La crisis del fin de semana en la Liga MX, con los impagos de Veracruz, la falta de solidaridad de Tigres y la violencia en San Luis, tuvo repercusiones en el mundo.
El fútbol mexicano entró en estado de coma el fin de semana del 18 al 20 de octubre. El puntapié inicial fue la rueda de prensa que concedieron el viernes a mediodía Yon De Luisa y Enrique Bonilla, presidentes de la Federación Mexicana de Fútbol y la Liga MX, respectivamente, en la que anunciaron las medidas de contingencia para lidiar con la crisis económica que asola a los futbolistas de los Tiburones Rojos de Veracruz. Un fondo de 18 millones de pesos que paliaría las necesidades de los jugadores, siempre y cuando, opten por presentar la documentación pertinente frente a la Comisión de Controversias de la FMF. Prosiguió un rosario de contradicciones, despropósitos, anarquía, que ha manchado la integridad del fútbol mexicano y su imagen en el exterior. La protesta veracruzana, la insolidaridad de los Tigres, la confusión sobre si la protesta estaba pactada para durar uno o tres minutos, las enésimas amenazas de Fidel Kuri contra la FMF y los futbolistas a los que lleva meses sin pagar; la violencia en el Estadio Alfonso Lastras, las familias que huían despavoridas ante el dantesco escenario, la sangre regada en las tribunas, la incapacidad de las fuerzas del orden para controlar a la turba; la indignación frente al estado de la sociedad mexicana, reflejada en el caos en los estadios. El fútbol manchado.
El fin de semana negro de la Liga MX encontró resonancia en la opinión pública internacional. Las voces consultadas por AS México, radicadas en Colombia, Chile, Italia, Inglaterra y España coinciden en el estupor, la sorpresa y la indignación. Las lecturas son amplias; desde el respeto perdido por años de buenas presentaciones hasta la percepción de que, a nivel internacional, el fútbol mexicano solo destaca por sus escándalos. Existe espacio para el sosiego, ya que la opinión inicial de la Liga MX es positiva, y ello se construyó con poderío económico y adecuado desempeño futbolístico, pero los ecos del caos no pueden ignorarse.
Sarah Castro y Juliana Salazar, colombianas, tienen en alta estima a la Liga MX a raíz de la participación de sus connacionales. A la distancia, y en comparación con su competencia interna, la Liga Águila, perciben al fútbol mexicano como un mercado sólido, de poderío económico, un producto de calidad sobre el terreno de juego. Por ello, la anarquía de la jornada 14 del Apertura 2019 les ha causado extrañeza. “Nunca he tenido la imagen de que los jugadores estén sufriendo por tema de salarios y tampoco la violencia como en San Luis y Querétaro”, aseguró Salazar, periodista de Caracol Radio. Castro, directora del Diario AS en Colombia, considera que, en la evaluación general, el fútbol mexicano goza de salud, a comparación con la liga local, pero, a la vez, demuestra los males endémicos que lastran a las sociedades latinoamericanas: “Escribe alguien desde un país con una liga que tiene un promedio de asistencia de 8,000 personas y en la que los jugadores están a punto de irse a huelga. De cualquier forma, lo que pasó este fin de semana no deja de ser doloroso (Atlético de San Luis y Querétaro), vergonzoso (Tigres) y preocupante (Veracruz). La crisis en nuestras sociedades está mostrando su peor cara en el fútbol: violencia, deslealtad y corrupción”.
Cristian Arcos, de la chilena ADN Radio, coincide en el primer diagnóstico con sus colegas colombianas. “La opinión general del fútbol mexicano es que es una industria importante, que mueve una cantidad de jugadores relevante. En términos organizativos, siempre se ha visto como un torneo importante; lo que ha ocurrido en los últimos partidos llama muchísimo la atención desde el punto de vista deportivo”. Sin embargo, Javier Matallanas, director adjunto de AS y director de AStv, observa que el fútbol mexicano se ha quedado corto respecto a sus condiciones: “La percepción que tenemos en España del fútbol mexicano es que tiene un potencial que no sabe explotar. Vemos que tiene clubes y, sobre todo, dinero para hacer equipos que compitan con River Plate, Boca Juniors, con los grandes brasileños, o incluso con los clubes europeos más importantes, como Madrid, Barcelona, Atlético, Manchester City. Me consta, por gente española que ha trabajado ahí, tanto entrenadores y futbolistas, que es complicado hacerse un hueco, porque el jugador mexicano hace un lobby personal y cuesta entrar (…) Hay grandes futbolistas mexicanos, pero falta un gran club y eso es porque no está bien estructurado”.
Para Fernando Duarte, periodista de la BBC y columnista de The Guardian, lo sucedido en la jornada 14 del Apertura 2019, México ha caído de la gracia de la opinión pública mundial: “Ha hecho lo imposible: destruir el respeto que creó con la campaña en el Mundial de Rusia (contra el grito homofóbico) y que ha construido desde 2012, cuando cayó el oro en los Juegos Olímpicos de Londres”. Duarte percibe que los problemas del fútbol mexicano son recíprocos a la descomposición social que impera en el país, misma que ha sido desatendida por las autoridades pertinentes: gobiernos y Federación: “La gente sabe que hay talento, que hay voluntad, que hay un desarrollo muy grande en las últimas décadas, pero lo que pasa fuera de la cancha no ayuda. Sabemos que la situación en el país es grave y que no se puede separar el fútbol del contexto social. Es increíble lo que está pasando ahora. Que la violencia se expanda hacia otras plazas. Que la Federación no haga nada para cambiar”.
“La percepción que tenemos en España del fútbol mexicano es que tiene un potencial que no sabe explotar"
Javier Matallanas, director adjunto de AS
En el mismo tenor, Mirko Calemme, corresponsal de AS en Italia, señala que las únicas noticias que llegan hasta el ‘país de la bota’ referentes al balompié ‘azteca’ tienen que ver con la violencia y las situaciones extra-cancha. “Han tenido bastante repercusión los últimos acontecimientos en el fútbol mexicano. Ha causado bastante asombro lo ocurrido en el partido entre Veracruz y Tigres. Se ha convertido en viral. La sensación, aunque sea feo decirlo, es que llegan más noticias de este tipo de México que de fútbol. Es una pena, porque hay mucho talento ahí”. Por ende, esto perjudica el concepto de la industria futbolística en el mundo, misma que, como hemos documentado, ha construido una reputación relativamente positiva en los últimos tiempos. Todo va al traste con la incapacidad de lidiar con las crisis y con la ausencia de un diálogo horizontal entre Estado, sociedad y entidades futbolísticas. “México ha dado muchos talentos, los sigue dando y puede dar un nivel más alto en ese sentido”, concluye Calemme, secundado por Duarte: “Tengo mucho respeto por el fútbol mexicano. Es un dolor que tanta cosa mala esté pasando”.
Los personajes consultados coinciden que el fin de semana negro del fútbol mexicano desnudó las falencias de la estructura y explica, en gran forma, el estancamiento general de los clubes y la Selección a nivel internacional. Falta de solidaridad y educación, desorganización y potencial desaprovechado fueron las contemplaciones. “Lo de Veracruz y Tigres demuestra una falta de solidaridad increíble. México como país, y por ende, su fútbol, tiene un potencial extraordinario para competir a nivel mundial. Eso le pasa a la Selección, que la liga no es buena y por eso no compite”, dilucida Matallanas. “Poco y nada había visto violencia en el fútbol mexicano antes. Me parece muy triste que hayan tenido que suspender un partido, donde en las tribunas había niños, familias, jóvenes. Eso es lo que hace que las personas se vayan de los estadios”, sentenció Salazar, quien, si ella dependiera, los Tigres habrían replicado la protesta de Veracruz, pues los jugadores tenían derecho. “Hay un problema que es mayor y que debe resolverse desde un punto de vista que tiene que ver con la administración y lo organizativo”, apunta Arcos. Sarah Castro sostiene que las acciones deben trascender el campo de juego: “Queda claro que con talento y dinero no alcanza. Hace falta educación a todos los niveles”. El golpe está dado. Las consecuencias han llegado. Ahora, es tiempo de acciones, debates, propuestas, diálogo. Sacar al fútbol mexicano del estado de coma.
La sensación, aunque sea feo decirlo, es que llegan más noticias de este tipo de México que de fútbol. Es una pena, porque hay mucho talento ahí”
Mirko Calemme, corresponsal de AS en Italia