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Jorge Ruggiero

¿Experiencia o identificación con la casa?

México

Después de un torneo en donde claramente no se alcanzaron los objetivos, todo indica que se deberá hacer una reestructuración completa, primero, a nivel directivo y posteriormente, a nivel plantilla. En este sentido, de manera informal, en distintos medios ha trascendido que las alternativas para asumir las riendas de la dirección deportiva de la institución celeste se resumen a dos nombres: Luis Miguel Salvador y Gerardo Torrado.

La primera opción, privilegia la experiencia. Luis Miguel Salvador, representa la historia de un hombre ligado al futbol. Cuenta con una trayectoria destacada con quince años como directivo de los Rayados de Monterrey. Durante su gestión, la escuadra norteña consiguió marcar varias de las páginas más destacadas de la institución con tres títulos de liga (2003, 2009 y 2010) y un tricampeonato a nivel regional, en la Copa de Campeones de CONCACAF (2011, 2012 y 2013). En 2019 asumió el proyecto deportivo de Venados FC de Yucatán. Como futbolista también tuvo una trayectoria destacada, siendo campeón con el Atlante en 1993 y mundialista en 1994. Si bien es cierto que su historial no se encuentra relacionado con Cruz Azul, un elemento interesante es que sí ha estado ligado al actual Director Técnico. Lo anterior no es un detalle menor, pues tanto en Atlante como en Selección Nacional, pudo compartir vestidor con Raúl “Potro” Gutiérrez y sobra resaltar lo valioso que es que exista una buena relación entre Director Deportivo y Director Técnico.

La segunda opción optaría por la identificación con la institución. A pesar de ser extracción Puma, la realidad es que la carrera de Gerardo Torrado se encuentra plenamente identificada con Cruz Azul, colores que defendió de 2005 a 2016. Durante la larga sequía de 23 años sin título, Cruz Azul tuvo varias plantillas competitivas que vieron desfilar a jugadores muy talentosos, como Latorre, Camoranesi, Matute Morales, Chelito y Tito Villa, pero por su entrega y liderazgo, quienes más merecieron levantar un título en ese lapso, quizás hayan sido Gerardo Torrado y Christian Giménez. Torrado es una persona con liderazgo, identificado con la institución y muy querido por la afición. Cuenta con formación universitaria y a pesar de no tener una trayectoria directiva tan larga como la de Salvador, estoy seguro que después de haber trabajado en Selección Nacional habrá adquirido habilidades que deseará poner en práctica para ahora sí, desde la dirección, dar a Cruz Azul el título que se le negó como jugador.

¿Experiencia o identificación con la casa? Muy probablemente la respuesta a esa pregunta termine siendo determinante para ungir al nuevo director deportivo de la máquina. Ambas propuestas parecen tener cosas interesantes por ofrecer. Sin embargo, es necesario tener presente que, ninguna de las dos opciones por si solas solucionarán las deficiencias del equipo. La Dirección Deportiva deberá ser la cabeza del proyecto a mediano y largo plazo, pero cualquiera de los dos que resulte electo deberá contar con tiempo, libertad y poder de decisión, así como recursos económicos suficientes para poder diseñar e implementar un proyecto deportivo exitoso. La dirección deportiva es el primer paso y por lo tanto, es sumamente importante, pero no deberá ser el único. Es necesario que una vez que ya se tenga trazado cómo es el proyecto que se quiere desarrollar, director deportivo y cuerpo técnico, en conjunto, elijan las opciones para reforzar el plantel en todas sus líneas. Ojalá que en los próximos días haya humo blanco en la Noria y se pueda trabajar con tiempo de cara al 2023.