México se pone la soga al cuello
La Selección Mexicana de Básquetbol dejó ir una ventaja de 20 puntos y cayó, pese al regreso de Juan Toscano, en un partido trascendental para clasificar al Mundial FIBA.
Las fiestas suelen conllevar resacas. La de la Selección Mexicana de Básquetbol es dura, migrañosa. Tras la fiesta de Gustavo Ayón, el despertar fue un horror. Filipinas, Indonesia y Japón parecen más lejos de lo que estaban ayer. Acaso es el dolor de cabeza lo que nubla la mirada y difumina la vastedad del Pacífico. El caso es que la fiesta pudo seguir (del homenaje al nayarita al improbable regreso de Juan Toscano) y, en cambio, terminó abruptamente. Braian Angola y Felipe Ibargüen (38 puntos combinados) se encargaron de romper el jolgorio.
‘Los 12 Guerreros’ premium tenían control de la situación en Chihuahua hasta el primer medio. El quinteto inicial Stoll-Cruz-Girón-Toscano-Gutiérrez tenía carga nostálgica y eléctrica. No hay muchos cuadros mejores que tenga a la disposición Omar Quintero. Solo una variable podría mejorar la presentación, pero FIBA ha desoído una y otra vez los argumentos de Daniel Amigo. No obstante, el plan no había mutado demasiado y México sobrellevar al partido con relativa sobriedad. 55-39 mostraba el marcador al descanso. Hasta que la zona pintada de Quintero mostró grietas, y Angola, Ibargüen y Almanza desempolvaron las armas. La brecha se cerró con el terror de las tragedias anunciadas.
Quintero exprimió a Gutiérrez (36:40), en ausencia de las propiedades de Amigo. Ni aun así México pudo dominar ninguna llave. Colombia, gracias a Angola e Ibargüen, ganó la batalla por las tablas con contundencia (38-52, 14-21 en ofensivas), las cuales les generaron un superávit de 9-16 puntos en segundas oportunidades. La pintura mexicana se transparentó antes las embestidas del mortífero tándem (30-40). Los ‘12 Guerreros’ se abandonaron en los últimos cuartos (25 puntos en ambos), Stoll y Toscano se extraviaron y Colombia convirtió el día en noche. Solo hubo un cambio de mando en el marcador: al segundo 30 del overtime, Angola, quién más, rompió el empate a 80-80. El daño estaba hecho.
Los nueve puntos verdes en la recta final tras una sequía de minuto y medio son prueba suficiente de la debacle. No hay margen de error ya. La esperanza es que la resaca y la dureza del golpe no perduren en Brasil. De lo contrario, el Mundial será un sueño perdido. Uno más del baloncesto mexicano.