Kylian Mbappé nos hace recordar a Pelé. Su irrupción en Rusia 2018 es similar a la de 'O Rei' en Suecia '58. Aún le falta la explosión definitiva.
A 60 AÑOS DE PELÉ
Muchos hemos leído y visto escenas de cine con las primeras genialidades del joven Edson Arantes, cuando en 1958 jugó, con 17 años, su primer Mundial en Suecia. Pocos recuerdan que Pelé llegó lesionado y no fue sino hasta las semifinales cuando comenzó a mostrar su magia a todo el planeta. De hecho, terminó como el mejor jugador de la final, en la que Brasil superó a los locales 5-2. Este martes, pensé que Kylian Mbappé nos mostraría más que de esa magia que sé que tiene y que, 60 años después (por cierto, en otra copa sin Italia, como en aquella ocasión), levantaría la mano como el nuevo astro emergente del futbol mundial, con tan solo 19 años. Y, ojo, no lo hizo nada mal, por ahí nos regaló un taquito en el área belga, que Olivier Giroud no supo resolver. Aún le queda la final; me encantaría verlo a plenitud, que se atreva a hacer eso que ni Neymar sabe hacer en el gran escenario.
Bueno, acepto que es más un deseo. Hemos visto pasar grandes astros de este deporte, pero jamás uno como el Rey Pelé.
LA PLAZA BONITA
Para que tengan una idea del tamaño de la Plaza Roja de Moscú, les puedo decir que es más chica que la plancha del Zócalo de la Ciudad de México; es más larga (330 X 240 metros cuadrados), pero mucho menos ancha (70 X 195 m²). Por cierto, no se llama roja por la tonalidad del piso, que es más bien gris, ni de las paredes de la muralla que la rodea. Se dice que viene de la palabra rusa Krásnaya (Красная), que hoy significa “roja”, pero en ruso antiguo quería decir “bonita”, es decir, Plaza Bonita.
En 1990, tanto la Plaza como el Kremlin (mañana les platico un poco de lo que hay dentro de la zona amurallada) fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Mientras la plaza de nuestro amado Zócalo comenzó a construirse en 1521, la Plaza Roja data de finales del siglo XV, cuando quienes quedaron fuera de la zona amurallada comenzaron a agruparse y comerciar justo detrás de los muros del Kremlin. Hoy, es el gran símbolo del país más grande del planeta y durante los últimos años ha sido sede de grandes conciertos como de Pink Floyd, Scorpions o Paul McCartney.
Cada año, el 9 de mayo, aquí se celebra el aniversario de la Gran Guerra Patria (II Guerra Mundial), con el desfile del Día de la Victoria.
LA AVIONETA DE “LA PAZ”
El 28 de mayo de 1987, el joven alemán de 19 años, Mathias Rust, logró aterrizar una avioneta justo en la Plaza. La noticia dio la vuelta al mundo, pues el chamaco pudo evitar las defensas aéreas soviéticas volando desde Helsinki hasta Moscú a escasa altura, fuera del alcance de los radares. Claro, Rust tuvo que cumplir más de un año (432 días) de prisión, en una cárcel moscovita y, de paso, Mijaíl Gorbachov destituyó a su ministro de defensa y al comandante de defensa antiaérea.
“Todavía estoy convencido de que mi vuelo fue una llave a la paz. Demostró que cualquier cosa es posible“, dijo Rust, quien a su regreso a Alemania agregó, “sin resonancia en la opinión pública mundial, carece de sentido toda iniciativa“. Ya no hay de esos románticos... jajaja, no se crean, son otros tiempos, esténse en paz.
DE SALIDA
Se nos acaba la Copa. Este miércoles, a eso de las tres de la tarde en México, conoceremos al otro finalista de Rusia 2018 (voy Inglaterra) y con ello nos faltarán dos encuentros más; el valioso partido por la tercera plaza y la Gran Final del próximo domingo. Paren ya, paren que me pongo nostálgico. Mi quinta copa se me fue como agua.