Bitácora, día 20: "Yo también quiero contar cosas chingonas"

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Bitácora, día 20: "Yo también quiero contar cosas chingonas"

MUNDIAL 2018

Bitácora, día 20: "Yo también quiero contar cosas chingonas"

La víspera del partido más importante del fútbol mexicano en los últimos cuatro años pasó entre reflexiones, ilusiones y un insulso 0-0 en Moscú.

Bitácora: día 20

NO HAY FECHA QUE NO SE CUMPLA

Cierro muy tarde el martes (quiero decir, ya el miércoles) y en unas horas debo estar en el aeropuerto para salir muuuuy temprano a Ekaterimburgo. El día más planeado y trabajado de toda la era Osorio por fin llegó. Suecia siempre se pensó como el juego en el cual el Tri estaría peleando su clasificación a octavos de final y sí, con ese poder mental que hoy traen los tricolores, justamente es contra los europeos donde habrán de definir si cumplen la primera parte del objetivo: superar la ronda de grupos, para luego pelear el tan mencionado quinto partido.

México llega mentalmente fuerte, físicamente entero y futbolísticamente en su mejor momento del año. Pero jamás, por positiva que sea tu mentalidad, debes menospreciar al rival y siento que el discurso de ayer, al menos el del admirado Javier Hernández, insistía en la final del torneo, cuando habría que ir paso a paso. Eso sí, fue tan emotivo el momento que casi sale a hombros de la conferencia de prensa. Bueno, si hubiera dado tiempo, de aquí lo incluimos en la Boleta Electoral, ¡cómo de que no!

“Eso es imaginar cosas chingonas, no sólo verme campeón del mundo, sino ver un país que sume, como todos ellos, que suman mucho. (…) Esa mentalidad queremos cambiar. No somos soberbios, sólo gente que está haciendo lo posible para que merezcamos ganar, podamos ganar una eliminatoria y un Mundial. Eso estamos trabajando con mucha ayuda del Profe y su gente. Eso queremos: imaginar cosas chingonas y lograr cosas chingonas”. Palabras de un nuevo héroe en la Arena Ekaterimburgo, donde este miércoles saldrá a respaldarlas.

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La madrugada antes del día trascendental.

TRABAJO “JODIDO”

En una de varias Copas que me ha tocado cubrir, recuerdo haber estado cerca de un par de reporteros italianos que seguían en Estados Unidos a su selección. Después de una mala primera ronda, la Squadra Azzurra se pudo clasificar a octavos como uno de los mejores terceros lugares (en el sistema actual hubiera sido eliminada) y, no solo estos dos personajes, sino el resto de la prensa italiana, criticó con fuerza la dirección técnica de Arrigo Sacchi, la mala forma de Gianluca Pagliuca, la falta de habilidad de Giuseppe Signori, la poca presencia de su estrella emergente Roberto Baggio y hasta la (supuesta) carencia de liderazgo de Paolo Maldini.

Los jugadores sintieron la presión y dejaron de hablar con los medios de su país por unos días. Pero cuando ganaron (con más garra y patadas que fútbol) a España, en Boston, todo cambió. Los periodistas italianos reían, se abrazaban y sus historias cambiaron. Aceptaron y aplaudieron el cambio, mientras que a los futbolistas y al cuerpo técnico se les veía con la Gazzetta dello Sport, bajo el brazo. ¿Y me vienen a decir que eso solamente pasa en México y que “el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano”? Habría que entender el jodido trabajo de alguien que tiene que cuestionar, criticar y señalar lo que está mal hecho, para luego resaltar, aplaudir y emocionarse con lo que se hace bien. Italia llegó a la final de aquel Mundial y yo en serio espero que México encuentre los argumentos en la cancha, para seguir los pasos de aquella historia del verano de 1994.

BURLAS, NO

Por cierto, no les quito mucho tiempo. Para que eso que les platiqué se diera, los futbolistas también tuvieron que tragar el pasado y las críticas, para disfrutar del reconocimiento de quienes antes los cuestionaron o “mataron”, como en el medio les encanta decir. En la conferencia que cité antes, Javier se burló de un periodista de muchos años, de docenas de batallas periodísticas y de innumerables aciertos como reportero. Yo lo tuve en mi equipo y era una fiera buscando información. Ni René Tovar, ni otro periodista que no busque caerles bien o de plano ser novio de la mejor amiga del Chicharito, merece un mal trato en público. Aquí (y desde hace años) he aplaudido infinidad de ocasiones al delantero mexicano, por su talento, su incansable actitud y su mentalidad a prueba de balas y de “plumas”. Ahora me gustaría pedirle que tenga los huevos de buscarlo y ofrecerle la mano; esas también son posturas chingonas.

LOCALES DE NUEVO

Me dicen que la fiesta llegó a Ekaterimburgo, donde los sombreros, el color y la alegría de miles de compatriotas volvieron a tomar la ciudad en la que la selección jugará su tercer partido del torneo. Qué gusto que lograron educarlos y que el grito incómodo contra los porteros rivales ya no se escuchó en Rostov. Qué bueno que hasta ahora no han dado la nota penosa del Mundial, como solían hacerlo. Parece que en esta ocasión, la Copa será recordada por cosas realmente chingonas. Qué alegría. Quiero seguir aquí muchos días más.

DE SALIDA

Dios aprieta pero no ahorca, y no lo digo por el gol de Marcos Rojo, que le dio a la Argentina el pase a octavos de final del Mundial, lo digo por mí, ya que por la tarde me fui al Estadio Luzhniki a ver sentado en un lugar espectacular, justo frente a la línea del mediocampo, fila 14 y resulta que el Francia (0-0) Dinamarca, terminó por ser el juego más aburrido de todo el evento ruso, además del primero que termina sin anotaciones. Y digo que no ahorca, porque por la noche cené viendo clasificar a la 'Albiceleste', con el comentado gol de Rojo, a los 86 minutos de un partido que sí representó esta Copa, una de las mejores que recuerde… hasta el momento.

Ya luego platicamos lo de Maradona. Qué cosa lo del Diego.

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