Bitácora, día 33: Más sabe el diablo por viejo

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Bitácora, día 33: Más sabe el diablo por viejo

MUNDIAL 2018

Bitácora, día 33: Más sabe el diablo por viejo

Pasó un día entre teatro, un viaje por la historia cultural del pueblo ruso, y una visita al Olimpiysky. Todo para calentar motores rumbo a las semifinales.

Bitácora: día 33

EL MEJOR CANDIDATO AL TRI

Este lunes fue un día larguito. Comenzó temprano para llegar al tour del Teatro Bolshói, pero cuando llegamos los únicos 15 lugares para ingresar por día estaban ocupados. Así que me fui a buscar boletos para asistir por la noche al Show Nacional Ruso de Danzas “Kostroma”, en el Teatro de la Canción Rusa, a menos de 10 minutos de la estación del metro Prospekt Mira que, dicho sea de paso, resultó ser una la maravilla que me habían contado.

Ya les platicaré líneas abajo del evento, pero en lo que iba y venía de buscar las entradas, a conocer el Circo Ruso Nikulin (luego me lanzo; no me dio tiempo), de vuelta al IBC a hacer unos enlaces, luego a unirme a una distante junta con la chama venezolana Cristina Visendaz (por cierto, uno de los personajes más queridos del Diario AS en Madrid), entrar al Teatro para el show y salir corriendo un poco antes del final para llegar a tiempo a hacer Pasión Mundialista desde el IBC... Uf, respiro, bien. El punto es que tuve tiempo de pensar en el tipo de entrenador que le conviene al Tri para esta nueva etapa en la que, según me aseguran, apostarán por alguien que pueda aguantar dos ciclos, hasta el Mundial United 2026. Y más allá de promover gente y escribir nombres, lo que creo que nos vendría bien es seguir el mismo modelo que le sirvió a países como Uruguay o España, por citar algunos que tuvieron enormes éxitos con entrenadores maduros, de más de 60 años, hechos en casa, con títulos en su liga, que conocían a la perfección al jugador local y sus cualidades. No tenemos muchos con ese corte y si en serio se quiere reconstruir al equipo “de todos”, para mí, ése sería el mejor candidato.

Luego, también están los de moda, los mediáticos (que le gustan mucho a los federativos porque dejan dinero), los que venden humo y los consentidos de la gente. Piénsenlo muy bien, para que en cuatro u ocho años no salgan con eso de que fracasamos de nuevo “porque los jugadores se toparon con su techo psicológico”.

En fin, digamos que más sabe el diablo por viejo, pero si además no es tan diablillo, qué mejor.

UN MUNDIAL A PATA

Por cierto, ayer le metí a mi aplicación de salud, cerca de 20 mil pasitos más para la contabilidad de mi historial mundialista, que a estas alturas marca un promedio diario de casi 12 mil pasos. Si la cosa no se equivoca se trata de 8.4 kilómetros al día, por cada uno de los 33 que he estado en tierras mundialistas. Nada mal para alguien que desde que comenzó a dar los espacios deportivos dentro del noticiero Así las Cosas, había dejado los tenis mañaneros bien guardaditos.

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RUSIA EN DANZA

Metido todo el día en el metro, a las 20:30 horas estaba listo en mi butaca roja, para vivir una de las mejores experiencias de este viaje (fuera del fútbol, aclaro). El Teatro Folklórico de Rusia, también conocido como el Teatro de la Canción Rusa, presentó, como casi todas las noches hasta septiembre el Ballet Nacional ”Kostroma” que narra la historia del pueblo ruso. La historia relata a través de la danza, las tradiciones y costumbres de un país multinacional, con centenares de etnias. El show te lleva a los tiempos de la Rusia Imperial y de la URSS, pasando por el extremo norte, por Siberia, las estepas, los montes del Cáucaso y Moscú.

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Por cierto, mi parte favorita fue la de los cosacos y las doncellas bailando algo parecido al kazachok que tanto suena por estos lugares y que me enteré que es de origen ucraniano. Ahora sé de dónde vienen el breakdance u otros bailes modernos en los que se apoyan sobre la cabeza para dar vueltas; eso sí que fue ¡impresionante!

El espectáculo, que duró cerca de hora y media, según el programa porque yo me tuve que salir como a la hora con 15, pasa entre música, bailes y geniales coreografías por la cultura soviética, la urbana, la rural y la militar. Los bailarines te transmiten ese orgullo y la fuerza de espíritu del pueblo ruso.

Según el programa, había 50 artistas en escena (no los conté, pero confío), 15 transformaciones escenográficas, 600 trajes, 300 objetos (como espadas y herramientas), proyecciones de video, humo, fuego y cielo estrellado.

En resumen, salí encantado y recordé con mucho cariño el entrañable espectáculo de Amalia Hernández en mi querido México.

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UNA ARENA MÁS

Antes del teatro pasé de volada por el Olimpiysky (que está enfrente), sede del equipo ruso de Copa Davis. Se trata de un Complejo Deportivo que fue construido para los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, cuando recibió eventos de basquetbol y boxeo. Ya estaba aquí y así me anoté un estadio más a mi lista.

Puede recibir 35 mil personas y también, como nuestro Palacio de los Deportes (ese es más viejito), alberga conciertos. Ahí se han presentado Depeche Mode, Roger Waters, Madonna o Justin Timberlake, por citar algunos.

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DE SALIDA

Llegó el día de la primera semifinal (a mí me toca la siguiente); este martes Francia y Bélgica definirán al primer finalista de un Mundial que no ha sido como el resto, que dio paso a las novedades y que refrescó el concepto que teníamos de “selecciones mandonas”. Siguiendo con esa tendencia, aunque veo a Francia un poco más fuerte, línea por línea, no me extrañaría una última sorpresa en San Petersburgo. La otra semi está tan pareja que no vale la pena inclinarse por ninguno, solo dejarse llevar y disfrutar de lo que Inglaterra y Croacia nos quieran regalar.

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