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MÉXICO VS NUEVA ZELANDA

"Me costó 50 dólares cambiarme el apellido a Maradona"

Geroge Kevin Maradona asistió a la Copa Confederaciones de México en 1999 y vio, en directo, los tres partidos de los 'All Whites'. Hincha de San Lorenzo, reverencia a Jorge Campos.

SochiActualizado a
"Me costó 50 dólares cambiarme el apellido a Maradona"

Una roca que resiste el oleaje de camisas verdes. Él y su bandera neozelandesa resisten. Los ojos vívidos, la mirada bonachona, el fuerte apretón de manos, los cabellos y la barba, tupidas, pintadas de plata. Sortea la marea y voltea al Estadio Fisht, la concha abierta que mira hacia el Mar Negro. "Es bonito, pero Sochi no me gusta. El parque es muy grande, pero no tiene ambiente de fútbol. No es como en Argentina". Lo dice quien se ha sentado en el Nuevo Gasómetro para hinchar por San Lorenzo de Almagro; en la Bombonera, para resistir la guerra Boca-River. Quien ha recorrido el mundo para alentar a sus 'All Whites.

George Kevin Maradona Hart nació el 11 de enero de 1967. A los 19 años, tras el Mundial de México, decidió sumar el apellido del 'Diez' a su nombre completo. La operación le costó 50 dólares neozelandeses. "Era mágico. El mejor que vi". De niño, George vio a sus 'All Whites' en España 82' y se prometió seguir a su selección hasta los confines del mundo en cualquier competición mayor. George viajó a Guadalajara para asistir a la Copa Confederaciones de 1999, donde Nueva Zelanda perdió sus tres partidos en la fase de grupos (Brasil, Alemania y Estados Unidos), pero su entrega encandiló a la afición tapatía. El recuerdo le es imborrable: "Guadalajara, una gran ciudad. Muy calurosa. Gente muy amable, muy apasionada por el fútbol. Pasé un gran momento. La afición trató muy bien a los 'All Whites' a pesar de que perdimos. Les caíamos bien por ser el débil".

Tras su aventura mexicana, George siguió los pasos de su selección en Francia 2003, Sudáfrica 2009 y, por supuesto, el Mundial del año siguiente. Tres empates, sin derrota. Única selección imbatida en el certamen. "Empezamos ganando contra Italia. Es una lástima que no pudimos ganar ese partido, pero el empate fue glorioso. En el Mundial, lo hicimos realmente bien; sorprendimos al mundo". Mientras recuerda, el gol de Smeltz a la 'Azzurra' vuelve a reproducirse en su retina. Sonríe. La mirada se ilumina. Y voltea de nuevo hacia la marea verde que surca a su alrededor: "Siempre somos minoría, siempre a contracorriente".

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A su encuentro llegan dos compatriotas. "Los únicos tres neozelandeses en todo Rusia", bromea George. Sus expectativas no son muy altas para el partido. "Ni victoria, ni empate; espero que, al menos, podamos anotar un gol", es el consenso. ¿Qué le dice el fútbol mexicano a George? "Ah, ¡Jorge Campos! Es mi portero favorito. Yo soy portero, me gustaba mucho su estilo. También recuerdo a Cuauhtémoc Blanco, Rafael Márquez. Ahora tienen a Chicharito (...) Es un equipo que tiene muy buenos regateadores, muy buena técnica. Nosotros somos fuertes pero no creo que nuestros defensas puedan pararlos". George da por sentada la derrota. Pero ella no amaina la valía del viaje. Juegan sus 'All Whites' en Sochi, y no podía perdérselo.

Afín a los equipos 'Red Devils' (recitó al Manchester United, al América de Cali, e, incluso al Toluca), ávido de volver a México para atestiguar un América vs. Chivas., George Kevin Maradona Hart atiende, de uno por uno, a todos los aficionados rusos que desean tomarse una fotografía con él. "Imagino que no es muy usual que un neozelandés se pasee por Sochi", dice a carcajadas mientras posa ante el iPhone. Quizá no lo es. Y menos si, además, se llama Maradona.