Aunque Lionel sea el mejor, me quedo con Diego

Enviado, Doha, Qatar

Para mí es muy fácil decidir. Si tengo que elegir entre Diego Armando Maradona y Lionel Andrés Messi, me quedo sin pensarlo con el Diego.

Pero no por compararlos, ¿qué sentido tendría? Ambos zurdos, petisos y geniales en el regate; uno más desparpajado, extrovertido y hasta problemático, y el otro te da hasta cierta ternura su candidez, pero es igualmente una fiera cuando de ganar se trata. Ambos llevaron de la mano a su amada Argentina a dos Finales de Copa del Mundo, ya tomando en cuenta la de este domingo en el Lusail.

Los dos son astros que han iluminado la tierra del futbol, en distintas épocas, y para mí valen lo mismo.

Simplemente me quedo con el primero que vi y que me impactó desde el primer momento.

Recuerdo que una noche, arrancaba el año del Mundial español, 1982, regresábamos de visitar a la abuela y quedamos atorados en un embotellamiento fuera de lo normal, sobre Calzada de Tlalpan. “¿Y ahora, qué pasó?”, preguntó mi madre y con la respuesta de mi padre comenzó ese sentimiento que ningún otro futbolista ha despertado en mí, bueno, un poco nuestro Hugo, cuando dejó a los Pumas y se fue a conquistar el mundo… “Lo siento, no calculé bien el efecto Maradona”.

Ya no recuerdo si alcancé a llegar a tiempo para verlo por televisión, en aquella victoria de Boca 2-1 sobre el América, con uno de Diego, pero sí que tengo claras las mañanas de domingo que primero veía a Maradona romperla con el Nápoles y luego a Hugo con el Atlético y el Real Madrid.

No era mexicano, aunque le gustaba parar por nuestra tierra a comer algún buen corte, visitar a cierta actriz y saludar a buenos amigos; era un tipo que te maravillaba cada que conducía el balón, en un juego sin importancia o disputando un campeonato Mundial. Se reía siempre, pero cuando se enojaba, cuidado, antes de perder la cabeza, se la hacía perder al de enfrente y sino me creen, pregúntele a esos rivales, desde José Luis Núñez, ex presidente del Barça, que lo contrató y luego optó por pelearse con él, hasta jugadores ingleses, alemanes, belgas o coreanos que intentaron detenerlo como fuera en México 86.

Pero me detengo. Hoy se trata de que leas porqué sí Leo Messi es mejor que el inmortal Diego.

Lo fácil es que ganó más títulos que Maradona, incluidos siete balones de Oro; que disputó más partidos de Copa del Mundo; que ganó una Copa América (Diego, no) el año pasado en Brasil y que, si se corona el domingo, tendrá más goles en estos eventos (11) y hablando de su mejor participación, aquí en Qatar, Lionel ya suma los mismos cinco goles que marcó Diego en el 86 y con la de este martes a Julián Álvarez, se puso a dos asistencias de las cinco del Diego en nuestra tierra mexicana.

Por último, si Argentina levanta la Copa el domingo, ambos habrían terminado su carrera con dos Finales disputadas y un título mundial por cabeza.

Sin duda, en resultados, caballerosidad, imagen y durabilidad, Messi es mucho mejor que Maradona. Pero en el corazón no se manda y cada que veo jugar a Leo, estoy más seguro que, por más que se le quiera acercar con el futbol que ha mostrado en Qatar, Diego fue mucho mejor jugando con la pelota. Imaginen eso.

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