México le ganó a Panamá en el partido por el tercer lugar de Nations League

Es difícil recordarlo ahora, pero ayer se cumplieron cinco años de la que es quizás una de las victorias más importantes en la historia de la Selección Mexicana en Mundiales. El 17 de junio del 2018, en el debut de Alemania y México en la Copa del Mundo de Rusia, los dirigidos por el antes despreciado pero ahora añorado Juan Carlos Osorio le ganaron a la vigente campeona del mundo.

Lejos han quedado esos días de optimismo y esperanza para el Tricolor (si es que alguna vez las hubo), y cinco años y un día después, el futuro se mira incierto. La victoria de esta tarde es intrascendente, si acaso servirá para que los directivos y los altos mandos de la Federación Mexicana de Futbol, el seleccionador Diego Cocca o algún incauto jugador salgan ante los medios a decir que “todo es un proceso” y que se necesita “paciencia”.

Con un juego muy limitado, más por ímpetu y algo de fortuna que por calidad, México derrotó a Panamá 1-0. El gol vino producto de un avance por derecha de Antuna, que intentaba sacudirse los escombros y el polvo del partido anterior. El jugador de Cruz Azul se adentró al área buscando a Giménez pero una serie de rebotes le acomodaron fortuitamente el balón a Gallardo, que vino de atrás para rematar sin muchas dificultades.

Tras el gol, nada más. Los hombres de Diego Cocca se veían desconectados, incapaces de crear una triangulación y sin aprovechar las pocas transiciones ofensivas que generaban. Panamá, muy valiente, se atrevió a anotar un golazo de chilena que hizo sudar frío a los mexicanos, pero el VAR y el fuera de juego salvaron lo que ya se habría podido catalogar tranquilamente como un desastre.

Así sin más se fue diluyendo este partido irrelevante que reafirma el lugar que a día de hoy ocupa México en Concacaf: el tercero, por debajo de Canadá y Estados Unidos que jugarán la final. Hace cinco años, ambas naciones no se clasificaron al Mundial de Rusia, pero actualmente se pueden jactar de tener un mejor presente que el mexicano. Si no hay un milagro en una semana, la Copa Oro pinta para ser la confirmación de la crisis futbolística del “Tri” rumbo al Mundial del 2026.