El Real Madrid de Laso firma un póquer de Copas histórico
Enorme encuentro ante el Valencia y cuarto titulo seguido para los de Laso. Llull (8 puntos en 1:00) y Ayón, imprescindibles para conquistar el trofeo.
Ganar y emocionar, transmitir pasión, entrega y fe sin límites es el santo y seña de este Madrid campeón, devorador de títulos que vive una segunda época dorada treinta años después de la primera. Es el Madrid de los desafíos casi imposibles, de la ambición sin fin, de los récords. Es el Madrid del Sergio Llull. Diez puntos en tres los tres minutos finales, ocho en segundos, para elevar a su equipo, para ser el MVP y ganar este domingo su cuarta Copa del Rey consecutiva, una gesta inédita con el formato de fase final.
Cuatro trofeos coperos, uno detrás de otro, cinco en seis años desde el advenimiento de Laso. Un puñetazo en la mesa del palmarés: son ya 27 por 23 del Barça, ocho del Joventut y seis del Baskonia. El título 27 llega con la victoria número 15 en la Copa en los últimos 16 partidos, una cuenta que arrancó con el ‘Maracanazo’ en el Sant Jordi 2012. Aquel éxito cerraba una sequía de 19 años. Exhibición de músculo durante un lustro, pero sobre todo de capacidad de reacción, de instinto de supervivencia. El de esta Copa, por ejemplo. Porque para ganar al Valencia Basket el Real tuvo antes que sobrevivir con las fuerzas al límite, con la mochila de las dos prórrogas previas. Primero tras remontar 16 puntos al Andorra y luego tras recortar ocho tantos al Baskonia en menos de tres minutos. Nunca dejó de creer.
Ambos equipos llegaron con el yoga hecho de casa. Sin nervios. Buen baloncesto e ideas muy claras. El Valencia pasaba y bloqueaba a la caza del desajuste interior. Dubljevic hacía una gran labor, también San Emeterio (6-9). El rival respondía con idéntica serenidad. Llull manejaba el cotarro, pleno de energía con dos prórrogas a cuesta y a la vez flemático. Medía muy bien el ritmo y los acelerones. El talento de Randolph (10 puntos y 16 de valoración en el cuarto) y la entrada de Ayón abrían brecha: 20-13. Calma.
El Valencia no se descompuso. Perseveró en la amenaza y abrió el balón al perímetro. Tres triples seguidos y a la vez aceleró el ritmo, lo que vino bien a los blancos. Doncic le daba un buen relevo a Llull, aunque fue con la vuelta del menorquín (mal en el triple), y con Nocioni, cuando la brecha creció: 40-30. El control de la situación, sin embargo, se le escapó por la gatera de los rebotes, los que caían bajo su aro. De nuevo como al principio, o casi: 47-45. Reyes había salido de titular tras viajar a Madrid y volver por el nacimiento de su segundo hijo. Repitió en el tercer cuarto.