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Llegó la hora: Ya huele a pelota

Después de una eterna espera, inician los campos primaverales de Grandes Ligas y aquí encontrarás todo lo que puede suceder con los mejores equipos.

Estados UnidosActualizado a
Llegó la hora: Ya huele a pelota
Getty Images

Si la temporada de Grandes Ligas fuera una canción, sería “Paradise City” en donde el césped es verde y las mujeres bonitas. Y todos estamos invitados a la ficticia ciudad creada por Guns N’ Roses.

Bueno, casi todos.

Lo que se suponía era una agencia libre de cientos de millones de dólares en contratos se convirtió poco a poco en un enorme signo de interrogación, debido a una interminable disputa entre la codicia de agentes y peloteros, por un lado, y la cautela de los equipos, por el otro.

El mayor perjudicado hasta el momento es el aficionado, que no verá el mejor producto en el diamante, siguiendo paso a paso el manual de Derek Jeter para quitarle la diversión al deporte del baseball. La destrucción en Grandes Ligas es generalizada, desde Miami y Tampa Bay hasta Pittsburgh. Sabes que la agencia libre está en problemas cuando las mayores noticias vienen de mercados como Milwaukee.

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Y mientras tanto, hay lugares en donde habitualmente los millones de dólares se mueven como en otro juego de Monopoly de sábado en la noche y que en esta agencia libre han cerrado las carteras incluso cuando tienen necesidades evidentes como en el caso de Boston.

Lo que sucede en Miami, en particular, es entendible que los nuevos dueños quieran reducir la nómina y empezar la construcción de un equipo sustentable desde los cimientos, incluso si eso significa darles una bofetada a sus aficionados que irán a ver un equipo glorificado de Triple-A.

Pero es más difícil comprender como es que los Red Sox se fajen con su postura de no subirle un solo centavo más a la oferta por J.D. Martinez, quien cubriría un evidente vacío de poder en la alineación. Dinero les sobra y no tendrían por qué estar escatimando gastos cuando los Yankees tienen a Gary Sánchez, Aaron Judge y Giancarlo Stanton en la parte medular del orden al bate. Aunque, por otro lado, si me preguntan a mí, 125 millones de dólares por cinco años de un pelotero que solo tiene una campaña con más de 123 juegos en su carrera son más que justos, pero no soy ni Martinez ni su agente, Scott Boras.

Lo mismo sucede con Jake Arrieta, ganador del Cy Young hace apenas tres temporadas y quien llega a marzo sin firmar debido a que su número de aperturas va a la baja y su promedio de carreras limpias admitidas va en sentido contrario. Sin embargo, Boras y él creen que la sola figura del derecho de 32 años (al inicio de la campaña), comanda más que los 6 años y 126 millones de dólares que recibió Yu Darvish con los Cubs.

Esa postura de pelear por más millones de dólares, cuando ya se tienen más que suficientes en una gorda cuenta bancaria, dejó a Arrieta sin un equipo contendiente y ahora su futuro podría estar lejos de las luminarias en lugares como Milwaukee o Minnesota.

Esta pretemporada nos deja figuras sin equipos y equipos sin figuras. Mientras tanto, en algún lugar de Florida todos esos agentes libres con frustrados sueños millonarios se preparan en busca de su siguiente empleo. Un campo primaveral que tiene a nombres como Arrieta, Martinez, Jeremy Hellickson, Eduardo Núñez, Jason Vargas, Melky Cabrera, Eric Hosmer, Mike Napoli, José Bautista, Jonathan Lucroy, Carlos González y Neil Walker. En otras palabras un equipo más que competitivo.

Con todos esos agentes libres se puede armar una novena de mejor calidad que la de Miami y con más aficionados que Tampa Bay. Pero jugar con dinero ajeno es bien fácil.