Revés inesperado para Guillermo Ochoa rumbo al Mundial 2026
Un nuevo capítulo turbulento que se convierte en un desafío personal para el guardameta mexicano. Cambios enormes en su club rumbo a la Copa del Mundo.
No cabe duda que Guillermo Ochoa arrancó su etapa en el AEL Limassol con el pie equivocado. Durante su primer partido como titular recibió cinco goles, en un debut que resonó como aviso para lo que estaba por venir. Ese revés no solo hiere la confianza, sino que también sacudió quizá cualquier duda que quedaba respecto a sus aspiraciones rumbo al Mundial 2026.
Sin embargo, lo más delicado de todo es que no solo fue una mala noche, pues vino acompañada de cambios estructurales en el club. Poco después del partido adverso, el Limassol decidió separar al entrenador Paolo Tramendzani (quien dicho sea se paso fue determinante para darle esta oportunidad) con el argumento de “garantizar el buen funcionamiento del equipo”.
Dicho en otras palabras y en plena temporada clave, Ochoa debe entonces probarse y convencer ante un técnico nuevo: Hugo Martins. El portugués recién firmó para dirigir lo que resta del torneo con opción de extender contrato, y ahí el primer gran obstáculo para Paco Memo: Llenarle el ojo a su nuevo mentor.
Javier Aguirre al pendiente
El este mismo sentido, reto es doble; recuperar el nivel bajo presión y ganarse la confianza de Martin cuando inicialmente no fue él quien lo eligió. Bajo Tramendzani, Memo ya había asegurado la titularidad; ahora debe demostrar que puede mantenerla frente a un nuevo mando. Si no logra jugar con regularidad, su candidatura a la sexta participación mundialista peligra seriamente, pues el entrenador nacional Javier Aguirre ha sido claro: convocará a quienes mantengan continuidad en sus clubes.
Este giro pone en perspectiva lo que parecía una transición natural. Más que consolidarse, Ochoa se enfrenta a un desafío que redefine su futuro inmediato. El antiguo entrenador lo había pedido personalmente, lo había respaldado, pero ahora esa certeza se desvanece. Lo que era una promesa de estabilidad ahora es una prueba de resistencia mental, capacidad de adaptación y rendimiento bajo nueva vigilancia.
Para Guillermo Ochoa, este es un nuevo reto no solo consta en demostrar que puede tolerar los golpes de una mala noche, sino que tiene el temple para sobreponerse, afianzarse con un técnico que no lo eligió y asegurar su boleto al Mundial desde el guante.
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