El Barcelona y otros casos de pagos a árbitros en el fútbol
El escándalo por los pagos que el Barcelona realizó a José María Enríquez Negreira recuerda a otros casos similares en el fútbol, como el Calciopoli.
La Fiscalía española investiga múltiples pagos entre 2016 y 2018 que el Barcelona hizo a José María Enríquez Negreira, entonces vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Los pagos, que suman 1.4 millones de euros, habrían sido canalizados a través de la empresa DASNIL 95 SL, de la cual Negreira es el socio único. De acuerdo a un documento de la Agencia Tributaria, mostrado por AS y la Cadena SER, considera que el concepto de la retribución a la sociedad de Enríque Negreira fue “asesoramiento técnico”, ya que el club, entonces presidido por Josep María Bartomeu, buscaba que las decisiones arbitrales no fueran en contra, “sino neutrales”. La Fiscalía ahora determinará si existen indicios de un delito de corrupción entre particulares. Por su parte, la RFEF será la responsable de fincar responsabilidades deportivas, en caso de que encuentre elementos para ello.
El caso es excepcional porque no hay muchos ejemplos históricos de equipos que realicen pagos a las instituciones arbitrales a fin de obtener algún beneficio a cambio. En este caso, un servicio de asesoría sobre las características de los colegiados de la RFEF. El más cercano, aunque importantes matices, es el Calciopoli de 2006, escándalo que finalizó con el descenso de la Juventus a la Serie B y la extirpación de sus dos Scudettos más recientes a la fecha (2004 y 2005). En aquel entonces, la Fiscalía napolitana intervino varias llamadas telefónicas que comprobaron que Luciano Moggi y Antonio Giraudo, directivos de la Juventus, establecieron un esquema para influir sistemáticamente en la designación de árbitros “favorables” a su institución.
Las escuchas y las carpetas de investigación que las contenían llegaron a las oficinas de medios de comunicación nacionales, como la Gazzetta Dello Sport y Il Corriere della Sera. Entonces, la Oficina de Investigaciones de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) inició su colaboración con el caso. Stefano Palazzi, fiscal federal, imputó a los acusados, que no solo fueron Moggi y Giraudo, sino también directivos de otros equipos como Milán, Fiorentina y Lazio, y los mismos árbitros, con sendas violaciones al Código de Justicia Deportiva. La Juventus fue condenada por crear un sistema de influencia sobre las designaciones arbitrales, aunque no se comprobó ningún pago que contribuyera a aceitarlo. La trama de Moggi, quien fue inhabilitado de por vida por la Federación Italiana de Fútbol, buscaba manipular los nombramientos, no se trata propiamente de un “amaño de partidos”; al menos no a ojos de la justicia italiana y del derecho deportivo internacional. Milán, Fiorentina y Lazio también sufrieron sanciones deportivas, aunque de menor calado.
En Argentina...
Más cercano al ya llamado ‘Barçagate’ es el testimonio que brindó el exárbitro argentino Javier Ruiz a finales de 2010. Ruiz, que había retirado un año antes, denunció que en la liga argentina era común recibir sobornos de parte de los equipos. El exjuez, incluso, reconoció haber aceptado varios pagos y se definió como “un corrupto arrepentido”. Ruiz puntualizó que el campeonato liguero que Boca Juniors ganó en 2008 fue amañado por el club. El Congreso argentino requirió que Ruiz diera explicaciones, pero ninguna autoridad lanzo investigación formal alguna. En 2021, Ruiz reapareció en el programa Bar Deportivo, de la ciudad de Mar del Plata, para declarar: “El presidente de un club me dijo que quería coimear (sobornar) a todos los árbitros que tuviera desde la primera a la última fecha (...) Fui árbitro más de 15 años y durante ocho meses estuve dentro del sistema de arreglos de partidos”.