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VILLARREAL 3-ATLÉTICO DE MADRID 0

El Atlético se despeña; Jonathan Dos Santos anotó

Tercer partido seguido del equipo rojiblanco sin ganar. Partidazo del Villarreal, que aprovechó los fallos del rival. Tiago y Oblak, lesionados.

MadridActualizado a
El Atlético se despeña; Jonathan Dos Santos anotó

La cara de Simeone en el 39 era un poema y en ella se podía leer, perfectamente, la catarsis del Atleti en El Madrigal. Dos fallos, dos goles, dos lesiones. Un drama. El derrumbe. Como ese pase de Tiago atrás en el 28’ que cambió el partido para siempre. Nunca había llegado a sentirse cómodo del todo el Atleti ante un Villarreal tocón y venenoso cada vez que se acercaba al área de Oblak. Podía ser Soriano. Podía ser Dos Santos. Si uno obligaba a Oblak, el otro, a que Savic sacara bajo palos un balón de cabeza. 18 minutos tardó el Atleti, mientras, en llegar a la portería de Asenjo. Llamó a la puerta primero Correa a la puerta. Después Koke casi la tumba con un balón al palo.

Fue justo diez minutos después cuando Tiago, tantas veces héroe, dio ese pase maldito. Fue atrás a Godín, ante Trigueros. Godín se lanzó a por él ala desesperada pero no llegó. Savic tampoco. Trigueros sólo tuvo que cruzar el balón para batir a Oblak. En la misma jugada Tiago se lesionaba. Fuera. Entraba Saúl. Nueve minutos después era Oblak el que caminaba hacia la caseta, con lágrimas en los ojos, otro gol en su red y el hombro fuera de su sitio.

Había fallado el portero. Ese que casi nunca parece humano, no atrapó el balón ante Pato y eso permitió que le fusilara Dos Santos. Al caer se lesionaba. Fuera. Entraba Moyá. Curioso, en el día en que el Atleti conocía que su rival en octavos de la Champions será el Leverkusen, los porteros del Atleti intercambian las sensaciones de los octavos de Champions del Atlético ante el Leverkusen de hace dos años. Entonces era Moyá quién se rompía y Oblak salía. Destino siempre 

La primera parte murió con una ocasión de Griezmann que contó uno de los problemas por los que este Atleti se está escurriendo hacia ningún lugar: el francés hace siete partidos que no marca. Tampoco lo hizo aquí y la segunda parte era para el Atleti un subir el Tourmalet en bici de patines, con un Villarreal tan bien plantado como en la primera: suyo era cada centímetro de hierba con un Bruno y Trigueros excelsos en el centro y un Asenjo sublime ante su red. Quiso el Atleti, con Carrasco, teniendo más el balón, pero no pudo.

No puede, como si fuera otro Atleti y no él del Cholo, ese que atenazaba a sus rivales en el mismo túnel, al que no le hacía falta pisar el campo para apretar. Pero es que Koke ya no parece Koke sino un jugador normal. Y que Saúl está intermitente, Correa es intrascendente si es titular o que la defensa ya no es un muro como antes. Tampoco lo fue ante Soriano, en la última jugada del partido, que batió a Moyá para poner la puntilla a un Atleti que no parece el Atleti. LaLiga ya no sólo es inasible. También lo parece la Champions. El Atleti manece sexto. El último puesto UEFA. Cuando el árbitro pitó y Simeone caminaba hacia el vestuario de El Madrigal su cara era otro poema: va a llover, decía, aunque la noche estuviera por completo despejada.