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100 HISTORIAS DE LA COPA DEL MUNDO | 78

Una mancha en azul: el polémico arbitraje sobre Italia en 2002

Corea Japón 2002 fue casa de uno de los escándalos arbitrales más sonados en una Copa del Mundo cuando los locales lograron imponerse en 8vos. de final a 'la Azzurra'.

Estados UnidosActualizado a
Una mancha en azul: el polémico arbitraje sobre Italia en 2002
Getty Images

Ser anfitrión de una Copa del Mundo es un privilegio en todos los niveles. Económico, político, comercial y, desde luego, deportivo. Vaya, una de cada tres selecciones locales termina levantando el codiciado trofeo. Y no es para menos, si se cuenta con un sinnúmero de factores que pueden terminar por favorecer a los conjuntos que juegan el torneo en su casa.

Tal vez el menos relevante, pero el que puede marcar una diferencia más importante, es el propio arbitraje. A final de cuentas, el personaje que pita y muestra las tarjetas es un humano, propenso a la presión de un entorno, a los errores, y a las imposiciones externas.

Aunque jamás se ha encontrado evidencia clara de una orden directa de favorecimiento arbitral a un conjunto anfitrión de una Copa del Mundo, siempre ha existido polémica al respecto, sobre todo después de ciertos episodios que han dejado una clara mancha de controversia en la fiesta del fútbol.

Un 22 de junio de 2002, Corea llegaba a Daejeon con la ilusión de seguir avanzando en su Mundial, aunque la encomienda parecía especialmente difícil pues su rival en turno, era nada más y nada menos que una brillante generación de jugadores italianos.

Del Piero, Totti, Cannavaro, Buffon, Nesta, Maldini, Gattuso, Vieri, Inzaghi y más, dirigidos por el histórico Giovanni Trapattoni. Il meglio del meglio. Una ‘azzurra’ llena de talento local (22 de los 23 convocados jugaban en Italia) en una mescolanza de futbolistas surgidos mayormente de la Juventus, Milan, Roma, Parma e Inter.

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Inició el partido y todo parecía marchar con normalidad. ‘La nazionale’ dominaba y los coreanos, como podian, oponían resistencia. Pero no tuvo que pasar mucho para que las cosas comenzaran a tornarse extrañas.

Al minuto 4’, Byron Moreno, árbitro del encuentro, marcó un dudoso penal a favor de los locales a falta de Francesco Coco. Ji-Sung Park se encargó de cobrar la pena máxima, pero la figura colosal de Buffon no tuvo problemas en detener el disparo desde los once pasos.

Algunos minutos después, Italia rubricó en el marcador su amplia autoridad con un gol de cabeza de Christian Vieri. Sin embargo, el resto del partido tuvo una misma tónica: faltas no pitadas, un par de goles invalidados, y amonestaciones sin sentido, todo con un insólito favorecimiento a los locales.

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A punto de acabar el encuentro, Corea aprovechó un error de la defensa azzurra para empatar el partido y llevar todo a los tiempos extras, donde el ganador se definiría a partir del “gol de oro”, medida introducida por la FIFA en 1996 que hasta ese momento, sólo había sido usada en un Mundial en dos ocasiones previas.

Fue ahí que se hizo más claro el misterio tras el arbitraje del ecuatoriano Byron Moreno. Una expulsión a Totti y un gol mal anulado a Tomassi terminaron por develar el escándalo.

Park anotó y llevó a su equipo a los cuartos de final mientras los italianos permanecían atónitos en la cancha, no por el tanto dorado de los coreanos, sino por la clamorosa actuación del árbitro.

La selección de Italia se marchó de oriente con el amargo sabor de una derrota que se salía de sus manos. Con la sensación de haber sido simples invitados incómodos. Pero la pelota es redonda, y todo termina volviendo a su lugar.

Corea logró a llegar a las semifinales (tras otro papelón arbitral en los cuartos de final frente a España) en donde fue eliminada por el combinado alemán. Moreno fue suspendido (por tercera ocasión) en 2003 tras descubrirse que había participado en el amaño de un partido de la liga ecuatoriana, por lo que decidió retirarse por completo del arbitraje profesional.

Y en el caso de ‘la azzurra’, la revancha fue todavía más satisfactoria. En 2006, ese mismo grupo de jugadores, uno de los más brillantes en la historia del balompié italiano, terminó levantando la Copa del Mundo, poniéndole así broche de oro a su dulce vendetta frente a la FIFA.