Las 5 curiosidades más sorprendentes y que nadie conoce del Metro de la CDMX
Descubre los rincones ocultos, arte y datos inéditos del Metro de la Ciudad de México que pocos viajeros conocen.
Bajo las calles más transitadas de la capital existe una ciudad paralela: el Metro de la CDMX. Cada día millones de personas recorren sus túneles sin imaginar que entre los andenes, muros y pasillos se esconden vestigios antiguos, arte monumental y rincones llenos de historia. Más que un medio de transporte, es un museo en movimiento que conecta pasado y presente.
En AS México te contamos cinco curiosidades del Metro de la Ciudad de México que muy pocos conocen y que lo convierten en uno de los sistemas más fascinantes del mundo.
1. El templo y el mamut bajo tierra
El Metro no solo se construyó sobre la historia, sino literalmente dentro de ella. Durante las excavaciones para levantar sus líneas, arqueólogos del INAH encontraron más de veinte mil piezas prehispánicas y fósiles milenarios.
Entre los hallazgos más emblemáticos está el adoratorio de Ehécatl, dios del viento mexica, ubicado dentro de la estación Pino Suárez (líneas 1 y 2). Este pequeño templo circular fue descubierto en 1968 y hoy puede visitarse libremente. A un costado, placas informativas explican su importancia en el México antiguo.
Unos kilómetros más adelante, la estación Talismán (línea 4) resguarda los restos de un mamut adulto encontrado durante su construcción. La osamenta se exhibe bajo una cúpula de cristal visible desde el acceso oriente. Su símbolo, un elefante, recuerda que esta estación nació con la idea de traer buena suerte a los viajeros.
2. Un museo escondido en los túneles
Dentro de la estación Mixcoac, punto de conexión entre las líneas 7 y 12, se encuentra el Museo del Metro, un espacio que pocos usuarios conocen. Sus siete salas relatan la historia de este sistema de transporte, con planos originales, uniformes antiguos, boletos conmemorativos y fotografías del proceso de excavación.
Entre las piezas más llamativas hay herramientas utilizadas en la década de los sesenta y maquetas que muestran cómo se diseñaron las primeras estaciones. La entrada es gratuita, y visitar este museo es una forma de descubrir que el Metro también tiene su propio archivo histórico.
3. Un túnel que mira hacia las estrellas
En el transbordo entre las líneas 3 y 5, la estación La Raza guarda uno de los espacios más peculiares del sistema: el Túnel de la Ciencia. Este corredor temático, inaugurado hace más de 30 años, ofrece una exposición permanente sobre astronomía, biología y tecnología.
Su techo simula la bóveda celeste con constelaciones, nebulosas y planetas, creando la sensación de caminar bajo el universo. En medio del tránsito diario, este espacio invita a detenerse un instante y mirar hacia arriba, recordando que incluso en el Metro hay lugar para el asombro.
4. Arte monumental en movimiento
Desde la década de 1970, el arte forma parte del paisaje subterráneo del Metro. En Tacubaya, un mural de Guillermo Ceniceros cubre más de 600 m² y narra la peregrinación mexica desde Aztlán, inspirado en códices históricos. En Bellas Artes, la artista Rina Lazo recreó escenas de ceremonias mayas con sacerdotes, músicos y danzantes.
Si prefieres el arte urbano, la estación Garibaldi alberga un mural tipo graffiti dedicado a escritores como Octavio Paz y José Revueltas. Y en Pantitlán, una composición abstracta rinde homenaje a los trabajadores que han mantenido vivo el sistema durante más de medio siglo.
Cada trayecto es una galería en movimiento: basta mirar con atención las paredes para descubrir piezas que forman parte del patrimonio cultural de la ciudad.
5. Estaciones temáticas y experiencias únicas
Algunas estaciones han sido transformadas en espacios temáticos que celebran la cultura mexicana. En Zapata (líneas 3 y 12) se encuentra la llamada estación de la caricatura, con obras de más de 150 dibujantes nacionales. En Guerrero, un recorrido fotográfico honra a los ídolos del boxeo y la lucha libre, mientras que en División del Norte una rockola interactiva permite escuchar más de tres mil canciones de compositores mexicanos.
En Polanco, unas escaleras musicales convierten cada paso en una nota de piano, invitando a los usuarios a ejercitarse jugando. Y en el pasaje que une Pino Suárez con Zócalo, una librería subterránea de casi un kilómetro exhibe títulos de cientos de editoriales: es considerada la más grande de América Latina.
Un museo bajo los pies
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El Metro de la CDMX es un espacio donde conviven la historia prehispánica, el arte contemporáneo y la vida cotidiana de millones de personas. Viajar en él es recorrer la ciudad desde otra perspectiva: bajo tierra, pero lleno de vida, memoria y cultura en cada estación.
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