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Chivas

Jair Pereira: “Matías ocupará un lugar muy importante en la historia”

La piedra angular de Chivas hace unos años era Matías Almeyda, fue clave para que un equipo que peleó por no descender, empezara a disputar finales.

Guadalajara (México)Actualizado a
Jair Pereira: “Matías ocupará un lugar muy importante en la historia”
Mexsport

Al cumplirse tres años del más reciente título de Chivas, la pregunta cobra especial validez: ¿Cómo se construye un equipo de futbol exitoso? En el caso del Rebaño Sagrado, la piedra angular tiene nombre. Matías Almeyda fue clave para que un equipo que peleaba por no descender, se convirtiera en uno que disputaba Finales de forma continua. Jair Pereira, estandarte de esta transformación, lo relata en una extensa charla con AS México.

El zaguero central destaca la forma en que el Guadalajara se convirtió en una familia. “Es una palabra trillada, pero es la realidad”, asegura. Recuerda, a lo largo de la plática, los consejos del entrenador argentino, la forma en que se convirtió en amigo del plantel y la felicidad que provocaba el estilo de juego que le dio al Rebaño Sagrado.

— Este jueves es una fecha muy importante para la nación chiva y para la historia del Club Deportivo Guadalajara. ¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando escuchas 28 de mayo de 2017?

— Siempre es un grato recuerdo, es felicidad, es recordarte que puedes lograr cosas importantes cuando te lo propones. Obviamente es una fecha que se queda grabada para toda la historia de la afición y para mi vida. Es una fecha muy importante, siempre que recuerdo o paso por esos días, se me viene a la mente el partido, el festejo y el equipo que teníamos en ese momento.

— Todos los jugadores de ese Guadalajara dicen algo que me llama la atención: que ese equipo era una familia. Y parece hasta trillado en el futbol porque todos dicen que son familia, pero al rato unos contra otros. Pero ese Rebaño realmente transmitía un sentido de hermandad. ¿Cómo se logró eso?

— Sí bien lo mencionas es una palabra trillada y quizá a la gente le cae gordo que se diga que somos familia, pero es la realidad, es lo que se conformó. Le guste o no le guste a las personas, simplemente es contar la verdad, esa familia que se hizo. Se dice familia porque todos jalaban parejo siempre, había discusiones también como en toda familia las hay. Pero este era un equipo muy leal, éramos muy leales, nos cuidábamos la espalda unos a otros y eso lo logró en parte Matías (Almeyda), al ser muy frontal con nosotros. Realmente trató de meter esa mentalidad ganadora a cada uno de los jugadores, sabiendo que cada uno de los que estábamos ahí eran pieza fundamental del equipo. Eso lo hizo de gran manera y nosotros empezamos a creer en eso. Creíamos perfectamente que éramos jugadores capaces y que estábamos muy bien entrenados para poder lograr cosas importantes. Sí se conformó una familia porque dentro y fuera de la cancha, en el vestidor, en los viajes, la verdad nos llevábamos bastante bien. Difícilmente me ha tocado toparme con un grupo como el que conformamos. No digo que no me vaya. A volver a pasar, pero ese grupo siempre va a quedar marcado para mí y te aseguro que para cada uno de los que conformaron ese equipo.

— ¿Con respeto para el club donde estás y otros donde has pasado, crees que ese vestidor del Guadalajara es el mejor que te ha tocado vivir?

— Me han tocado muy buenos, con Cruz Azul me tocó también un vestidor espectacular, la verdad que un equipo muy unido. La única diferencia que te puedo decir es que acá éramos todos mexicanos. Eso está padre porque todos tenemos las mismas costumbres, todos echamos carrilla y aguantamos. Sabemos que así somos como mexicanos. La diferencia fue que todos aguantaban y si un día discutías con otro, terminabas después de esa discusión, queriéndolo todavía más, siendo muy frontal con cada uno de tus compañeros. Eso fue lo bonito, sin lugar a duda el premio a ese esfuerzo grupal fue un campeonato. Bueno no nada más uno, fueron cinco, pero en ese año nos tocaron dos, Copa y Liga. Fue doblemente feliz ese momento y fueron muy importantes para nosotros. Sí es un gran equipo que me ha tocado, de los mejores, sino es que el el mejor, creo yo, de mi carrera. Sí, sin demeritar a cada uno de mis compañeros con los que hoy convivo y de equipos anteriores como Cruz Azul, que también teníamos un extraordinario vestidor. Pero en este estuvimos bastante tiempo juntos, hicimos click y todos saltaban por el equipo, que es lo más importante de todo. Nos cuidábamos la espalda, todos saltábamos por los jugadores y eso difícilmente se ve en el futbol.

— ¿Cómo se logró esa transformación: del Guadalajara en problemas de descenso al que llegaste, al que creía en sí mismo para demostrar que el mexicano puede competir y ganar frente a las nóminas más poderosas del país?

— Mi llegada fue en momentos difíciles. Lo sabía porque cuando estaba en Cruz Azul, a mí me hablaron y sabía que Chivas estaba pasando un mal momento. Creo que llevaban dos torneos haciendo 12 puntos o algo así y estaban totalmente metidos en el tema porcentual. Había gente de experiencia, pero quizá se le carga mucho a la gente más grande. Sí había ciertos grupos, a pesar de que todos se hablaban, todos querían trascender, todos querían realmente que a Chivas le fuera bien. Pero quizá no existía totalmente esa unión con el equipo. No porque no lo quisieran, sino porque hay veces que no compaginas y si no hay una idea clara, con un capitán en el barco... siempre lo he dicho: cuando vas en un barco, dependes del capitán, de las órdenes que te pueda dar porque si no, el barco va a navegar sin rumbo. Entonces, es algo que pasaba, no por decir que los entrenadores no lo hicieran de buena forma. Simplemente, cuando llega Matías y se da esta transformación, él ve al grupo lo que le hacía falta. Empezó a conocer a cada uno de nosotros. Sabíamos que Matías cuando llegó al futbol mexicano, no sabía absolutamente nada del futbol mexicano. Quizá habría visto algunos partidos, pero realmente conocer a los mexicanos como nos podría conocer otro entrenador, no era así. Pero él tenía una idea muy clara, que era convencer al futbolista mexicano de que las cosas se podían lograr y que si trabajabas en equipo, las cosas iban a ser realmente importantes. Por ahí empezó, por dar una competencia interna muy noble, él era muy directo para saber quién jugaba y quién no jugaba. Con él jugaban las personas que andaban bien, que andaban en su mejor momento y eso empezó a crear un entorno de competencia interna bastante buena. Supo manejar esa parte sana, ¿cómo siento que lo manejó? Le fue dando la oportunidad a la persona que andaba muy bien y el día que uno no andaba bien, se lo decía enfrente del grupo. No había que hablaban alguien por la espalda, no. Con él todas las indicaciones eran muy frontales y eso el equipo lo tomó de buena forma porque sabías que si jugabas bien, te respaldaba y si andabas en la cuerda floja, de pronto no jugando como deberías, pues llegaba otro y te hacían a un lado. Eso fue lo que hizo, aparte de las cosas importantes de Matías es que lejos de ser entrenador, era persona. Se comportaba como si fuera tu amigo, fue una gran persona con todos nosotros. Podías hablar con él de cualquier tema futbolístico, personal, te contaba anécdotas que le tocó vivir. Hubo cosas muy importantes que el grupo fue absorbiendo para bien y mira, logramos cosas muy importantes con Matías.

¿Hubo algún consejo, alguna palabra de Matías que en lo personal te haya dejado huella?

— Con él tuve muchas pláticas personales, hablando de temas familiares, hablando de todo. Siempre tenía un legado de ser leal. Siempre hablaba del Código Bushido y también de los samuráis. Lo que predicaba siempre era la lealtad, la honestidad. Me decía mientras andes por la vida de manera honesta y seas leal con la gente que tienes alrededor, con toda la gente, si te comportas leal, toda la gente te verá de buena forma y nunca tienes que estar actuando o nada más hablando, ni decir por decir para que la gente diga ah mira cómo piensa. No, es en el actuar, es en el día a día. Él descansaba mucho en su familia y nos decía agarren fuerza con la familia, no lleven sus problemas del trabajo a casa. Eran cosas que te dejan marcado. La lealtad de la que hablaba y el no dejar de luchar, eso siempre se me quedará grabado: ser como soldados y siempre ir al frente con las cosas que realmente son justas. No pelear por pelear. Era un técnico que te deja muchas vivencias y enseñanzas.

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Osvaldo AguilarMEXSPORT

¿Qué lugar crees que ocupe Matías Almeyda en la historia de Chivas, cuál es su legado?

— No se en qué lugar quedará, lo que sí te puedo decir es que sin lugar a dudas la gente lo extrañará mucho. Y obviamente hizo historia. Yo creo que él tuvo tres años excelentes con nosotros, donde logramos esos cinco campeonatos, donde jugamos siete Finales. Fueron cosas muy importantes y también la forma que tenía de jugar el equipo era muy buena. A veces hay que saber qué hay equipos que no juegan tan bien, pero son muy efectivos. Y con Matías el equipo jugaba muy bien, presionaba, que la verdad daban ganas. Uno o dos partidos me tocó estar en tribuna por alguna lesión o expulsión y la verdad se disfrutaba ver al equipo como apretaba. Te daba gusto, hasta te ponías feliz, te convertías en un aficionado más y decías qué impresionante la forma en que aprieta Chivas, qué impresionante la forma en que se cuidan la espalda. Está cañón y la gente va extrañar totalmente lo que logró provocar Matías en cada uno de nosotros y la forma en que ganaba el equipo. Era el minuto 92 y el equipo se seguía aventando de cabeza por un balón, a veces no éramos tan contundentes, pero eso ya era de nosotros como jugadores. Si recuerdas esas temporadas, teníamos 10 oportunidades de gol y no metíamos ninguna. Los partidos que llegamos a perder, nos llegaban una o dos veces y nos clavaban. Salías caliente porque habías hecho el esfuerzo todo el partido y no habías sido contundente. Ahí era más cuestión de nosotros, pero la verdad que siempre se disfrutaba ver el estilo de juego que teníamos, muy frontal, muy agresivo para quitar el balón. Los equipos a veces ni cinco segundos duraban con el balón, porque eso es o que practicábamos todos los días, el ser agresivos para presionar. Creo que Matías ocupará un lugar muy importante en la historia, sin lugar a dudas, ese Chivas quedará por mucho tiempo en la historia de esta institución.

— Dijiste algo muy valioso: ver a esas Chivas te hacía feliz. ¿Qué importancia le das al haber formado parte de un equipo que más allá de los títulos logró eso, hacer feliz a la gente?

— Mucha. Y te digo algo importante, no sé si te acuerdas que en su momento Jorge Vergara, que en paz descanse, también trataba de dejar un legado de hacerle creer al mexicano que sí se puede. Y lo trataba por medio de su equipo de futbol, lo recuerdo perfectamente una vez que nos lo mencionó: ‘El legado lo quiero dejar a través de ustedes, que 11 mexicanos pueden más que cualquiera’. El no darte por vencido, el saber que cuando uno trabaja en equipo y uno se propone las cosas, realmente van a marcar una historia. Era un legado que también compartía mucho Matías en ese momento. Siempre te motiva poder ser ejemplo para mucha gente y ver que lo disfrutan, que ibas a una plaza, al súper o a un restaurante y la gente te decía ‘qué bárbaros, la verdad síganle echando así, no saben cómo disfrutamos’. Igual cuando se perdía nos decían ‘no importa que pierdan así, la manera en que se están entregando es impresionante’. Siempre recibíamos esos halagos y también críticas, de todo. Pero sí la verdad eran momentos donde la gente estaba feliz y uno salía, ganaras o perdieras, obviamente si ganabas era mucho mejor, pero decías ‘no manches, entregamos todo, no la metimos, ni modo, así es el futbol: metes, ganas; no metes, empatas o pierdes’. Pero ver a la gente que terminaba el partido y se quedaban en la explanada cantando, era impresionante, hasta se me enchila la piel al recordar ese tipo de circunstancias que se me van a quedar grabadas para toda la vida.

¿Será el 28 de mayo de 2017 el día más feliz que te tocó vivir con Chivas?

— Yo creo que siempre que uno gana y alza un título es felicidad total. Hasta los de Copa, cuando ganamos la primera con Matías, contra León, también fue mucha felicidad, aunque se le menospreciaba. Cuando los equipos grandes iban a jugar la Copa, aventaban toda la artillería pesada porque la querían ganar y la misma afición los veía en el estadio, cuando nos tocó eliminar al América, yo veía a sus aficionados que querían ganarla. Todos los equipos que enfrentábamos realmente querían ganar la Copa. Pero sí la Liga que es la que le pone la estrellara al escudo, fue algo que jamás se me va a olvidar. Caí en llanto después de ese partido, sí fueron momentos de mucha felicidad, la verdad que esa fecha se me queda grabada.