W Deportes
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

MÁS DEPORTE

El mejor tenismesista mexicano y el miedo a la derrota

Marcos Madrid vive en Francia desde 2009. Medallista centroamericano, panamericano, y atleta olímpico en 2016, busca llegar a los JJOO de 2024, que serán en su “casa”.

Ciudad de MéxicoActualizado a
El mejor tenismesista mexicano y el miedo a la derrota
Jorge MartinezMEXSPORT

Marcos Madrid (35, Puebla) entró al tenis del mesa y al mundo del deporte no por la puerta de la herencia o la necesidad, sino por la más lúdica y pura: la de la diversión. El juego por el placer inmaculado de simplemente jugar. “Mientras más pasas la pelotita del otro lado más te vas divirtiendo. Poco a poco vas aprendiéndole a pegar, los efectos, el revés. Sin duda eso fue lo que me atrapó: el que mejorara a cada golpe. De niño, si algo te divierte mucho, lo puedes seguir haciendo durante horas y horas. A partir de eso me enamoré de este deporte”, cuenta en entrevista con AS durante su estancia veraniega en su país natal. Pronto volverá a Francia, su hogar desde 2009, con una meta entre ojos: los Juegos Olímpicos de 2024. Pero a veces ese placer bisoño suele colisionar con el miedo, el miedo a caer. Es la batalla de Marcos.

- Actualmente ocupa el lugar 126° del ranking de la ITTF (Federación Internacional de Tenis de Mesa). Llegó a estar en el 89°.

- En 2022 ganó el Campeonato Centroamericano, en Guatemala, con lo que sumó 75 puntos a su ranking.

Todo empezó a los 10 años. Primaria y ping-pong. No hubo problema en compaginar ambas facetas hasta que la secundaria no fue flexible con los permisos para ausentarse de clases para competir. Dejó por un par de años las raquetas y en 2001, a la edad de 14, recibió la oportunidad de su vida: un viaje a China. De la mano del entrenador Tang, afiliado entonces a la Federación Mexicana de Tenis de Mesa, Marcos entrenó durante 11 meses en un internado en el país que reclama hegemonía perpetua sobre el ping-pong. “Terminó su contrato y me invitó a ir con él. Me fui con el objetivo de ser el 1° en México. Eso me dio mucha fortaleza mental. Me convertí en un verdadero atleta allá. Me sirvió para tener bases fuertes para mi carrera. Fue una decisión difícil para mis papás, para mí, pero no me arrepiento de nada”, recuerda.

En China, Marcos entrenaba ocho horas diarias y estudiaba el idioma. Pronto la lejanía y la soledad también se convirtieron en rivales al otro lado de la mesa. A 14,000 km de casa, con 14 años. Una tarea titánica: “Fue difícil, ya que aún era muy joven. Tuve que cambiar mi mentalidad al 100%. Probar cosas nuevas. Ser responsable: a esa edad todo es un aprendizaje. Entrenar era la medicina de todos los días: estaba ocupado, feliz y cansado. Al final, el tiempo pasó más rápido de lo que esperaba”. Volvió a México, terminó la secundaria en sistema abierto para no perder dos cursos completos y después concluyó la preparatoria en tiempo y forma. Probó estudiar una carrera en Idiomas en Caen, Francia, pero las raquetas llamaban a la puerta. Vivió la experiencia estudiantil por un tiempo, pero el sueño siempre fue otro: ganar.

Marcos Madrid, en competencia en los Juegos Panamericanos de Lima 2019
Ampliar
Adrian MaciasMEXSPORT

Y llegó Mayagüez 2010. Los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico. Las medallas cayeron a puños: oro individual, plata en mixtos y bronce en dobles. Atrás había quedado la decepción de no clasificar a los Juegos Olímpicos de 2008. El miedo. “Fue la primera gran victoria de mi carrera”, rememora, “me puse muy contento, fue muy motivante, porque no pude ir Pekín y tuve un periodo bastante duro. Eso me volvió a dar vida para seguir. Nunca dudé, nunca pensé en abandonar. Bueno, hasta el momento todavía no”. La carrera de Marcos tomó velocidad tras Mayagüez; sumó dos metales (plata individual y bronce por equipos) en los Panamericanos de Guadalajara, en 2011: “Fue algo impresionante. Son pocas las oportunidades que tengo para jugar en México. Estaba ahí mi familia, mis amigos. Fue una de mis mejores experiencias. Empecé a jugar muy bien. Me gusta mucho un tipo de adrenalina, ese ‘peligro’ de estar ante un público. Eso me ayudó a subir mi nivel”.

Tras Veracruz 2014, “una pequeña decepción” (se quedó con el bronce individual, aunque ganó el oro en equipo), el trayecto de Marcos llegó a destino. 20 años de esfuerzo, de soledad, de distancias insalvables; de raquetazos, algunos incluso a ningún lugar. En Río 2016, Marcos vivió la consecuencia de sus sacrificios. “Fue un camino muy largo. Trabajé muchísimo para desbloquear una parte mental que a veces tenía: ese miedo por la derrota. Me pasaba. Finalmente se dio la clasificación y empecé a entrenar más relajado (...) Fue maravilloso estar en la Villa Olímpica, conocer a grandes deportistas. Nunca lo olvidaré”. Marcos ganó su enfrentamiento en la ronda preliminar al vanuatense Yoshua Shing en sets corridos, pero cayó ante el eslovaco Yang Wang en la fase posterior. Las agridulces memorias de Río son su alimento actual. Marcos lo tiene muy claro: “No pude llegar a las medallas, pero la sensación de victoria en unos JJOO es muy agradable. Mi objetivo es ese: volver a sentir eso una vez más”.

Marcos Madrid, en su partido ante Wang Yankg en los JJOO de Río 2016
Ampliar
JORGE MARTINEZMEXSPORT

París 2024. “Me tocarían los JJOO en casa”, se ilusiona. Y es que Marcos lleva 13 años en Francia. Desde entonces participa en el Championnat Pro A de tenis de mesa. Primero en Caen, luego en Montpellier, ahora en París; en Saint Mandé, para ser más exactos, enrolado en el club Issy les Moulineaux. Entrena en las instalaciones del Institut National du Sport, de l’expertise et de la Performance (INSEP), el máximo órgano deportivo estatal francés, cuya sede se encuentra en el Bosque de Vincennes, cerca del suburbio parisino de Saint Mandé. Las competencias del tenis de mesa en la próxima cita olímpica ocurrirán en la París Expo Porte de Versailles, a solo 17 kilómetros del INSEP. Sí, los JJOO en casa. “Desde ya me estoy preparando. Por eso decidí tomarme unas vacaciones un poco más largas, porque después ya no regresaré en varios años. Afortunadamente no tengo ninguna lesión, lo que me permite entrenar fuerte. Ya tomé algunas decisiones en mi calendario y espero que sea para bien”, explica. Para apretar tuercas, Marcos ha llamado de vuelta a Jeremy Suralt, el preparador físico que lo llevó los JJOO de Río, quien se unió a Magaly Zerón, su ‘coach mental’ desde 2016.

Un año sin beca Conade

Marcos no tiene patrocinadores. Depende de su salario como profesional en Francia y, en menor medida, de los apoyos que brinda la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Sin embargo, el poblano dejó de recibir su beca de $6,000 mensuales durante más de un año debido a un “error administrativo”. Incluso hizo pública la situación a través de un mensaje en su cuenta personal de Twitter. El problema parece que ya se ha solucionado. “No sé qué pasó. Se nos complica la vida a los deportistas porque no somos ni contadores, administradores o abogados. Intento depender lo menos posible; si me quedara esperando no tendría torneos en todo el año”, sentencia. Conade solía pagar por su participación en los torneos internacionales más importantes, campeonatos panamericanos y mundiales: “Dos al año, pero en realidad son más de 30″. En los últimos dos años, la Comisión dejó de financiar dichas apariciones, con la excepción del torneo clasificatorio a los JJOO, matiza: “Pero tampoco puedo decir que no han apoyado. Anteriormente lo hicieron para Panamericanos, el Mundial. En algún momento me han dado material”.

“Hay pocos deportistas mexicanos viviendo fuera del país. Eso es una parte difícil para buscar sponsors. Es más complicado estar a distancia, estás un poco en el olvido. Pero es muy desgastante quejarme. En mi vida cotidiana intento que no sea de esa forma. Estoy muy contento en Francia”, concluye Marcos, un apasionado de la gastronomía, la cual estudia en línea desde el inicio de la pandemia: “Las pastas me quedan bien. Buena qualité”. París 2024 será el último ciclo olímpico. A partir de ahora: cuatro, quizá cinco años más en las pistas. Marcos planea iniciar una empresa de conferencias motivacionales para deportistas jóvenes una vez finalice su carrera. “Quiero darles ánimo. Me está gustando dar conferencias. Que no tengan miedo de lanzarse”. Sin miedos ya.