Caos para llegar a Lusail para la final de Qatar 2022
Las avenidas que llevan al estadio de la final de la Copa del Mundo se encontraban colapsadas por primera vez desde que empezó el torneo. El operativo de seguridad se extendió más allá del perímetro común.
Si algo había distinguido a Qatar 2022 había sido la ausencia de colapsos vehiculares y tumultos para entrar a los estadios. Eso cambió para la final de la Copa del Mundo. El partido que define al campeón del máximo torneo futbolístico convocó a una cantidad de aficionados inusitada en Lusail, el lujoso suburbio ubicado al norte de Doha en el que se encuentra el estadio con el que comparte nombre. Un trayecto de 30 minutos desde el centro de la capital qatarí se alargó a más de una hora a causa del cierre de varios cortes a la circulación en el Lusail Expressway y los ríos de gente que recorrieron la Al Kharaj Street que pasa justo frente al estadio.
La cantidad de seguidores era tal que el dispositivo de seguridad debió de redoblarse para el partido entre Francia y Argentina. Dos cordones policiales antes de los controles rutinarios para ingresar al estadio; el primero, sobre Al Kharaj; el segundo, sobre la explanada de Lusail. Esto garantizó que a los accesos sólo arribaran personas con boleto o acreditación en mano, contrario al resto de partidos. Como el operativo de seguridad se recorrió casi 100 metros para despejar en la medida de lo posible la explanada, los tumultos encontraron escape por las vías contiguas a Lusail Boulevard, lo cual dificultó el arribo de los autobuses oficiales de FIFA.
La mayoría de los aficionados eligieron llegar por metro, ya que hay un estación frente al estadio. Se reportaron trenes saturados y retrasos, razón por la que varios aún ingresaban a Lusail mientras se realizaba el espectáculo previo al cotejo, amenizado por Ozuna y Gims, Nora Fatehi, Balqees, Rahma Riad y Manal. Pese a todo, la final arrancó en tiempo y forma, a las 6:00 pm, tiempo local, y sin demasiados asientos desocupados, más que en los palcos privados. Los hinchas argentinos consultados por AS pagaron por sus entradas alrededor de 1,000 dólares, aunque en reventa, según consignaron varios medios, los precios rondaban 60,000 dólares.