Ya estamos metidos de lleno en la previa del partido contra Brasil el próximo lunes. Además, ya sabemos por qué Osorio ha dejado las rotaciones.
SE PUEDE
Llevo todo el jueves repasando el juego ante Suecia y me queda claro que el cuerpo técnico fue superado y no tuvo la capacidad de corregir y responder a tiempo, sólo hasta que nos hicieron el primero, vinieron los cambios. También he revisado las estadísticas de Juan Carlos Osorio y me quedo con este número contundente en la cabeza, en 9 de 13 veces que su selección ha ido abajo en el marcador, no pudo rescatar el partido. De paso, he mirado que nunca en la historia de los Mundiales se le ha podido marcar un gol a Brasil: 0-4, en 1950; 0-5, en 1954; 0-2, en 1962, y 0-0, en 2014. Y, ¿saben qué?, aunque no tenga muchos elementos para creer, me gusta el escenario y estoy con la mayoría de ustedes: ¡sí se puede!
Los porqués están en el corazón, lo acepto, pero también tengo un dato que me parece que puede ser determinante para que los verdes levanten la cara y recuperen eso que les otorgó no solo dos muy buenos resultados, sino justamente, el funcionamiento que se había ausentado hacía meses.
RAFA MODIFICÓ TODO
Hasta ayer pensaba que habían sido Guillermo Cantú y Yon de Luisa quienes convencieron a Osorio de hacer a un lado los experimentos y las rotaciones, para dar paso a la constancia (al menos en planteamientos y alineaciones). Pero resulta que no; según me comenta una fuente a un día del 0-3 ante Suecia en Ekaterimburgo, es Rafael Márquez quien, con el apoyo del equipo entero, le solicitó al colombiano confiar en un conjunto base y dejarlos jugar como más les acomoda. Ahí se basó el enorme juego que se le hizo a una Alemania que hoy sabemos que no venía tan fuerte como se pensaba; ahí se apoyó el Tri para repetir, casi por completo al equipo, aunque Osorio decidió colocar a Edson Álvarez, para darle minutos antes del juego en el que (¿quién lo iba a saber?) terminaría anotando en su propia meta.
Como lo leen, aunque la última palabra sigue siendo de Osorio, la influencia del veterano exjugador del Mónaco, Barcelona, Red Bull, León, Atlas y Hellas Verona, es tal que el miércoles ante Suecia, volvió a convencer a su cuerpo técnico de hacer a un lado todo lo que se había planeado para este tercer e importante partido, en el que pensaban que seguramente pelearían por definir el segundo lugar del grupo… pero no como pasó.
Ahora entiendo la desmedida molestia de Márquez después del tropiezo, lanzándose contra la afición, medios y críticos de otros países que nos atrevimos a lamentar el mal accionar de los mexicanos, ante los suecos.
NI PARA UN LADO NI PARA EL OTRO
Ahora, el pasado solo importa para revisarlo, aprender e intentar corregir para el siguiente partido. Los lamentos y críticas deben parar. Lo que sí pediría es que no se regrese a ese equipo sin personalidad, sin un rostro definido y sin gol, pero que tampoco se le entregue tanta responsabilidad a un extraordinario jugador que no tiene ni el curso de entrenador y no debería influir tanto en el funcionamiento táctico del Tri. Cada quién a lo suyo, todos juntos, todos fuertes y concentrados en volver a hacer historia. Jamás se había vencido a Alemania en un Mundial; imagínense de nuevo cosas realmente chingonas, pero para que pasen, para que México avance al soñado quinto partido no basta con abrir la boca y hacerte el simpático; hay que unir todos los ingredientes, planificar como dioses un juego tan complicado y luego ejecutarlo en el campo, con huevos, disciplina, (verdadera) unión y todo el talento que tengan en los pies. Sólo así harán historia.
O BIEN…
Claro, también tenemos el otro escenario, sigan jalando la cobija entre ustedes; diciendo que su técnico es un genio, aunque no confíen en él; sigan peleándose con los medios, aunque ellos no jueguen; sigan justificando sus tropiezos, sin compartir sus triunfos; continúen así y siempre encontrarán un culpable externo. Apelo a que sean capaces de recordar la frase que hace poco portó en una camiseta su técnico, Juan Carlos Osorio, al que ustedes calificaron como un genio incomprendido, “jugar por el amor a ganar y no por el temor a perder”.
DE SALIDA
Ojalá que se le gane a Brasil el lunes y Marco Fabián sea determinante en ese resultado. Después de verlo hacer publicidad a un partido político le perdí el respeto que le tenía como futbolista y como ciudadano. Ojalá que todo ese dinero que normalmente paga el Partido Verde lo aproveche (eso lo sabe el Piojo Herrera). Lamento que para muchos sea más importante el dinero que el bienestar de su país.