Van Persie emula a Efraín Juárez

Fue el 2 de noviembre del año en curso, cuando una particular imagen comenzó a dar la vuelta entre los aficionados del futbol mexicano. Pumas había vencido 4-1 a unos Xolos que se mostraban sumamente sólidos a esas alturas del campeonato, pero su afición lejos de festejarlo, se manifestaba entre abucheos, cánticos y reclamos. Sus playeras, en el pecho llevaban la leyenda: “Respeten nuestra historia”; la Rebel hacía acto de presencia y pedían ser escuchados, literalmente, a gritos.

Ante las demandas, Efraín Juárez se mostró estoico. De pie ante el pebetero, cruzado de brazos y en silencio; los reproches no cesaban, pero el mister tampoco se movía. La imagen, como se dijo, comenzó a dar la vuelta, y tras un acto, que sin precedentes, atestiguó el Olímpico Universitario, llegaron las palabras: “Agradecerle a la afición, porque así como nosotros estamos con frustración, con enojo, con tristeza; ellos vienen y siguen cantando. Obviamente muestran su frustración y su protesta, que me parece que es totalmente fundamentada“(...)

“Tenemos la mejor barra del país, entiendo su frustración, su malestar. Los conozco hace 20 años y hemos pasado las buenas porque hemos cargado campeonatos; hemos pasado las malas porque estamos en esta situación. Sólo queda agradecerles y ojalá podamos darles alegrías pronto para que se sientan orgullosos”. Palabras y actos, que de cierta forma se trasladaron hasta Rotterdam, para ser replicados por nada más y nada menos que Robín Van Persie.

Van Persie da la cara ante la afición

Luego de su prematura eliminación en la Copa de Holanda, en conjunto con una racha que no brinda la mayor de las certezas a futuro, la hinchada del Feyennord (anterior equipo de Santi Giménez, por cierto) comenzó a hacer notar su malestar. “¡Robín, lárgate!" empezó a retumbar en el inmueble; sin embargo, eso poco le importó al técnico neerlandés para en efecto, responder ante los suyos.

Respaldado por su guardameta y capitán, Justin Bijlow, el mandamás se colocó de frente a la cabecera local para entablar un dialogo. El intercambio fue de lejos, hosco; no obstante, lució lo suficientemente aliviador, como para tranquilizar las aguas de momento: “Entiendo que las quejas se dirijan hacia mí. Siento que tengo el deber de estar ahí y darles la oportunidad de expresar su frustración" comentó Van Persie.

”Tienen derecho a expresar su opinión y a estar enfadados. Nosotros, como jugadores, debemos aguantar el reclamo“ añadió Bijlow. Ambos técnicos, jóvenes, con carreras nacientes y en equipos importantes de sus países. Juárez y Van Persie no han sido quizá la respuesta inmediata a las demandas colectivas, pero si algo han dejado claro, es que al ser canteranos de los clubes que ahora dirigen, sienten una conexión diferente que va más allá de un puesto en el banco.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí