Luego de instalarnos en Rusia, analizamos el panorama de la afición futbolera y las esperanzas alrededor de la Selección Mexicana.
A MENOS DE UNA SEMANA Y…
Este domingo, aún masticando en el avión los dos goles recibidos y la floja actuación del combinado mexicano en Copenhague, el equipo de AS.com y de Televisa Radio, que habrá de cubrir cada detalle del Tricolor en su paso por la Copa del Mundo (sigo esperando que sea largo), se trasladó hasta su espléndida sede en Moscú. Es tan linda nuestra base, que me quedaré aquí para disfrutarla durante todo el Mundial, hasta el día de la Final… juego en el que mi corazón me dice que un día veré a mi querida selección, con el mismo verde que tanto me gusta y haciéndonos sentir muy orgullosos (más) de nuestra raza mestiza.
En fin, lamentablemente no será en esta Copa; cada día me siento menos seguro de verlos sonreír, de saltar por ellos en plena transmisión del partido y no poder evitar conectarme irresponsablemente (por lo poco objetivo que seguramente sería) con el ritmo cardiaco de Rafa, Miguel, Carlos, Memo, Marco, mientras corren a abrazar al héroe de la tarde.
Y es que sí, uno también se deja ir en ciertos momentos (y me encantaría que fuera en esta ocasión), pues aunque en este medio quedan pocos periodistas deportivos que intentan mantener una línea crítica y muy alejada (sana distancia) de una relación personal con los futbolistas aztecas, eso no significa que el corazón se arrugue un poco al verlos tan estancados y que uno les dese la derrota, el fracaso, el derrumbe tan largamente anunciado y por el que internamente se ha hecho tan poco.
YA EN “CASA”…
En fin, así, con el ánimo golpeado, llegamos a una fría Moscú; el clima tampoco es gélido, 15 grados centígrados te obligan a sacar el abrigo, pero no es para tanto. Lo frío es el ambiente, que seguramente calentará a lo largo de la semana, hasta que los hinchas obliguen al sol a hacerse presente tal como sucedió en Dinamarca, donde hasta los propios habitantes se sorprendieron de que los rayos arribaran un poco antes este año. Si bien es cierto que Moscú no parece la sede principal de la máxima fiesta del mundo, se trata de la ciudad más grande de Europa gracias a sus 12 millones 300 mil habitantes y tampoco es que sea una localidad tan fácil de vestir y animar. Será esta espléndida Copa Mundial, repleta de figuras, la que los irá entusiasmando, día a día.
Nosotros estamos ubicados muy cerca del International Broadcast Centre (mejor conocido en el bajo mundo de los periodistas con derechos, como el “IBC”), al lado tenemos el río Moscova y de noche la vista es maravillosa. Lo malo es que aquí la noche comienza a las 21:00 horas y termina a las 03:00, cuando el sol aparece de nuevo en el horizonte. Divididos en tres departamentos entre las tantas (y muy altas) unidades habitacionales, una parte del equipo estará pegado a los seleccionados nacionales mexicanos que se hospedan en Novogorska, a las afueras de la capital rusa, dentro del complejo deportivo del club Dynamo. Otros seremos encargados de transmitir los 64 juegos del Mundial (y yo feliz por tener el privilegio de llevarles los partidos del Tri y otros destacados cotejos desde Rusia), así como el evento en el que este miércoles la FIFA habrá de anunciar la sede de la Copa Mundial de Futbol que se llevará a cabo en 2026. Ocho horas adelante respecto a la mayor parte del territorio mexicano nos separan, pero aún sin suficientes horas de sueño, o de oscuridad, con frío y sin descanso o incluso sin buen futbol de parte de la Selección Azteca (ojalá me equivoque), les llevaremos cada detalle de la justa, que espero sea inolvidable.
DE SALIDA…
Regresando al equipo, no le demos más vueltas, estamos estancados, estancados entre la confusión del entrenador Juan Carlos Osorio, que es traicionado por su propio lenguaje corporal al asegurar que sus seleccionados pueden sacar un buen resultado ante Alemania, mientras agacha la cabeza y tuerce la boca; estancados, ante la poca ayuda que reciben de parte de Gerardo Torrado, encargado del enlace entre la FMF y el cuerpo técnico del colombiano, al no atreverse a pelear por hacerlo reaccionar (¿o será que realmente cree en el proceso?, también podría ser); estancados, porque aunque Guillermo Cantú (una buena persona) asegura que está muy tranquilo, luego se relaja y acepta que su confianza es producto de una actitud personal ante la vida, pues es evidente que hay dudas. Pero sobre todo, estancados porque por más que Osorio se argumente que son “detallitos” los que separan a su equipo de un buen funcionamiento, el futbol no se ha presentado en la sede del Tricolor, a menos de una semana del arranque mundialista. Así estamos todos, amarrados a nuestros colores; por ello discutimos, por esa pasión leemos tanto posteo de ataque contra quienes se atreven a decir que no se está jugando a nada. Pero, honestamente, cuando soñamos despiertos con un Mundial histórico, lo hacemos más con fe que con argumentos sólidos. Así que, a favor de todos los que mantienen la fe intacta (o tambaleante, pero de pie), intentaremos no parecer negativos y buscar en alguna tienda la veladora más grande y verde que podamos para estar juntos en este sueño de grandeza. ¿Estamos?