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El tenista más grande de la historia

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Roger Federer es el mejor jugador de la historia del tenis. Sin duda. Lo ha demostrado consiguiendo con 35 años otro Grand Slam, el número 18. Una cifra estratosférica. Cualquiera en su lugar podía haberse retirado en lo más alto, porque su último ‘grande’ lo había conseguido en Wimbledon 2012. Demasiado tiempo ya para un fuera de serie, que no había dejado de ser competitivo porque desde entonces había alcanzado tres finales y cinco semifinales de Grand Slam, no lo olvidemos, pero que no había conseguido rematarlas. No es fácil para alguien de su nivel acumular esas frustraciones y seguir viajando tantas semanas por el mundo, con una familia numerosa ya, para intentar saborear otra vez la dulzura del éxito.

Sin embargo, el maestro de Basilea nunca dio síntomas de querer rendirse, pese a que Nadal le hubiera amargado las celebraciones muchas veces y que Novak Djokovic y Andy Murray dieran un paso más para sacarle de lo más alto. Cuando Rafa Nadal ganó el cuarto set y se colocó 3-1, no me pude imaginar que el suizo fuera capaz de darle la vuelta. Esa película ya la habíamos visto otras veces. Sin embargo, jugó los puntos con una espantosa serenidad, con paciencia, sintiendo sobre él una presión aplastante que consiguió controlar. Al final, se llevó un partidazo que merecía tener dos ganadores.

Al principio del torneo nadie, quizá ni ellos, pensaba que podrían estar de nuevo en la final. Lo que han hecho Federer y Nadal tiene un mérito extraordinario. Y, si mantienen su nivel, para el suizo asoma la posibilidad de ganar un octavo Wimbledon, porque conoce esa hierba como la palma de su mano; y para Nadal el décimo Roland Garros en una tierra que es su casa. Andy Murray y Novak Djokovic tendrán que espabilar mucho si no quieren que los dos veteranos vuelvan a dominar los grandes torneos. Está por ver cómo reaccionarán después de Australia. Que esto no pare.