Día de los Abuelos 2022: origen y realidad de los adultos mayores en México

Este 28 de agosto se celebra en México el Día de los Abuelos, el cual, es realmente el de los Adultos Mayores.

La historia de esta conmemoración se remonta a 1994, cuando el locutor de Chihuahua, Édgar Fernando Gaytán Monzón lo promovió desde su programa “La Hora Azul”. Entre los argumentos que esgrimió para instaurarlo era que los abuelos no son sinónimo de vejez, sino de experiencia y sabiduría, por lo que los jóvenes deben entablar con ellos una comunicación fluida de carácter intergeneracional. Además, lejos de discriminarlos, se requiere la inclusión como parte activa de la familia, con el fin de que no se sientan aislados o deprimidos.

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De acuerdo con cifras oficiales, en el país, la edad promedio para ser abuelos es de 45 años, por lo que actualmente se utiliza erróneamente el término “abuelos” para referirse a un adulto mayor, dado que más de la mitad de los abuelos no son adultos mayores.

Además, la composición de la población en México ha cambiado en las últimas décadas. De acuerdo a estimaciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), el 9.8 por ciento de la población, actualmente es adulto mayor, es decir 1 de cada 10 personas, y para el año 2050, se espera que dicha proporción se incremente a 1 de cada 4 personas, es decir, el 25 por ciento, lo que representa una población objetivo en el ámbito político, familiar, social y especialmente en salud.

La situación de los abuelos en México no es la ideal. Los adultos mayores, además de enfrentar la pérdida de sus capacidades físicas y de ingresos para vivir, se enfrentan a contextos de violencia y discriminación, de acuerdo con cifras oficiales.

Según algunos estudios realizados en el país sobre violencia intrafamiliar, el porcentaje de la población de abuelitos que ha sufrido o tenido algún tipo de maltrato y agresiones oscila entre 8 y 18 por ciento. En la Ciudad de México y a nivel nacional para las mujeres mayores de 60 años los malos tratos ascienden a casi el 18 por ciento. Es decir, casi 1 de cada 5 adultas mayores padece violencia.

Otra forma de percibir las agresiones que afectan a este grupo de población es la planteada por Instituto Nacional de Salud de Geriatría, en su informe sobre la violencia y maltrato hacia las personas mayores, que muestra que las causas violentas de muerte (homicidios, accidentes y suicidios) representan 3 por ciento del total y que, al estandarizar por edad, las mayores tasas de mortalidad por accidentes y suicidios corresponden a la población adulta mayor, principalmente a hombres y a las personas de 75 y más años.

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En el caso de los accidentes, por ejemplo, la tasa para los de 75 años y más fue de 256 muertes por 100 mil habitantes; muy por encima del promedio general. Los accidentes, en parte, son resultado de la falta de ambientes seguros y saludables que faciliten el desplazamiento y movilidad de una población que ya, por la edad, ve disminuidas sus habilidades motrices. Este es un tema tanto familiar como de atención social a las necesidades de los adultos mayores.

En el caso de los suicidios, se relaciona con la sensación que siente este sector de la población de abandono, aislamiento, enfermedad y depresión y éstas, a su vez, con casos de jubilación, deterioro económico, pérdida de status, carencia de soporte familiar, institucional y social.

Casi todos estos indicadores son resultado del descrédito social que sufre el envejecimiento lo cual va acompañado del descuido e indiferencia, que son una forma de violencia y maltrato hacia esta población.