FC Juárez hunde al Querétaro en un partido vibrante y de tintes amargos

La noche del viernes 1 de noviembre de 2024, el Estadio Corregidora fue escenario de un enfrentamiento dramático entre el Querétaro y el FC Juárez, en el que los visitantes salieron victoriosos 2-1 en un partido que combinó emoción y frustración en igual medida. Con este resultado, los locales se mantienen en el sótano de la tabla, mientras que la plantilla fronteriza, con un modesto ascenso al puesto 15, aún no logra entrar a la lucha por la Liguilla.

El arranque del partido mostró a unos Gallos motivados, dispuesto a usar el apoyo de su afición para pelear cada balón. Sin embargo, la escuadra juarense tenía otros planes. En el minuto 20, Jairo Torres recibió el balón a unos metros de la línea del área grande y, sin dudarlo, sacó un zurdazo que se coló junto al poste izquierdo. La afición en las gradas quedó en silencio, y los Bravos celebraron el primer gol con un estallido de júbilo.

Los dirigidos por Mauro Gerk intentaron recomponerse, lanzándose hacia el ataque, pero la férrea defensa del combinado chihuahuense para cortar los avances con faltas estratégicas –en una noche que dejó siete tarjetas amarillas– impidieron cualquier intento de igualar el marcador.

Cuando el primer tiempo parecía agotado, una oportunidad inesperada le dio al plantel, ahora bajo el mandato por Salvador Valero, su segundo gol y un respiro. Guilherme Castilho recibió un pase en el área y, con un toque preciso, elevó el balón hasta el ángulo superior izquierdo, imposible para el arquero queretano, Guillermo Allison.

El descanso trajo consigo una pausa necesaria para los locales, que volvieron al césped con determinación renovada. En el minuto 55, Ronaldo Cisneros dio a los negriazules una razón para soñar: un centro preciso desde el costado derecho llegó hasta su cabeza, y con un certero remate, envió el balón a la parte baja de la portería. El 2-1 encendió nuevamente a la afición, y por momentos pareció que el cuadro anfitrión podría arrebatar el empate.

Los últimos minutos del encuentro fueron una batalla constante. En una última jugada llena de empujones y reclamos, Franco Russo perdió el control y fue expulsado tras una conducta violenta, con lo que dejó a sus compañeros en inferioridad numérica y sin más oportunidades de igualar el marcador.

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El silbatazo final, a cargo del árbitro César Arturo Ramos Palazuelos, fue una llamada de cierre amarga para los Gallos Blancos, que se quedan en el fondo de la clasificación con tan solo nueve puntos, mientras Juárez, con 13 unidades, ocupa la posición número 15, ambos equipos fuera de la ansiada Liguilla.

La afición queretana abandonó el Corregidora con una mezcla de tristeza y frustración. Aunque el esfuerzo del Querétaro fue evidente, los errores y la falta de control en momentos cruciales les han costado caro en una temporada que les ha sido esquiva y que ahora llega a su final, sin posibilidad de redención en la fase final del torneo.

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