Hacer las cosas bien

En el último año, Cruz Azul había visto partir a trece jugadores que fueron partícipes del último título. Sin embargo, quedaba la sensación de que, manteniendo al cuerpo técnico con el que se había alcanzado el ansiado campeonato, se podrían compensar las ausencias y mantener a flote el proyecto.  Por ello, la terminación anticipada del contrato de Juan Reynoso representa el fin de un ciclo. Después del título se soñaba con un equipo que marcara una era dorada en la historia del club y al final resultó una estancia corta, con una fórmula que se desgastó muy rápido.

Buscando quién pudiera tomar las riendas del equipo, en medios y redes sociales se mencionaron los nombres de distintos candidatos. Algunos comentaristas plantearon el posible regreso de Rubén Omar Romano al banquillo celeste, especularon con la llegada de Chepo de la Torre e incluso en Twitter, se esparció el rumor de que se trataría de un técnico que ya hubiese sido campeón en México, sugiriendo a Hugo Sánchez o Tuca Ferretti. Y aunque cada uno de los técnicos sugeridos podría haber tenido alguna aportación interesante, la directiva celeste, encabezada por Víctor Velázquez y Jaime Ordiales decidieron iniciar una renovación total.

La cúpula celeste optó por darle los controles de la máquina al uruguayo Diego Aguirre, quien  es  un entrenador experimentado, con más de veinte años de trayectoria, pero que, a pesar de haber probado suerte en distintas latitudes (Uruguay, Brasil, y Catar), será la primera vez que dirija en la Liga MX. La designación de Aguirre es una apuesta arriesgada, sí, pero también representa una opción cargada de frescura para una liga acostumbrada a reciclar técnicos.

El mensaje de renovación ha sido consistente. Se buscar armar un proyecto nuevo, sólido y al menos en discurso, bien hecho. Dictan los cánones que, durante el armado de un equipo es fundamental que el Director Deportivo sea quien elija al Director Técnico y los dos, en conjunto, definan la plantilla acorde a los recursos económicos y objetivos de la institución. Parecieran asuntos menores, pero no debemos olvidar que hasta hace relativamente poco, muchos de los jugadores que llegaban a la plantilla eran decisiones del director deportivo, sin considerar al entrenador.

Recordemos a Guillermo Vázquez, quien a los pocos días de su llegada al banquillo celeste externó que el no habría dejado marchar al entonces goleador del equipo, “Tito” Villa quien había sido traspasado a los Pumas de la UNAM días antes de la llegada de Vázquez. O como cuando regresando de un viaje de pretemporada, en el aeropuerto, un periodista abordó a Luis Fernando Tena para preguntarle su opinión respecto los jugadores recién llegados de la MLS y el “Flaco” contestó que no los había pedido y peor aún, no los conocía.

Por ello, resulta sumamente positivo que, a pesar de que Cruz Azul concluyó su participación en la Liga MX hace tres semanas, apenas el día se ayer se hayan empezado a oficializar las bajas y aún no se hayan anunciado incorporaciones a la plantilla. Resulta fundamental que se respete la opinión del técnico uruguayo, quien a su llegada reconoció que necesitaba conocer y específicamente, trabajar con el plantel para saber con qué cuenta y qué áreas son las que requiere fortalecer o seleccionar los elementos de los que puede prescindir.

En el futbol, como en la vida, no existe una fórmula mágica que permita garantizar el éxito. Sin embargo, la experiencia dicta que cuando existen elementos como constancia, disciplina, orden y trabajo, cualquier proyecto estará más cerca de alcanzar la meta. En sus breves apariciones en Televisión,  Aguirre aparenta ser una persona seria, centrada y trabajadora. Habrá que ver cómo lidia con la presión si es que en el camino se encuentra con una racha de resultados adversos, antes de emitir una opinión respecto a su trabajo. Pero, ante el deseo de dar un golpe de timón y reiniciar un proyecto, al menos en principio, parecería que la directiva celeste está haciendo bien las cosas.

Jorge Ruggiero

@ruggiero_53