Los retos del Mundial 2030: calor de 40°C, distancias de 9,000 km, política...
La primera Copa del Mundo de la FIFA en tres continentes encarará varias cuestiones que pondrán a prueba su celebración. Varias prometen mucha controversia.
Seis países. Tres continentes. El Mundial más grande de la historia llegará en 2030, cuatro años después del que sería, hasta entonces, el Mundial más grande la historia. España, Portugal y Marruecos organizarán, a falta de ratificación del Congreso de FIFA mediado 2024, la 24° edición de la Copa del Mundo de fútbol; una pequeña ayudan tendrán de Argentina, Paraguay y Uruguay, quienes organizarán tres partidos inaugurales ‘conmemorativos’ a razón del centenario del torneo. Después del júbilo inicial en las naciones co-anfitrionas, llega el momento de poner manos a la obra. Y los pendientes serán muchos. El Mundial del año 100 deberá sortear varios de los usuales desafíos que han enfrentado ediciones anteriores; ahora, potenciadas por la expansión del formato, las sedes y los participantes.
El primero reto que salta a la vista será el calor. La FIFA ya confirmó las fechas en las que se llevará a cabo la Copa del Mundo del centenario: del 8 de junio al 21 de julio de 2030. En pleno verano del hemisferio norte. Tal como, originalmente, iba a ocurrir en Qatar 2022. La Federación, finalmente, optó por modificar los tiempos en los que se celebraría la cita: de junio-julio a noviembre-diciembre. El primer Mundial en el otoño boreal, más cercano a la Navidad que a las vacaciones de verano. La razón: las altas temperaturas que asolan a Qatar durante la mayor parte del año, las cuales pueden alcanzar los 50°C. La diatriba se podría repetir en 2030. Varias ciudades españolas que integran la propuesta son tan calurosas como Doha durante el verano. Valencia, por ejemplo, batió el récord histórico de temperatura el pasado 10 de agosto, con 46.8°C. Lo mismo sucedió en el aeropuerto de Bilbao, que llegó hasta los 44°C durante la misma ola de calor. Es normal que en urbes como Sevilla, Málaga y Madrid, el termómetro ronde los 40°C en julio. En inicio, ya ha quedado desestimada la opción de trasladar, una vez más, el Mundial a finales del daño, pero el debate se presentará conforme el evento se acerque.
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La distancia entre las tres sedes sudamericanas y el centro neurálgico del Mundial, en la península ibérica y el Magreb occidental, también será un punto a tomar en cuenta. Entre Montevideo y Agadir, la potencial sede marroquí más sureña, hay más 8,744 km de distancia. Es decir, las selecciones que disputen los duelos conmemorativos del 8-9 de junio deberán trasladarse 9,000 km, o quizá más, para presentarse en su segundo compromiso. La mayor distancia recorrida en la historia de las Copas del Mundo, lo cual contrasta con la cercanía que los equipos experimentaron en Qatar 2022, donde toda la actividad se concentró en un radio de 80 km. Y sí, FIFA anunció que proporcionará una ventana de entre 11 y 12 días a quienes jueguen en Sudamérica (Argentina, Uruguay, Paraguay, y sus respectivos rivales) para que tengan margen de descanso y traslado antes de su segundo partido en el Mundial. El resto de equipos que integren esos grupos dispondrán de cinco-seis días de preparación. Sin embargo, el trajín de las nueve horas de viaje directo, al menos, que implicaría recorrer 9,000 km ya estará en las piernas de los afectados. No faltarán quienes mencionen que se ha socavado la integridad y neutralidad del calendario de competición.
Bronco historial político
La colaboración gubernamental tripartita es otro tema a revisar. España, Portugal y Marruecos comparten lazos culturales, históricos, sociales. Agendas políticas. Y también un tumultuoso pasado. Sobre todo, España y Marruecos. La primera instauró un protectorado colonial en la zona norte del actual territorio marroquí entre 1912 y 1956, el cual aún causa escozor en suelo magrebí. El estatus de Ceuta y Melilla, ciudades africanas bajo jurdisdicción española desde siglos atrás, reivindicadas por Marruecos, y la independencia del Sahara Occidental (antigua provincia española sin reconocimiento internacional) son un recurrente punto de conflicto. De hecho, el Tratado de Lisboa, firmado en 1668 entre las coronas de Portugal y España, concedió ya entonces la soberanía de la segunda sobre Ceuta. Sí, países unidos desde hace mucho tiempo, antes del Mundial y el fútbol. La relación entre España y Marruecos es un rosario de incidentes diplomáticos, territoriales y bélicos que resumen en un epígrafe: la reclamación de Marruecos de los territorios españoles África. La guerra de Ifni, entre 1957 y 1958, fue el punto culminante de dichas tensiones. El conflicto en el islote de Perejil, primera y única escalada militar entre ambas naciones en el Siglo XX, demostró que las diferencias aún están lejos de terminar.
En la actualidad, la discusión entre España y Marruecos también gira en torno a la inmigración irregular y la tensión fronteriza. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística de España, al 1 de enero de 2021, 930,221 marroquíes residen en España, lo que la convierte en la comunidad extranjera más numerosa en el país. Con diferencia: la más cercana, Rumania, suma poco más de la mitad (565,724). La integración de los inmigrantes marroquíes en España, el racismo, las deportaciones y la actuación de las fuerzas policiales son debates muy presentes en la opinión pública. Un incidente migratorio acaecido en 2021, en el contexto de la pandemia del COVID-19, ocasionó que alrededor de 8,000 inmigrantes, incluidos varios menores de edad no acompañados, entraran a España a través de Ceuta; la mayoría lo hizo sobre espigones. El caos generó dos muertos. Los cruces masivos no son poco usuales en la zona, lo cual suele conllevar crisis humanitarias. Los desencuentros son comunes, pero ha llegado la hora de trabajar en conjunto. El Mundial más grande de la historia espera.
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