Revelan la ciudad mexicana que año tras año se va hundiendo un poco más: ¿qué consecuencias puede tener?

La Ciudad de México, una de las urbes más importantes de Latinoamérica, experimenta un hundimiento significativo debido a la subsidencia, un fenómeno relacionado con la extracción de agua del subsuelo y su construcción sobre el antiguo Lago de Texcoco.

La historia de la ciudad, fundada como Tenochtitlán por los aztecas en 1325 sobre islas artificiales (chinampas), y la posterior construcción de la Ciudad de México por los españoles sobre estos mismos cimientos, contribuyen al problema.

La extracción continua de agua del subsuelo, que actúa como una esponja, provoca la deformación y pérdida de volumen del suelo, exacerbando el hundimiento. La magnitud varía según el tipo de sedimento en cada zona.

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La tecnología geosintética, materiales sintéticos diseñados para interactuar con el suelo, ofrece una solución. El uso de geotextiles y geomallas, como los de ACE Geosynthetics, refuerza y estabiliza el suelo, distribuyendo mejor las cargas de los edificios.

Esta tecnología se ha implementado en proyectos como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, buscando reducir el riesgo de subsidencia y asegurar la estabilidad de las edificaciones.

El monitoreo de la subsidencia mediante satélites es crucial. El Inegi utiliza imágenes satelitales y técnicas como la interferometría SAR para detectar cambios milimétricos en la superficie terrestre.

El software SNAP y StaMPS, junto con datos de estaciones geodésicas, permiten analizar los desplazamientos y entender mejor el comportamiento del suelo en la ciudad.

La combinación de tecnologías geosintéticas y monitoreo satelital ofrece una estrategia integral para mitigar el hundimiento de la Ciudad de México y proteger su infraestructura a largo plazo.

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