciones para que, mediante nuestra estrategia, puedan generar mayores ingresos. La empresa también ha desarrollado una aplicación para atraer a clubes, miembros, aficionados y patrocinadores de todo el mundo. Cada equipo puede registrarse gratis para obtener su app personalizada y recibirá información y hasta ingresos por comunicación vía Expo Sport Media. También queremos expandirnos hacia el mundo del patrocinio, así que cualquier club o asociación, de cualquier deporte, que busque un acuerdo será bienvenido en Expo Sport Media.

Agradecimientos: Noa Cornaer, periodista freelance de Expo Sport Media.

El sentimiento por el juego ha desaparecido. El lado financiero ha suplantado completamente al corazón

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