Austin Reaves, el primero en la historia gracias a la dinastía James

El encuentro de anoche entre Los Angeles Lakers y el Miami Heat dejó más que un simple triunfo para el equipo de púrpura y oro. Fue uno de esos partidos donde la emoción se mezcló con la historia, donde las estadísticas pasan a segundo plano ante la magia de un momento, hasta ahora, nunca antes visto.

Todo parecía un juego más en la larga temporada regular de la NBA, hasta que el público del Crypto.com Arena se puso de pie ante una secuencia que, sin saberlo al principio, iba a trascender mucho más allá del marcador. Un pase, una mirada cómplice, una volcada, un mismo apellido, pero diferente un jugador, aquellos facotores que desataron la locura en las gradas angelinas.

El protagonista fue Austin Reaves, el escolta de los Lakers que continúa demostrando que su inteligencia en la cancha lo convierte en mucho más que un simple complemento. En cuestión de segundos, se convirtió en parte de una jugada que ningún otro jugador en la historia de la liga puede presumir: completar un alley-oop con un padre y, años después, con su hijo.

¡Así es! Reaves logró asistir primero a LeBron James en uno de sus clásicos vuelos hacia el aro, para la noche de este domingo 2 de noviembre, repetir la fórmula pero ahora con su hijo, Bronny James. Dicho en otras palabras, el histo se ha convertido en el primer alley-oop exitoso de un mismo jugador a dos generaciones distintas de una familia en la NBA. Una conexión que une pasado, presente y futuro del baloncesto angelino.

“Tengo que ser la primera persona en la historia de la NBA en lanzar un Alley-Up a un padre y su hijo. No sé, tiene que ser, ¿no? Mientras todavía estén en el mismo equipo" mencionó Austin incrédulo durante las declaraciones posteriores

Más allá de la anécdota, el momento simboliza el relevo generacional que se avecina en la liga, y no porque Bronny vaya a ser el heredero de las glorias de su padre, sino porque cada vez está más cerca el fin de los jugadores que desde hace más de 12 años, dominan la NBA. Reaves, sin proponérselo, fue el hilo conductor de una historia que resume lo que significa el baloncesto: continuidad, emoción y legado. Una jugada, dos James y un único Reaves para recordarla por siempre.

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