El contexto político juega un papel preponderante en la primera candidatura de tres países. Gulati, Montagliani y de María han refrendado la importancia del Mundial para unir a las naciones.
"El objetivo es devolver la Copa del Mundo a la región", enfatizó Víctor Montagliani en el momento en el que fue investido como el nuevo presidente de la Concacaf en mayo de 2016. Entonces empezaron los rumores, los trascendidos, las fantasías. ¿Regresará el Mundial a Concacaf después de 1994? ¿Será México el primer país en acogerlo en tres ocasiones? ¿Canadá entrará en la ecuación, a causa de la nacionalidad de Montagliani? Y llegó el huracán Trump.
Las políticas de Trump han sido recibidas con estupor y preocupación, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Sally Yates, entonces Fiscal General, se opuso a ejecutar la orden ejecutiva, y el senador Bernie Sanders, excandidato presidencial demócrata, la describió como un decreto fundamentado en el "odio y la intolerancia". La restricción también tuvo reacción al norte, cuando Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, aseguró que su país seguiría recibiendo a refugiados sin importar su origen ni su religión. El desencuentro retórico entre Trudeau y Trump, polos ideológicos opuestos, se suma a la crisis diplomática desatada a finales de enero entre México y Estados Unidos a causa del muro fronterizo. Un brusco intercambio de tuits entre los mandatarios de ambos países, en los que Trump afirmaba que sería México quien pagaría la construcción, seguidos de réplicas del gobierno de Enrique Peña Nieto, abrieron una disputa aún sin aclarar entre ambas naciones.