Vega refresca a los Diablos y aniquila a los Tiburones
Un doblete del novato, que además sumó una asistencia, guió una nueva victoria del Toluca. Los Tiburones perdían 3-0 y se acercaron a uno; Brambila sentenció.
La semana dulce del Toluca. Victoria (y liderato) de grupo en la Copa Libertadores; victoria en Liga MX que le permite reposar en calma y apearse rumbo a la liguilla, si es que esa aún es su aspiración. 4-2 sobre los Tiburones de Veracruz, con doblete de Vega y firmas individuales de Rojas y Brambila; Peñalba y Albín descontaron para los jarochos.
Cardozo plantó una alineación híbrida. Si la Libertadores en prioridad, en teoría, ha de disimular muy bien que la Liga aún es de su interés. A media semana planteó que es obligación encarar todos los partidos con la máxima seriedad posible. Colocó a Liborio en el arco, a Rojas en el lateral, y a Vega en punta. Más que por rotación, por obligación. Talavera, Rodríguez y Triverio siguen entre algodones. La afición del Nemesio Diez apenas se familiarizaba con la nueva fisonomía de su tribuna de sombra general cuando Vega, las piernas más rápidas del Oeste, inauguraron el carnaval. El joven está de dulce. En su temporada debut ha cuajado actuaciones notables, tanto en liga como en la Libertadores. Fue su estreno en el campeonato local. Le vienen buenas nuevas. Muy buenas.
El Tiburón no compareció en la primera mitad. Los Diablos se ensañaron con la fragilidad de Noya, Paganoni y Leobardo López. Entonces, una sinfonía de pases de primera intención terminó en los pies de Óscar Rojas, que desembuchó un misil que penetró la meta de Melitón después de golpear en su poste derecho. Golazo. Los escualos broncoaspiraban mientras Cueva y Esquivel seguían vestidos de postín. Todo salía bien, incluso Saucedo, sustituto del malogrado Uribe, levantó un pase estilo voleibol que Vega remató de bolea. Golazo, segunda parte. Y sí, muy buenas le vienen a Vega.
Reinoso reactivo al Veracruz en la segunda parte al inyectar tranquilidad, con Zamora, y vértigo, con Lugo. El balance perfecto. Peñalba cabeceó el gol de la resurrección y los Diablos de Cardozo se llenaron de dudas y cansancio. El partido se rompió. Las ocasiones se sucedieron una tras otra: una atajada de Liborio a un tiro lejano de Furch, un disparo al poste de Rojas, un impacto en órbita de Saucedo. Entonces, Liborio, manos de manteca, no pudo descolgar un centro picoteado por Lugo y Albín se encontró el cuero a su caída, justo sobre la línea de cal. Reinoso ordenó la quema de las naves, pero Vega aprovechó un desconcierto, navegó entre los rotos escudos jarochs, y dio la llave a Brambila, quien hurtó el tesoro de las naves. Al final, el Toluca respiró aliviado y dormirá a dos puntos de la zona de clasificación. Si esa no es su prioridad, ha sabido disimular muy bien.