Tigres y Chivas regalan una gran final de ida en la Liga MX

El francés había hecho un partido discreto. En exceso. Poco contacto con la redonda. Nulo peligro. Pero cuando aparece, es incontenible. Primero al ’85. Y de nuevo dos minutos después. Así, en un abrir y cerrar de ojos, dio vida a Tigres con el 2-2 en la Ida. En un suspiro, al Rebaño Sagrado se le ha esfumado la ventaja. Todo se definirá en la Vuelta, el domingo.

Guadalajara tiene un arranque titubeante. No es para menos: hace más de 10 años que no disputa una Final de Liga. Tigres, en cambio, está más acostumbrado a pararse en estas instancias. Por eso, se adueña de los primeros minutos, sin demasiada oposición.

Oswaldo Alanís equivoca una pelota en la salida y André-Pierre Gignac concluye la acción con un derechazo desviado, al ‘3. El propio francés prueba seis minutos más tarde, manda un disparo lejano, a las manos de Rodolfo Cota. Y al ’16, Orbelín Pineda es quien pierde la redonda, para permitir que Lucas Zelarayan saque un tiro que Rodolfo Cota desvía a tiro de esquina.

El Rebaño Sagrado luce nervioso. Los felinos no aprovechan. Y eso, en una Final, se paga. Luis “Chaka” Rodríguez entra como una flecha por el costado derecho. Diagonal retrasada. Edwin Hernández despeja. La estrella en un compañero. El rebote es para Ismael Sosa. El disparo es tapado por Cota. El contrarremate lo vuela Jesús Dueñas. Chivas se salva, al ‘20.

Tigres es el equipo poderoso. El que ha ganado sus cuatro partidos previos de la Liguilla, con 10 goles a favor y solo uno en contra. Ese mismo que mete a Chivas en su campo. Y el Guadalajara tarda en despertar. Apenas hasta el ’21, Michael Pérez se bota de la contención. Dispara. Desvía la defensa. Tiro de esquina.

Desde el banderín, Edwin Hernández cobra en corto. Néstor Calderón mete el servicio cerrado. Venenoso. Toma a Nahuel Guzmán mal parado. El arquero esperaba, quizá, un centro abierto. Ataca mal la redonda. Mete el manotazo. Lo estrella en un compañero.

La bola queda “muerta” en el área chica. Alan Pulido está en el momento adecuado. En el lugar exacto. Como los buenos delanteros. Reacciona enseguida. Mete la zurda, lleno de convicción. A las redes. Gol del Guadalajara, al ’22. Los pocos aficionados rojiblancos celebran. El resto del Estadio Universitario abuchea.

Chivas hace un partido inteligente. Cede la pelota por grandes lapsos. Espera la oportunidad precisa. Michael Pérez conduce. Se bota nuevamente de la contención. Levanta la mirada. Pelota profunda para Alan Pulido. En el control, se acomoda. Disparo cruzado.

Parece atajable. Pero Nahuel Guzmán falla de nuevo. Deja la redonda de nuevo en el área. Rodolfo Pizarro ha seguido la jugada, atento. El balón le queda ahí. No desaprovecha. Empuja a las redes. El 0-2 deja helado al Universitario, al ’42. Los rojiblancos se abrazan. En la banda, Matías Almeyda festeja con su cuerpo técnico.

Es el resultado que nadie esperaba. El Guadalajara maneja de forma adecuada el complemento. Es inteligente. Tigres carga con la obligación. Pero genera poco peligro. Chivas cierra espacios. Obstruye la circulación. Hace casi todo bien. Hasta la recta final. En estos partidos, un instante de descontrol es suficiente.

Agonía del encuentro. Por izquierda, Damián Álvarez le gana la partida individual a Jesús Sánchez para meter la diagonal retrasada. André-Pierre Gignac, en el corazón del área, patea de zurda. Como viene. Raso. Potente. Colocado. Entra pegada al poste. Tigres descuenta al ’85.

Desconcentración total por parte de Chivas. Pelota profunda. A la espalda de Miguel Ponce. Rodolfo Cota sale hasta la orilla del área. Se equivoca. No alcanza la redonda. André-Pierre Gignac se lo quita punteando la bola. Y enseguida empuja a las redes. Gol de Tigres. El 2-2, al ’87.

No se mueve más el marcador. El Guadalajara tenía una ventaja que lo ponía muy cerca de la estrella número 12 en su escudo. En lugar de eso, ha salido del Estadio Universitario con un empate 2-2. La Final está abierta. Nada para nadie. El título del Clausura 2017 se definirá el domingo, en el Estadio Chivas.