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ESPANYOL 0 - ATLÉTICO 1

Atlético de Madrid vence al Espanyol de Diego Reyes

Un gol del delantero francés dio al Atlético una victoria clave para afianzar el tercer puesto. El Espanyol fue mejor durante muchos minutos pero salvó Oblak.

Actualizado a
Atlético de Madrid vence al Espanyol de Diego Reyes

El momento más largo en el fútbol es éste: el delantero delante del portero, mano a mano. La ruleta rusa, el cincuenta por ciento, el gol o el plomo. Y ahí justo se encontraba Baptistao justo después de que Griezmann hubiera hecho el 0-1 que le daba la victoria al Atleti en un partido que hasta ese momento había dominado el Espanyol. Pero, aunque disparó a matar, enfrente se plantó Oblak y lo detuvo. Este Atleti cada vez recuerda más al Atleti campeón de 2014. Un portero que todo lo para. Un delantero al que media ocasión le basta. Una defensa-muro y una fiabilidad brutal. Suma y sigue. Vuela, vuela.

La primera vez que el Atleti se había acercado al área de Diego López con peligro había sido en el 70’ y, si la jugada no acabó en gol, fue porque Koke al final quiso pasar y no remató. La siguiente fue la de Grizi y Simeone al fin respiró en el banquillo. Su equipo ya ganaba un partido que no dominaba desde el minuto 30’.

Porque había comenzado bien el Atleti pero se fue viniendo abajo, como si pesara Leicester o los partidos cada tres días a medida que iban pasando minutos. A la media hora, Jurado había cogido el balón y todo gravitó a su alrededor, con Gerard, Aarón y Piatti intentando encontrarle la espalda y las cosquillas al último invento Simeone: Giménez. Central, mediocentro o lo que se necesite-sea, ayer fue lateral derecho y no se descosió. Defendió impecable. Qué suerte para el Cholo tener un futbolista así. El problema es que subir no subía y el Espanyol fue ganando territorio. Amenazó mucho pero sin inquietar de verdad.

Al descanso, el Profe miró a Thomas: sería primer cambio. Su entrada reforzaría la banda de Giménez para cerrarle esa puerta a Piatti y Aarón. Al rato, Savic evitaría el gol de Caicedo con el que terminarían los dos últimos minutos de arreón del Espanyol y Griezmann se ajustaría la cinta del pelo al ver cómo le caía del cielo el rechace de la defensa a una volea de Saúl. Para él no existe el plomo: siempre es gol o gol. Y agarrado a su capa vuela alto este Atleti.