Escondió un localizador en unas zapatillas que donó a la Cruz Roja: la organización acabó teniendo que salir a dar explicaciones
Un influencer alemán llamado Moe.Haa utilizó un AirTag oculto dentro de una zapatilla para rastrear el destino de la ropa donada en contenedores de la Cruz Roja alemana.
En Alemania existen alrededor de 120,000 contenedores para donación de ropa, de los cuales al menos 25,000 pertenecen a la Cruz Roja Alemana (Deutsches Rotes Kreuz).
Para descubrir el verdadero destino de estas donaciones, el influencer alemán Moe.Haa decidió realizar un experimento con un AirTag de Apple, con el fin de rastrear una prenda depositada en uno de estos contenedores.
Moe colocó un AirTag oculto en una zapatilla vieja y la dejó en un contenedor ubicado en Starnberg, esperando rastrear su recorrido. Lo que descubrió fue sorprendente: el calzado pasó por varias ciudades de Europa —incluyendo Múnich, Austria, Eslovenia y Croacia— hasta llegar finalmente a un mercado de ropa de segunda mano en Bosnia.
A pesar de que los AirTag no proporcionan localización en tiempo real, Moe pudo seguir su ruta con ayuda de dispositivos Apple cercanos. Al notar que el localizador permanecía detenido en Bosnia, decidió volar hasta ese país para confirmar su sospecha. Tras horas de viaje por carretera, llegó a la tienda exacta donde reencontró su zapatilla, ahora en venta por 10 euros.
Las zapatillas, junto con muchas otras prendas, estaban colocadas en estantes dentro de una tienda, lejos de parecer un espacio de beneficencia. Aunque Moe compró discretamente sus propias zapatillas, luego preguntó por el origen de las prendas. La empleada le dijo que su jefe las importaba desde Alemania, pero negó repetidamente que fueran donaciones.
Ante la polémica, la Cruz Roja Alemana emitió un comunicado, explicando que parte de la ropa donada se destina a personas necesitadas, pero también reconoció que otra parte se vende a empresas de reciclaje si no cumple ciertos estándares de calidad. Estas empresas, a su vez, pueden revender la ropa en otros países, obteniendo ingresos que, según la organización, se reinvierten en sus causas benéficas.
Este no es el primer caso en que un AirTag revela irregularidades. En Estados Unidos, una ciudadana llamada Brandy Deason descubrió que los residuos plásticos que reciclaba su ciudad terminaban en un basurero no autorizado, gracias al seguimiento de varios AirTag. La denuncia provocó incluso la renuncia del funcionario a cargo de los residuos.
Estos casos muestran cómo un pequeño dispositivo como el AirTag puede servir como herramienta de transparencia, revelando prácticas que, aunque legales, plantean serias dudas éticas sobre el destino de nuestras donaciones y la honestidad de ciertas organizaciones o procesos de reciclaje.
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