De arquitecta a mejor jugadora de pádel de México: así es la historia de Ana María Cabrejas
La jugadora ha desarrollado su nivel y es altamente competitiva en la actualidad.
Ana María Cabrejas trazó un camino poco convencional para convertir en realidad el sueño que la acompañaba desde la adolescencia: convertirse en padelista profesional. Su historia comienza en el seno de una familia marcada por la disciplina deportiva, donde los triatlones eran parte de la rutina y moldearon un entorno en el que el esfuerzo físico y la constancia se asumían como valores cotidianos. En medio de ese ambiente, el tenis fue su primer acercamiento a las canchas, una actividad que practicó desde pequeña y que, sin saberlo, sería el puente hacia la disciplina que marcaría su vida.
Durante la adolescencia descubrió el pádel, un deporte que la atrapó por completo y al que se aferró con la misma firmeza con la que perseguiría sus metas años después. Mientras avanzaba en sus estudios universitarios en arquitectura, aprendió a dividirse entre tareas, entrenamientos y competencias, enfrentando jornadas largas en las que el compromiso deportivo nunca quedaba en segundo plano. Cada torneo y cada práctica reforzaban la idea de que su futuro estaba ligado al pádel, aunque todavía faltaba un paso decisivo para asumirlo plenamente.
Ese momento llegó tras su participación en el Mundial de Pádel de Paraguay 2018. A su regreso, tomó la determinación de buscar una formación de alto rendimiento y trasladarse a España, la cuna del World Padel Tour (WPT), donde se concentraba la élite de este deporte. Con dudas por parte de su familia, especialmente de su padre, pero también con su respaldo, inició la travesía que definiría su carrera. Con apoyo de patrocinadores, aterrizó en un entorno competitivo que exigía más disciplina, más técnica y más temple del que había conocido hasta entonces.
En España se sumergió en exigentes rutinas de entrenamientos y en una dinámica deportiva que pronto empezó a rendir frutos. Con el paso de los meses, acumuló experiencia, enfrentó a referentes de la disciplina y consolidó su presencia en el circuito.
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Con mayor madurez y claridad sobre sus objetivos, Ana María Cabrejas continúa proyectando su carrera con la misma convicción que la llevó a cruzar fronteras. Su camino es el testimonio de una apuesta personal que combina disciplina, sacrificio y la determinación de perseguir un sueño sin mirar atrás.
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