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100 HISTORIAS MUNDIALISTAS

El gol fantasma más legendario de la historia

En la Final de Inglaterra 1966, una falsa anotación de Geoff Hurst le dio a su país el primer y único Mundial hasta ahora.

Ciudad de México
El gol fantasma más legendario de la historia

Hablar del gol fantasma de la final de la Copa del Mundo de 1966 que Inglaterra le anotó a Alemania es complicado. Complicado en el sentido de que se está narrando un hecho que ocurrió en la vida real, miles de personas lo vivieron y tienen recuerdos e historias por contar, pero al mismo tiempo estuvo marcado por algo que —para los perjudicados principalmente— no existió, algo que no concuerda con la rigurosidad que la realidad exige, como si se tratara de una ficción retorcida, digno de un cuento de Giovanni Papini o Juan José Arreola donde la verdad y la mentira confabulan para confundirnos y deleitarnos.

El momento y el lugar

Cada país donde el futbol es el juego más practicado y consumido por sus habitantes tiene una relación histórica y muy particular con tal actividad. Para los ingleses, esa relación no es ni más ni menos que la de las personas que lo trajeron a este mundo. Los que dijeron de qué trataba esto y cómo se tenía que jugar. Inglaterra gozaba de la dicha y el orgullo de haber inventado el deporte y el pasatiempo más popular de la humanidad, y cuando finalmente organizaron la Copa del Mundo en el mismo año que salieron álbumes como Pet Sounds de The Beach Boys o Revolver de The Beatles, la alegría era incontenible.

No olvidar que Inglaterra venía de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, y la sociedad de aquellos años arrastraba una depresión de la postguerra muy difícil de superar. Por eso, para el pueblo habitante de esa pequeña isla del Atlántico de mediados de los años 60, la foto del capitán del equipo Bobby Charlton en el Estadio de Wembley sobre los hombros de sus compañeros, levantando el trofeo de campeones mundiales y siendo iluminado por los rayos del sol, es la fotografía más icónica y legendaria del futbol, al menos en Inglaterra.

Bobby Charlton, capitán del Manchester United y de la Selección Nacional de Inglaterra levanta la Copa Jules Rimet como campeón del mundo en el Estadio de Wembley.
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Bobby Charlton, capitán del Manchester United y de la Selección Nacional de Inglaterra levanta la Copa Jules Rimet como campeón del mundo en el Estadio de Wembley.

El partido

La Copa del Mundo de ese año fue toda de los europeos. Brasil se hundió antes de llegar a los Cuartos de Final y Argentina pasó sin pena ni gloria hasta ser eliminada por Inglaterra también en Cuartos. Uruguay, el único equipo sudamericano que dignamente quedó entre los ocho primeros se llevó una paliza de Alemania por 4-0. De este modo, eventualmente llegarían a la final los alemanes, que por aquel tiempo todavía no tenían esa aura casi mística de equipo invencible, ya que su primer título mundial lo habían conseguido hace ya 12 años, y del otro lado Inglaterra, que a pesar de haber inventado el juego, en todo lo que llevaba de siglo nunca había ganado el Mundial.

En la final jugada el 30 de julio de 1966, el partido estaba empatado 2-2 y se tuvo que ir a los tiempos extras. A los 11 minutos de la prórroga se dio el gol fantasma más célebre de la historia, en una jugada que Geoff Hurst remató al poste superior y de ahí el balón rebotó hacia la línea. El ‘gol’ forma parte de la tradición histórica del futbol porque según los alemanes, y uno que otro inglés, el balón nunca rebasó por completo la línea de meta; la tocó, pues incluso hay una foto a color en la que se ve una mancha de cal sobre el anaranjado balón, pero para que un gol sea gol tiene que atravesar por completo la línea, no parcialmente. Dicha anotación le dio a Inglaterra la ventaja de 3-2 y de ahí otra más de Hurst sobre el final del partido para un 4-2 definitivo, convirtiéndose además en el único futbolista que ha marcado tres goles en una final de Copa del Mundo, aunque su récord sea parcial.

El gol fue anotado a los 11 minutos del primer tiempo extra por Geoff Hurst y representó el 3-2 a favor de Inglaterra.
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El gol fue anotado a los 11 minutos del primer tiempo extra por Geoff Hurst y representó el 3-2 a favor de Inglaterra.

El árbitro

En aquella época no había distinción entre un juez central, el que está constantemente moviéndose en el campo y marcando faltas, de los jueces de línea, los que se colocan fuera del campo y se encargan de detectar los fuera de lugar y que el balón haya cruzado completamente la línea para ser un gol. Un árbitro podía desempeñar ambas funciones perfectamente, inclusive durante un mismo día antes o después de cada partido. En este caso, al árbitro que le tocó hacer de juez de línea fue el azerbaiyano Tofiq Bakhramov. En su Bakú natal es toda una leyenda. El estadio nacional de su país lleva su nombre y en el año 2004, en un partido clasificatorio para el Mundial de 2006, Azerbaiyán se enfrentó a Inglaterra y delante del estadio se develó una estatua en su honor, convirtiéndose en el primer árbitro en recibir este reconocimiento. Al acto fueron los mismos presidentes de la FIFA y la UEFA de aquellos años, Joseph Blatter y Michel Platini, y el responsable del polémico gol, Geoff Hurst, a dejar flores a los pies de la estatua. Dicho homenaje no fue muy bien visto por los alemanes.

Tofiq Bakhramov, de Azerbaiyán, fue el árbitro que aquel día fungió como juez de línea y dio por válido el gol de Geoff Hurst sobre Alemania.
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Tofiq Bakhramov, de Azerbaiyán, fue el árbitro que aquel día fungió como juez de línea y dio por válido el gol de Geoff Hurst sobre Alemania.

La causa remota

En Alemania circula una leyenda basada en un hecho real que podría ayudar a explicar la decisión del árbitro de señalar un gol que no fue. Combatiente del Ejército Rojo de la entonces Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, Bakhramov luchó contra los alemanes. En su lecho de muerte, cuando uno de sus amigos intentaba conversar con él para consolarle y distraerlo de sus pesares, le preguntó el porqué dar por bueno aquel gol del que no tenía la certeza de saber si fue válido, a lo que el ex militar y ex árbitro respondió tranquilamente con la palabra: ‘Stalingrado’; se refería a la batalla en dicha ciudad de Rusia (hoy llamada Volgogrado) cuando la Alemania nazi invadió el suelo soviético, fracasando estrepitosamente y marcando el inicio del fin de la Guerra. La batalla es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad. Tofiq Bakhramov falleció el 12 de octubre de 1993, a los 67 años.